1876
* El 31 de enero, Williamson D. Crothers, agente de los apaches mescaleros en Fort Stanton (Lincoln County, New Mexico) solicita 12 rifles Winchester para protegerles de los robos que sufren a manos de hombres blancos, siendo el ejército incapaz de perseguir a los ladrones. (Aunque en septiembre del año anterior estuvo en contra de establecer una policía de mescaleros, en enero Crothers cambió de opinión. Creía que la manera más rápida y menos costosa de detener las incursiones era formar una fuerza policial, estando él y sus empleados presentes para evitar que los mescaleros respondiesen de forma violenta.
A principios de febrero, los mescaleros sufrieron más robos de caballos. Sospecharon de un grupo de unos 30 a 40 estadounidenses de origen mexicano que vivían en La Boquilla [Lincoln County, New Mexico]. La Boquilla era un “fortín perfecto, con lagunas y otros medios de defensa, pasos ocultos para huir y escondites secretos”. Sus ocupantes habían alardeado de tener más de 200 caballos ocultos a menos de 16 km de La Boquilla, y desafiaban a quién quisiera que los encontraran. Tras el informe del robo, un destacamento formado por un sargento y ocho soldados, pertenecientes a la compañía “H” del 9º de Caballería [Buffalo Soldiers], se dirigió a La Boquilla, acompañados por dos mescaleros y varios ciudadanos [uno de ellos John N. Copeland, empleado de la reserva]. En La Boquilla encontraron solo a cuatro hombres, recuperando ocho caballos).
* En febrero, las raciones son claramente insuficientes en la Reserva Chiricahua ([Cochise County, Arizona]. El gobierno disminuyó la cantidad de carne vacuna de 403.243 kg a 294.835 kg, claramente insuficiente para las ocho rancherías chiricahuas: las chokonen de Taza, Cathlay, y Chihuahua; las bedonkohes de Gordo, Chiva y Esquine; y las nednais de Juh y Nolgee, aumentando el problema la presencia de apaches de otras reservas. Jeffords les recomendó que fuesen de caza a las Dragoon Mountains [Cochise County, Arizona], en la parte oriental de la reserva, para paliar el problema.
Además de la escasez de carne vacuna, una epidemia de viruela desatada en New Mexico, obligó a algunos chiricahuas a ir a zonas más altas para protegerse. Tenían miedo de que los blancos les contagiasen. Los más mayores recordaban las epidemias de 1843-44 y 1861-62, que se habían llevado la vida de 75 a 100 chiricahuas en Janos [Chihuahua] y Fronteras [Sonora]. Cuando instalaron a sus familias, dos grupos partieron de la reserva para incursionar por México. Skinya, un viejo y experimentado guerrero, y 12 familias [unas 60 personas] se establecieron en las Dragoon Mountains. Juh con varios bedonkohes y nednais, se dirigió a Chihuahua; y Skinya, al mando de 14 hombres, fue a Sonora.
El 8 de febrero, el grupo de Skinya atacó una caravana de suministros que se dirigía a Cocóspera [municipio de Imuris, Sonora]. Con los primeros disparos mataron a tres mexicanos y capturaron a otro. El quinto escapó, huyendo durante 14 km, perseguido por varios apaches a pesar de estar herido. Finalmente, fue alcanzado, matándole. Mientras, un viejo jefe que llevaba un gorro con un espejo en la parte delantera, sujetaba al prisionero. Probablemente, era Skinya, quien inexplicablemente señaló el camino a Imuris, dejando ir al mexicano. Esta era una de las características de los apaches, eran caprichosos, capaces de perseguir a un hombre hasta matarlo, y, en cambio, dejar vivo a otro que tenían en su poder.
Pocos días después, Skinya se dirigió a su ranchería de las Dragoon Mountains, deteniéndose en el rancho de Gideon Lewis, situado junto al río San Pedro, al que pidió harina. Lewis le dio y se fueron. Cuando Skinya se reunió con sus familiares, se enteró de que Taza había llevado a sus 180 seguidores chokonen de vuelta a las Dragoon Mountains. Posteriormente, un apache fue al rancho de Lewis y avisó a su socio, llamado O’Brien, para que se fueran porque los otros apaches habían hablado de la posibilidad de atacarles.
Alentado por su éxito, Skinya y Kushkla intentaron persuadir a los hijos de Cochise [Taza y Naiche] para que se fueran de la Reserva Chiricahua. Skinya aún estaba decepcionado porque Cochise nombrara jefe a su hijo Taza, por lo que esperaba convencer a su yerno Naiche de que se fuera, intuyendo que si lo hacía, Taza le seguiría. Pero en las mentes de Taza y Naiche aún perduraban las palabras de su padre en el lecho de muerte, por lo que rechazaron la propuesta de Skinya, estallando una pelea durante una fiesta con tiswin en la que resultó muerto un hombre de cada bando y un nieto de Cochise. El muchacho era probablemente hijo de Naithlotonz [hija de Cochise] y Shui-eet [también conocido como Sheta, un hijo de Chiva].
Inmediatamente, Taza y Naiche volvieron a la Agencia con sus seguidores acampando cerca de Apache Pass. Poco después de la pelea, Pionsenay [hermano de Skinya] y Kushkla cogieron cinco hombres para incursionar en Sonora, regresando a primeros de abril con 13 caballos y más botín, incluyendo un poco de polvo de oro valorado en 100 $.
Por entonces, Juh y Nulah volvían a la reserva con varios caballos y mulas. Es conocido que robaron varios caballos de la Hacienda de San Lorenzo [Chihuahua]. El coronel mexicano Joaquín Terrazas les persiguió logrando darles alcance, atacándoles el 19 de marzo. Recuperó parte de los caballos y capturó a un muchacho.
Cuando Jeffords descubrió que Juh había incursionado por Chihuahua, fue a su ranchería y confiscó 11 de los animales robados. Lo que siguió hizo que fuera la más importante crisis desde la muerte de Cochise.
En marzo, Nicholas M. Rogers, dueño de un rancho en Sulphur Springs [Cochise County, Arizona], usado como estación de diligencias, llamado por los chiricahuas “Tut-sose”, que quiere decir “agua escasa”, había comprado un barril de whisky en Tucson [Pima County, Arizona], llevándolo a la estación a pesar de las advertencias de Jeffords de que eso podría acarrearle problemas. [Cuatro años antes, Rogers había sido acusado de vender whisky a los soldados en Fort Bowie. Había seguido al pagador hasta Bowie y vendió whisky a los soldados fuera de la instalación militar]. De algún modo, los apaches se enteraron de su compra, por lo que el 6 de abril, Pionsenay y Piarhel [hermano de Kushkla] fueron al rancho de Rogers con el polvo de oro o dinero de su última incursión en Sonora. Rogers les vendió varias botellas de whisky por 10 dólares cada una.
Al día siguiente, Pionsenay volvió con su sobrino Nazarzee, y compró más whisky antes de irse para su campamento en las Dragoon Mountains. Borracho, Pionsenay se peleó con su hermano Skinya y cuando sus dos hermanas intervinieron, las mató. Pionsenay y Nazarzee se fueron y volvieron al rancho de Rogers, llegando allí alrededor de una hora después de la puesta del sol, sobre las 18:00 horas del 7 de abril.
A primeras horas de la tarde, Orizoba O. Spence, socio de Rogers, había vuelto al rancho después de una exitosa persecución de tres hombres que les habían robado una mula y un caballo una semana antes. Spence era un antiguo soldado de caballería que había ganado una «Medalla de honor», durante un enfrentamiento el 20 de octubre de 1869, luchando contra Cochise en el Rucker Canyon, en las Chiricahua Mountains, asociándose a Rogers después de licenciarse en 1874. Ambos estaban sentados, desarmados, en el porche de su casa. Pionsenay quería más whiskey, pero esta vez Rogers se negó. Pionsenay inmediatamente le disparó, matándolo. Spence corrió al interior para coger su rifle Henry, pero un apache le disparó antes de poder usarlo. Seguidamente, saquearon la estación llevándose un caballo cargado de whisky, cartuchos, y provisiones antes de regresar a su campamento en las Dragoon Mountains.
Una hora más tarde, un hombre llamado Brosier llegó a la estación descubriendo la escena. Rápidamente, se dirigió a Fort Bowie, llegando allí poco después de la media noche. Lo que dijo coincidía con lo que Jeffords había oído alrededor de una hora antes. Taza había enviado a Teese, quien había servido como guardaespaldas de su padre, con la noticia. Jeffords pidió ayuda al capitán McLellan, quien ordenó al teniente Austin Henely coger 44 hombres de la compañía “H” del 6º de Caballería, con raciones para cinco días, para que fuese con el agente a la estación de Sulphur Springs. Dos civiles de Fort Bowie se unieron a los soldados. Salieron al amanecer del 8 de abril, dirigiéndose primero al campamento de Taza, situado a unos 19 km del fuerte, probablemente cerca del actual Bonita Canyon, en las Chiricahua Mountains.
Cuando se aproximaban a la ranchería, Jeffords se percató de que los apaches se habían dirigido a las cimas de las montañas. Jeffords pidió a Henely que llevase el destacamento a Sulphur Springs. Cuando Henely se fue, Teese y Jeffords se aproximaron al campamento. El agente convenció a Taza de que estaban a salvo mientras permaneciesen donde estaban, sugiriéndoles que se aproximasen a Apache Pass, lo más lejos posible de la banda de Skinya. Taza y tres chokonen se unieron a Jeffords como guías. Antes de salir, dijo a Chiva que asumiese el control y mantuviese unidos a los demás hasta su regreso. Al anochecer llegaron a la estación de Sulphur Springs, donde el destacamento de Henely les estaba esperando.
Esa noche, el teniente Henely y Jeffords encontraron el barril de whisky, causante de los problemas. Rogers le había añadido tabaco y una gran cantidad de chile para darle fuerza al licor, según contaría Jeffords al historiador Thomas E. Farish [la decocción de la mezcla de chile y tabaco podía volver loco a un hombre].
A primeras horas de la mañana siguiente, el 9 de abril, llegó un mensajero con la noticia de que los seguidores de Pionsenay habían matado a un hombre y herido a otro en dos ataques a unos ranchos junto al río San Pedro. Ocurrió que durante la noche del 7 de abril, Pionsenay y Nazarzee habían regresado a su ranchería con su botín, informando a Skinya del ataque a la estación de diligencias. Rápidamente, el grupo de Skinya, que sumaba unas 50 personas, incluyendo 12 hombres, levantaron el campamento y se dirigieron a Sonora.
Pionsenay cogió a sus siete hombres [Kushkla, Piarhel, Nazarzee, Broaches, Tiscli, y otros dos que no se conocen los nombres] dirigiéndose al rancho de Gideon Lewis, quien estaba plantando patatas en su campo. El socio de Lewis, O’Brien [el receptor, dos meses antes, del aviso por parte de un apache de que podrían atacarles] estaba fuera cazando en las montañas. Había avisado a Lewis de que nunca estuviera desarmado cuando trabajaba en el campo, pero este no le hizo caso. Lewis vio a unos apaches reuniendo sus cuatro caballos, por lo que fue con muchacho mexicano a ver qué pasaba. Tiscli disparó a Lewis matándolo al instante mientras varias balas agujerearon la ropa del muchacho. A pesar de eso, el joven escapó hacia la maleza desde donde vio a siete u ocho apaches.
De allí, se dirigieron al rancho de un hombre llamado Brown, que estaba regando su campo. Broaches le disparó en la pierna, hiriéndole gravemente, aunque consiguió arrastrarse hasta la maleza, permaneciendo escondido hasta que un grupo de ayuda lo encontró a la mañana siguiente. Los apaches habían destrozado su casa, llevándose los rifles y la munición. Al tener prisa por reunirse con Skinya, abandonaron cuatro mulas de Brown al tener problemas para capturarlas.
Mientras tanto, el teniente Henely, dejando a ocho hombres con los heridos, decidió perseguir al grupo de Skinya, acompañado de Jeffords, Taza, y otros tres chokonen, siguiendo el rastro hasta las Dragoons Mountains. No está claro si siguieron el rastro o, basado en la intuición de Taza, fueron directamente al sur, a las San José Mountains, hoy llamada Mule Mountains [Cochise County, Arizona]. Taza pensó que Skinya iría a esas montañas para desde allí dirigirse a Sonora. En cualquier caso, a las 10:00 horas de la mañana del 10 de abril, después de 128 km de marcha, con solo dos horas de descanso, encontraron a la banda de Skinya en la cima de un alto pico al que se accedía a través de profundos cañones y estrechas crestas. Cuando se acercaron, los apaches abrieron fuego con sus fusiles sin conseguir acertar a nadie. Mientras se producía el intercambio de disparos, Taza se puso de pie sobre una roca para intentar hablar con Skinya. Los hombres de este, bien protegidos, hicieron otra descarga de disparos, obligando a los soldados a retirarse. Taza ofreció coger a sus tres guerreros para sacar a la banda de Skinya de la montaña si Henely le dejaba los soldados para ayudarle. El teniente pensó que perdería muchos hombres en un asalto, por lo que, después de dos horas de intercambio de disparos, decidió regresar a Fort Bowie, llegando el 11 de abril. Skinya pudo llegar a Sonora, y allí se reunió con Pionsenay.
Al regresar, Jeffords de inmediato se dedicó a calmar las preocupaciones de los apaches. Taza avisó a los otros jefes de que permanecieran en la reserva. Para separarlos de la banda de Skinya, Jeffords les trasladó a la cara este de las Chiricahua Mountains. Por entonces, llegaron a Tucson [Pima County, Arizona] rumores de que todos los apaches habían dejado la reserva, excepto un jefe llamado Ka-cheez [posiblemente refiriéndose a Chihuahua, cuyo nombre apache era Kla-esch o Tlai-heez], el cual había ido a Fort Bowie. Otro informe de Fort Bowie afirmaba que alrededor de 50 chihennes y algunos coyoteros White Mountain se habían unido a la banda de Skinya. No era cierto. Ningún chiricahua de la reserva se había unido a Skinya. Un comerciante de Tucson, Esteban Ochoa, a quien los chiricahuas conocían muy bien, llegó a Camp Grant a las 21:00 horas del 9 de abril, informando que Delgadito y Esquine habían dejado la reserva, con sus seguidores chihennes y bedonkohes [44 hombres y 126 mujeres y niños, según el informe de Jeffords del 30 de junio]. Otro informe posterior indicaba que eran 32 hombres y alrededor de 100 mujeres y niños en total. Y a principios de mayo, dos ciudadanos de New Mexico, volviendo a La Mesilla desde Apache Pass, informaron que Jeffords les había dicho que 200 apaches habían dejado la reserva para ir a Ojo Caliente [Socorro County, New Mexico]. Aparentemente, entre 150 y 200 apaches dejaron la reserva para ir a New Mexico pocos días después de la sublevación de Pionsenay.
Cualquiera que fuese la cantidad de apaches, un pequeño grupo incursor robó 19 mulas de una mina cerca de Clifton [Greenlee County, Arizona] antes de irse al este, a Ojo Caliente, donde el grupo de avanzadilla llegó a mediados de abril. Los bedonkohes, después de tres años de ausencia, fueron vistos como intrusos. Encontraron la situación en Ojo Caliente casi como la habían dejado. Como Jeffords, el agente de los chihennes, John Shaw, había agotado sus suministros de carne. Tras un mes sin carne en sus raciones, los chihennes estaban enfadados, hablando sobre ir a México y hacer un tratado allí. El comandante del distrito de New Mexico, el coronel Edward Hatch, salió de Santa Fe para ir a Ojo Caliente y aplacar el enfado de los apaches, asegurándoles que el ejército les alimentaría hasta que Shaw recibiera los fondos necesarios de la Oficina India. Hatch les encontró extremadamente desafiantes, armados con rifles Springfield, Winchester y Sharp. Se percató de que algunos acababan de llegar de la Reserva Chiricahua, pero se equivocó cuando les dijo que participaron en la muerte de Rogers y Spence.
Poco después de la llegada de Hatch, estallaron dos peleas entre los recién llegados de la Reserva Chiricahua y los chihennes de Victorio. La primera fue el 20 de abril, y la segunda al día siguiente. En una acalorada discusión sobre emprender o no el sendero de la guerra, el grupo de Victorio mató a tres apaches de la Reserva Chiricahua. La única pérdida de Victorio fue la muerte de Chisito [Chie], el guía de buen humor del general Howard. Varios hombres resultaron heridos. Como resultado de la pelea, los bedonkohes de Esquine se fueron a un área deshabitada del suroeste de New Mexico y a las montañas del norte de Chihuahua. Mientras, el gobernador de Arizona, Anson Pacely Killen Safford, ideó planes para sofocar el «levantamiento apache» y empezar el proceso de la definitiva disolución de la Reserva Chiricahua. Una vez cerrada, habría que trasladar a unos 700 chiricahuas [considerando que entre 200 y 225 seguidores de Esquine y Skinya ya se habían ido].
El 15 de abril, el “Arizona Citizen” y el gobernador Safford, criticaron duramente a los chiricahuas y a Tom Jeffords: “… el tipo de guerra necesaria contra los apaches chiricahuas, debe ser constante, implacable, sin esperanza, indiscriminada, matando a hombres, mujeres y niños… hasta que cada valle, cresta y peñasco envíe al cielo las agradecidas cenizas de los chiricahuas pudriéndose”. Los chiricahuas habían dejado de incursionar en Arizona después de que se establecieron en su reserva, y los colonos blancos, cada vez más confiados con la pacífica situación, comenzaron a ocupar tierras alrededor de la reserva. Sin embargo, había muchas sospechas indicando que los
chiricahuas hacían incursiones en Sonora. Jeffords lo negó, afirmando saber en todo momento dónde estaban sus apaches. Los contaba solo trimestralmente, y las estimaciones de la población de la reserva por otros observadores discrepaban ampliamente de sus cifras. Apaches de otras reservas llegaban con frecuencia a la Reserva Chiricahua, y Jeffords los alimentaba igualmente, aunque sin control. Calculaba alimentos en lugar de pesarlos, no daba tickets de
racionamiento, y no registraba la cantidad que les daba. Los apaches conservaban sus armas, ya que Jeffords creía que sería imposible desarmarles. Les permitía cazar en la reserva, y no hizo ningún intento de aplicar la política de la Oficina de Asuntos Indios de guiarlos hacia el camino del hombre blanco. Como el terreno era malo para la agricultura y no tenían ganado, estos apaches hicieron pocos progresos hacia el autoabastecimiento. Jeffords se llevaba bien con los chiricahuas, quienes confiaban en él. Según William Ohnesorgen, encargado de la estación en el San Pedro River de la “Butterfield Stagecoach”, y que detestaba al agente, Jeffords era “sucio en su manera de vivir, viviendo entre esas malditas cosas [los apaches]”, hecho que tal vez explicaba su influencia. Cuando el Inspector de Asuntos Indios, Edward C. Kemble, visitó la reserva en el otoño de 1875, pensaba que Jeffords gustaba a los chiricahuas debido a su flexible administración. Vio al agente presuntuoso, convencido de que solo él podía encargarse de los chiricahuas. Kemble pensaba que otra persona con coraje y determinación podría hacerlo tan bien como Jeffords; y con un buen método podría mejorar enormemente su rendimiento. En su informe, a finales de 1875, recomendó que se cerrara la Reserva Chiricahua y que los apaches fueran trasladados a San Carlos.
El 12 de abril, cinco días después de la muerte de Rogers y Spence, Saford se reunió con John Clum, y entre los dos idearon planes para tratar el futuro de los chiricahuas. Clum volvió a San Carlos, y el 14 de abril, telegrafió a Safford informando que había organizado una fuerza de policía de 235 apaches, quienes “estaban muy impacientes para ir en una expedición contra los chiricahuas”. Al día siguiente, Safford telegrafió a Clum: “Me he enterado hoy que una parte de la banda no había huido”. A pesar de que conocía la situación, Safford envió un ambiguo, si no engañoso, telegrama al Comisionado de Asuntos Indios en Washington, informando que los chiricahuas se habían revelado, excepto Taza y unos pocos seguidores. Safford quizás pensó que esa “mentira” podría ayudar a desarrollar la agricultura y la minería en las tierras que ocupaban los chiricahuas.
El 19 de abril, el gobernador telegrafió a John Wasson, antiguo editor del “Arizona Citizen”, que estaba en Washington, recomendando que el gobierno cerrara la Reserva Chiricahua y trasladase a los apaches a San Carlos o a Ojo Caliente. Al día siguiente, el Congreso proporcionó los fondos necesarios para el traslado de los chiricahuas; y el 3 de mayo, el Comisionado de Asuntos Indios, John Quincy Smith, telegrafió a Clum para que se hiciera cargo de la Reserva Chiricahua, despidiese a Jeffords y, si era factible, trasladarlos a San Carlos.
El 10 de mayo, Skinya envió un emisario a Jeffords diciéndole que quería entrevistarse con él. Entre el 20 de abril y el 2 de mayo, la banda de 12 hombres de Skinya había atacado dos caravanas de suministros y a varios viajeros en los distritos de Moctezuma y Arizpe, matando al menos a nueve hombres y llevándose un centenar de cabezas de ganado, caballos y mulas.
Jeffords se reunió con Skinya a unos 8 km de la Agencia. Skinya explicó que había huido de la reserva después de los ataques de Pionsenay, temiendo que los militares les atacaran y que sus mujeres y niños muriesen en el enfrentamiento. Skinya insistió que solo tres hombres [Pionsenay, Broaches y Nazarzee] de los 12 hombres de su banda habían participado en la muerte de los tres estadounidenses. Los otros nueve hombres, incluyendo Tiscli, quien mató a Lewis, habían acampado a unos 37 km al sur de Apache Pass, probablemente en Turkey Creek Canyon. Jeffords acompañó a Skinya a su campamento descubriendo que Pionsenay, Broaches y Nazarzee, también estaban allí. Según diría Jeffords, Pionsenay y sus dos seguidores cargaron sus armas amenazando con matarle. Skinya se enfrentó a su hermano protegiendo con sus hombres al agente, que regresó a Apache Pass.
Al día siguiente, la banda de Skinya fue a la Agencia sin Pionsenay y sus dos amigos, quienes se habían ido al sur de las Chiricahua Mountains. Con la ayuda de su yerno Naiche, Skinya se puso bajo la supervisión de Taza, cerca de su ranchería en el Bonita Canyon. Mientras, Jeffords dijo al capitán McLellan que se negaba a tener ningún contacto con el grupo de Pionsenay y sugería a los militares que hicieran lo posible por capturarle. El 11 de mayo, miembros de la banda de Skinya, compraron suministros en la tienda del cantinero, lo que aprovechó el periódico “Arizona Citizen” para decir, el 13 de mayo, que uno de sus clientes había matado a Rogers y a Spence. Otro día informó que Jeffords, que sabía del regreso de los “asesinos”, informó al capitán McLellan de su presencia, y que ninguno de los dos había hecho nada por detenerlos. Por supuesto, el periódico estaba en un error, ya que el autor de las muertes, Pionsenay, no había aparecido por allí. Quizás se refería a Piarhel, quien había estado al principio con Pionsenay comprando whisky al rancho de Rogers; o Tiscli, quien había disparado a Lewis.
Mientras Clum estaba organizando la policía apache de San Carlos, el general Kautz estaba preparando tropas y suministros para emprender una misión que, según los informes que llegaban de Fort Bowie, podría desencadenar otra guerra apache, por lo que, para doblegar la posible resistencia de los chiricahuas, decidió hacer una demostración de fuerza, ordenando a la caballería participar en las operaciones. En caso de que se resistiesen, él y el gobernador Safford habían ideado tres medidas:
Primero, habían avisado al gobernador de Sonora y al coronel Hatch, en New Mexico, para que desplazasen tropas a lo largo de sus fronteras con Arizona.
Segundo, Kautz estaba reuniendo 550 soldados y 100 exploradores nativos cerca de la Reserva Chiricahua.
Tercero, el gobernador Safford, quien claramente desconfiaba de Jeffords, lo mantuvo desinformado, contratando a su antiguo ayudante, Fred Hughes, para que contactase con los chiricahuas.
El 23 de mayo, Clum informó desde Tucson que todo estaba preparado para el traslado. Tenía 54 policías apaches, con el antiguo cautivo de los chiricahuas, el indio ópata Merejildo Grijalva, como intérprete. Tres días más tarde, mientras esperaba que Kautz llegase de Prescott [Yavapai County, Arizona], la policía apache se pintaron la cara e hicieron una danza para la gente de Tucson con Grijalva como maestro de ceremonias. Esa misma noche, Taza llamó a Jeffords para hablar de un asunto de suma importancia. Dijo a Jeffords que se iba de la Agencia para que no le matasen a él ni a su hermano porque no iban a dejar las Chiricahua Mountains. Jeffords recordó la promesa que hizo a Cochise: “Si alguna vez dejo a tu gente, lo haré en un lugar donde puedan vivir seguros”. Jeffords había dado su palabra, y Taza había prometido a su padre que siempre obedecería a Jeffords. Después de oír esos argumentos, Taza accedió a ir.
Mientras, Safford envió a Fred Hughes a Apache Pass para conocer las intenciones de los apaches. Hughes habló con Taza y Naiche sobre los planes que había para llevarlos a San Carlos. Le dijeron que aunque se oponían al traslado, estaban a favor de la paz bajo cualquier circunstancia. En vez de San Carlos, pidieron a Hughes que hablase a su favor con Clum para separarles de los Western Apaches, y les ubicase cerca de Pueblo Viejo, a 11 km al este de la actual población de Safford [Graham County, Arizona]. Hughes sabía que esa zona no era parte de la reserva, pero aun así trasladó la petición al agente Clum. Después, Hughes se reunió con Skinya, quien rehusó dejar su territorio, “jurando morir antes que ser trasladado”. Los dos principales líderes nednais, Juh y Nolgee, también se opusieron. Gordo, el jefe bedonkohe, ya había llevado a sus seguidores al Steins Peak, para irse a Ojo Caliente si estallaba la guerra. Allí, el Inspector Indio Edward C. Kemble visitó en mayo la Reserva Hot Springs de Ojo Caliente [Socorro County, New Mexico], descubriendo la extensión de los sobornos y la corrupción existente. Los seguidores de Gordo llegarían a Ojo Caliente en dos grupos, el 14 y el 18 de junio. El agente de la reserva, John Shaw, informó de la llegada de Gordo; su hijo Perico [primo segundo de Gerónimo]; Bonito [un apache White Mountain casado dentro de la banda bedonkohe]; y Chinche.
Kautz, que había llegado a Tucson el 31 de mayo, telegrafió a capitán McLellan, comandante de Fort Bowie, para que le informase de la situación. McLelland contestó que creía que los chiricahuas lucharían porque había oído que Taza “había jurado morir antes que ser trasladado”. Esto era contradictorio con lo que Taza había dicho a Hughes, identificando mal al autor de esa declaración [Skinya por Taza]. Esa errónea información hizo que Kautz desplegara sus tropas, saliendo ese mismo día, 31 de mayo, de Camp Lowell [Pima County, Arizona] para Fort Bowie, con tres compañías de caballería al mando del coronel James Oakes).
* Durante los meses de abril y mayo de 1876, una banda de apaches lipanes, liderada por Washo Labo, incursiona por la zona montañosa situada sobre el Eagle Pass (Maverick County, Texas), robando varios caballos, y matando a 12 texanos. (Durante la noche del 20 de junio, un destacamento al mando del teniente John Lapham Bullis, cruzó el Río Grande, persiguiéndoles durante tres días, hasta alcanzarles. Los lipanes huyeron a las montañas, dejando atrás 23 caballos que fueron recuperados por los soldados.
Antes de que terminase el mes de junio, Bullis volvió a cruzar el Río Grande, enviado por el coronel William Rufus Shafter, con un destacamento de 19 hombres, para espiar a los lipanes y tratar de encontrar su ranchería. Los lipanes les descubrieron y huyeron.
Pensando que no irían lejos, Shafter salió de Fort Duncan [Maverick County, Texas] con cinco compañías de caballería, cruzando el Río Grande por un punto situado a 40 km de su unión con el Pecos, cabalgando por el interior de Coahuila durante cinco o seis días hasta que se detuvo. Bullis siguió adelante con unos 20 soldados y los exploradores seminolas negros para encontrar la ranchería lipán. Tuvieron éxito, ya que al amanecer del 30 de julio de 1876, Bullis atacó, y después de un duro enfrentamiento mataron a 14 guerreros, y capturaron a cuatro mujeres. Después de quemar la ranchería, se llevaron un centenar de caballos y mulas.
Durante la retirada, fueron perseguidos por un numeroso destacamento del ejército mexicano. Cuando iban a ser alcanzados, llegó Shafter con sus 300 soldados. Después de unas tensa conversación, los mexicanos accedieron a que los estadounidenses continuaran su camino hacia el Río Grande).
* El 2 de junio, Fred Hughes deja la Reserva Chiricahua y se reúne en Tucson con Safford y Clum. (Como Hughes esperaba, Clum rechazó la petición de Taza de ir a Pueblo Viejo, aunque accedió a asignarle la antigua ubicación de Camp Goodwin, que estaba a cierta distancia de los asentamientos de los Western Apaches. Al día siguiente, el 3 de junio, Hughes salió para Apache Pass para informar a Taza lo que había dicho Clum.
Ese mismo día, 3 de junio, el general Kautz ordenó que cinco compañías del 6º de Caballería, acompañados por Clum y su policía apache, salieran de Tucson para Fort Bowie.
Al comandante Charles E. Compton, con las compañías “C”, “G”, “I” y “M”, del 6º de Caballería, con otra compañía de exploradores apaches que fuera al San Simon Valley [Cochise & Graham Counties, Arizona], a unos 32 km al nordeste de Apache Pass.
Al capitán George M. Brayton, con las compañías “A”, “D” y “E”, del 6º de Caballería, y la compañía “B” de exploradores apaches, al mando del jefe de exploradores Al Sieber, que fueran a Sulphur Springs, al oeste de Apache Pass [Cochise County, Arizona].
Kautz planeaba alcanzar Fort Bowie el 5 de junio para saber qué habían decidido los chiricahuas, guerra o paz.
Mientras, Fred Hughes estaba a medio día de camino del cuerpo principal de las tropas, alcanzando la Agencia de Jeffords a últimas horas de la noche del 4 de junio. Al poco de llegar, vino un mensajero apache [Teese] del campamento de Taza, diciendo que había habido un enfrentamiento entre los grupos de Taza y Skinya. Los hombres de Skinya y los nednais estaban molestos por la presencia de fuerzas militares cerca de la reserva. Skinya y Pionsenay trataron de convencer a Taza y Naiche para que se uniesen a ellos en su negativa a ser reubicados en la Reserva de San Carlos. Según lo que contó el emisario apache a Jeffords, Skinya, Pionsenay y una docena de seguidores, entre ellos algunos nednais, entraron en el campamento de Taza. Skinya pidió a Taza que se uniese a él para unir a todos los chiricahuas en una huida hacia México. Taza, fiel a la promesa hecha a su padre de mantener la paz, se negó. Borrachos de tiswin [corroborado por Gerónimo en sus memorias] hubo un intercambio de disparos. El joven Naiche, de solo 20 años, alzó su rifle y apuntó a su suegro Skinya, disparándole en la cabeza, matándole. Taza mató a Kushkla, e hirió a Pionsenay en la articulación del hombro, creyendo que lo había herido mortalmente porque lo vio desaparecer entre las rocas, perdiendo gran cantidad de sangre. Los partidarios de Taza mataron a Tiscli, Piarhel, y a Nazarzee, e hirieron a Broaches y a otros dos hombres. En el tiroteo fallecieron dos hombres de Taza, incluido su cuñado Sheta [hijo de Chiva], y otros dos resultaron heridos. Entonces los partidarios de Skinya se dispersaron. Temiendo que volviesen con más seguidores, incluidos más nednais que simpatizaban con Skinya y Pionsenay, Taza envió a Teese a pedir ayuda a Jeffords.
El agente explicó la situación al capitán McLellan, quien envió al teniente Henely, con 30 soldados de las compañías “H” y “L”, al campamento de Taza. Tom Jeffords y Fred Hughes fueron también, y cuando estaban llegando, en la mañana del 5 de junio, se encontraron con Nolgee [Ca-ca-ri-za], quien iba con un grupo de nednais con la aparente intención de ir contra el grupo de Taza. Los soldados de Henely dispararon una salva de advertencia por encima de sus cabezas, dispersándolos.
Gerónimo estaba con los nednais, manteniéndose a cierta distancia de los conflictos de los chokonen. Tenía una ranchería en la base occidental de las Chiricahua Mountains para incursionar tanto en México como en New Mexico. Jeffords se reunió con él y con Nolgee. Ambos líderes estuvieron de acuerdo en ir con Taza para reunirse con Clum y con el general Kautz.
Alrededor de las 09:00 horas de la mañana del lunes 5 de junio, Taza iba al frente de sus seguidores [200 según Clum, 250 según Kautz] hacia Fort Bowie, llegando allí una hora antes que Clum, Kautz, y sus cinco compañías del 6º de Caballería. Clum, que iba con su policía apache [54 aravaipas y White Mountain], entregó a Jeffords una copia del telegrama que le autorizaba a hacerse cargo de los chiricahuas y de la Agencia, y a cesarle.
La mañana del 6 junio [día oficial del cierre de la Reserva Chiricahua] Taza y otros tres chokonen, probablemente Chihuahua, Cathlay [también llamado Colle, Kutle o Chullah], y Nahilzay, se reunieron con Clum y el general Kautz. Chiva también estaba presente con su pequeño grupo de bedonkohes. Fred Hughes recordaría un resumen del discurso de Taza: “Taza dijo a Clum que le gustaría que le permitieran permanecer en la actual reserva; ya que era ahí donde vivieron y murieron sus antecesores; él no tenía la culpa de los actuales desmanes y comentó que había acompañado a las tropas enviadas a castigar a los renegados y que él finalmente había logrado matar a los indios involucrados en el levantamiento. Dijo que había mantenido siempre el tratado hecho por su padre con el general Howard, y que siempre lo haría. Pero dijo que, si era nuestro deseo que fuera a San Carlos, iría; que le hemos tratado bien a él y a su gente, y que él no lo olvidaría. También recordó las últimas palabras de su padre, diciéndole que viviera siempre en paz con los blancos. Luego, señalando a la pequeña banda que le rodeaba, exclamó: Esta pequeña banda vivirá siempre en paz con ustedes. Si, por alguna desgracia, debieran morir todos, excepto uno, ese último nunca olvidará lo que ustedes han hecho por nosotros y será su amigo”.
Hughes dijo que las palabras de Taza emocionaron a todos los presentes, pero la decisión estaba tomada. Clum dijo que les asignaba el viejo Camp Goodwin [Graham County, Arizona], cerca de la Sub-agencia. Taza dijo a Clum que unos 20 hombres de la vieja banda de Cochise no tenían intención de ir a San Carlos. El jefe chokonen se mostró reacio a ser obligados a trabajar, diciendo que no sabían nada de agricultura. Clum y Kautz acordaron no quitarles las armas, decidiendo dejar ese tema para otro día [de hecho solo fueron desarmados cuando se rindieron en septiembre de 1886].
Al día siguiente, 7 de junio, los apaches nednais Juh y Nolgee, y el bedonkohe Gerónimo fueron a hablar con Clum para discutir el traslado a la Reserva de San Carlos. Gerónimo hizo de portavoz [probablemente porque era el único que había estado presente en las reuniones con el general Howard en 1872; y en parte porque Juh solía tartamudear cuando se alteraba]. Cuando Howard hizo el tratado con Cochise, estos tres chiricahuas habían optado por vivir en la Reserva Chiricahua, diciendo Jeffords que habían recibido raciones desde entonces, pero, sin duda, se habían beneficiado de la cercanía de la reserva con México para pasar parte del tiempo allí. Accedieron a ir a San Carlos, pero dijeron que su gente estaba dispersa lejos de la Agencia, necesitando unos 20 días para traerlos. Hughes, pensando que Juh no tenía intención de ir, dijo a Clum que no negociase, pero este ignoró el aviso de Hughes, dándole cuatro días, lo que Juh aceptó. Después de hablar, Hughes dijo en privado a Kautz que no creía que los nednais aparecieran, por lo que el general ordenó a Compton que fuese al sur de las Chiricahua Mountains, pero fue demasiado lento. Los nednais habían ido a su campamento, reunieron a su gente y ganado, y abandonaron todo lo que les impediría una rápida huida a Sonora. Clum, siempre proclive a culpar de los errores a los demás, nunca explicó su cuestionable decisión.
Al día siguiente, 8 de junio, Pionsenay [de quien Jeffords había informado que había muerto] envió a Es-Tash a Fort Bowie, para decir que acampaba a 16 km de Apache Pass y que le permitiesen ir “para morir de sus heridas”. Clum desarmó a Es-Tash, quitándole su Winchester y su revólver, enviándole de vuelta al campamento de Pionsenay con el sargento Tau-el-cly-ee [más conocido como Talkalai, alcanzó el grado de sargento en junio de 1876], y 20 de sus policías apaches, para detener a Pionsenay y a sus seguidores. Regresaron ese mismo día con él [posteriormente se escaparía], con un viejo, y con 38 mujeres y niños. Eran todos los que quedaban de la vieja banda de Skinya, excepto Broaches y unos pocos hombres que se habían ido a Sonora con los nednais.
Los policías apaches dijeron que habían pasado por el lugar donde habían acampado Juh, Gerónimo y Nolgee [Ca-ca-ri-za], con unos 400 hombres, mujeres y niños. Habían estado muy cerca de la Agencia, pero se habían ido rápidamente la noche anterior en dirección a Sonora, matando a sus perros para no ser delatados por los ladridos, y dejando atrás muchas pertenencias que podrían retardar su marcha, como calderos, hachas, cueros, maíz, etc., dejándolo todo desparramado por el campo, y dejando un rastro que llevaba hacia Sonora. Ese mismo día, Tom Jeffords es cesado como agente de la Reserva Chiricahua.
Era obvio que Juh y los otros líderes habían pedido 20 días, no para traer a su gente, sino para ponerlos fuera del alcance del ejército. Clum inmediatamente pidió a Kautz que ordenara a las tropas que los persiguieran. Kautz ordenó al capitán George M. Brayton, del 8º de Infantería [al mando de las compañías “A”, “D” y “E”, del 6º de Caballería, y la compañía “B” de exploradores nativos, mandada por Al Sieber, jefe de exploradores] explorar la parte occidental de las Chiricahua Mountains hacia el sur, hacia la frontera mexicana, interceptando a cuatro chiricahuas que venían de una incursión por Sonora. Dos de ellos huyeron hacia la Reserva Chiricahua sin ser perseguidos mientras los otros dos iban en dirección opuesta, falleciendo en un pequeño enfrentamiento con los exploradores apaches de Brayton. Uno de ellos era un conocido incursor llamado Dandy Jim [no confundir con el Dandy Jim, ahorcado en Fort Grant, el 3 de marzo de 1882, junto a Dead Shot, y Skitashe, más conocido como Skippy por los sucesos del Cibecue Creek].
Al comandante Charles E. Compton, del 6º de Caballería [al mando de las compañías “C”, “G”, “I” y “M”, del 6º de Caballería, y otra compañía de exploradores indios] le asignó la parte oriental del San Simon Valley, con orden de seguir hacia el sur, hallando huellas de unos 25 o 30 caballos y mulas en dirección sureste. Las siguió hasta la frontera viendo que pasaban a Chihuahua. Estando sin agua para soldados y animales, Compton se volvió. Los apaches tuvieron suerte. Si en vez de Compton, hubiesen estado Brayton y Al Sieber [mucho más expertos] los apaches no hubiesen podido pasar sin tener un enfrentamiento con un resultado muy incierto. Kautz más tarde reprendió a Compton por no haber seguido a los chiricahuas por el interior de México.
Mientras tanto, el 12 de junio, unos carros del ejército, cargados con 300 chokonen, liderados por Taza, Naiche, Cathlay, Chihuahua y Nahilzay; y 22 bedonkohes, liderados por Chiva, salieron de Apache Pass hacia San Carlos. Eran 1/3 de los chiricahuas que había habido en la reserva. Solo 42 hombres iban en los carros, el resto eran mujeres y niños. Taza dejó a cuatro chokonen detrás, incluyendo uno que estaba mortalmente enfermo. Se unirían al resto en San Carlos a mediados de julio. Jeffords y Hughes acompañaron a Clum y a sus 54 policías apaches, escoltados por tres compañías de caballería al mando del coronel James Oakes. Los carros militares, según recordaría John Rope, un apache White Mountain, tenía los lados altos, yendo todos los chiricahuas en ellos, ya que ninguno iba montado en caballos. Con ellos, y custodiado, también iba Pionsenay, a quien el cirujano de Fort Bowie había curado su herida. Clum le llevaba para ser entregado a las autoridades civiles de Tucson, donde había llegado la noticia de su detención. Esa noche acamparon en Ewell Springs, a unos 24 km al noroeste de Apache Pass.
En Tucson, Charles H. Shibell, sheriff del Pima County, tenía una orden de detención por las muertes de Rogers y Spence. Yendo hacia el este con su ayudante, Ad Linn, Shibell se dirigió a la casa de Tom Williams, situada en el camino de Point of Mountain, donde esperó a Clum, llegando este al mediodía del 13 de junio. Clum había pensado llevar a Pionsenay a Tucson personalmente, custodiado por su policía nativa, pero el sheriff presentó su orden de arresto, por lo que Clum no tuvo más remedio que entregar a su prisionero. Eran las 14:00 horas del 13 de junio. Shibell y Linn le pusieron los grilletes y le colocaron en la parte trasera del carro, dirigiéndose a Tucson. Nueve horas más tarde, no muy lejos de Tres Alamos [Cochise County, Arizona], en el San Pedro Valley, miraron hacia atrás y vieron que había escapado. Mientras tanto, Clum había dejado a su policía apache y a los chiricahuas en Point of Mountain, para ir hacia el oeste, hasta Tucson. Al llegar a Tres Alamos se enteró de la fuga de Pionsenay, y se apresuró a enviar a su policía apache en su busca, resultando esta infructuosa. Lo que Clum no sabía es que Pionsenay había estado muy cerca de él. Cuando se escapó, se dirigió a la comitiva de apaches de Clum, persuadió a dos hombres [uno era probablemente Es-Tash], cuatro mujeres y un muchacho a que huyesen con él a México.
El 1 de julio, “The Arizona Sentinel” de Yuma [Yuma County, Arizona] reflejó una noticia del “Arizona Citizen” de Tucson en la que informaba de la huida del apache chokonen Pionsenay: “Lo siguiente es lo que ‘Citizen’ dice sobre el asesino infernal, Pionsenay, que escapó de algunos funcionarios civiles. La huida de Pionsenay parece haberse establecido en una permanente y humillante desgracia. La noticia fue recibida por el agente Clum que puso de inmediato a algunos de sus exploradores [un sargento y 10 hombres] tras el rastro y después de seguirle durante algún tiempo, descubrieron que a Pionsenay se le habían unido otros seis indios, dos hombres, dos mujeres y dos niños, quienes escaparon a las montañas […] Si Pionsenay es capturado o muere de sus heridas, no sería tan malo. Pero si, probablemente se recupera, o si no es capturado, posiblemente tendremos noticias frecuentes de él en el futuro. Esta huida puede causar la muerte de más víctimas inocentes”.
El sargento Price fue enviado con 15 hombres de las compañías “H” y “L”, del 6º de Caballería, para explorar las Sulphur Springs y las Chiricahua Mountains, por si encontraba algún apache que se hubiese quedado oculto para no ser trasladado a San Carlos y, quizás poder capturar a Pionsenay, pero tuvo que regresar sin ver signos de apaches.
El 13 de junio, el general August V. Kautz asumió el control de la Reserva Chiricahua. El 30 de octubre, la Reserva Chiricahua volvería a ser de dominio público, por Orden Ejecutiva del gobierno de los Estados Unidos. Kautz trató de acabar con los apaches “hostiles” que quedaban en la zona. En los próximos meses, según la prensa de Arizona, principalmente el “Arizona Citizen”, aumentaron los asaltos apaches, lo que hizo que el gobernador Safford y ese periódico se volvieran cada vez más críticos con la falta de resultados de Kautz.
La comitiva de chiricahuas llegó a San Carlos el domingo 18 de junio, instalándose junto al río Gila, a 3’2 km al sur del abandonado Fort Goodwin. Clum no preveía ningún problema con ellos siempre y cuando hubiera suficientes raciones. Sin embargo, los nativos de San Carlos eran aún más dignos de elogio. El jueves anterior habían recibido sus primeras raciones en cuatro semanas, pero no habían cometido depredaciones durante todo ese tiempo. Merecían mejor trato del que generalmente recibían por su buena conducta y paciencia, según declaró Clum, quien redactó un informe al Comisionado de Asuntos Indios: “El 18 de junio, los indios chiricahuas estaban ubicados en la Reserva de San Carlos sin problemas ni accidentes. La terrible sombra del temido nombre de esa tribu también se esfumó, y el ejército imaginario de 400 ó 500 formidables guerreros se redujo al modesto número de 60 salvajes mal armados y peor vestidos”.
Clum cuestionó abiertamente la integridad de Tom Jeffords, declarando que el número de apaches que había habido en la Reserva Chiricahua había sido, con mucho, sobreestimado. Clum calculó que Jeffords había tenido entre 415 y 445 apaches, repartidos entre los 325 de la banda de Taza, unos 60 nednais, y la banda de Gordo, de 30 a 60 miembros. Kautz también cuestionó los números de Jeffords [aunque eran más altos que los de Clum], declarando que habían sido muy exagerados. Contabilizó los 325 de Taza, añadiendo 209 nednais, y de 30 a 60 de Gordo, lo que sumaría unos 550 apaches. Cuando estas declaraciones se hicieron públicas, proporcionaron munición a la prensa del territorio para dañar la reputación de Jeffords y justificar lo que todos querían, abrir la Reserva Chiricahua para el desarrollo de ranchos y minas.
El principal problema con esas declaraciones respecto a los apaches de la Reserva Chiricahua era que nadie podía explicar las diferencias del censo entre los que estaban en la reserva en junio de 1876 y los que había presentado Jeffords al Comisionado de Asuntos Indios, que fue publicado en el Informe Anual de 1875. Jeffords informó que estaba alimentando a 965 apaches, lo que correspondía exactamente con el número que había dado raciones el 5 de julio de 1875. Pero cuando Clum y Kautz llegaron a la reserva el 5 de junio de 1876, solo había 300 chokonen, 209 nednais, y 25 del grupo mixto de bedonkohes y White Mountain de Chiva, es decir, 534. Además, siete chiricahuas se habían unido a Pionsenay, lo que sumaría 541 personas. Compensando las muertes y nacimientos, había otros 13 chokonen víctimas del levantamiento de Pionsenay, y otros guerreros muertos en México. En consecuencia, 422 apaches estaban ausentes de la reserva entre el 5 de julio de 1875, y el 12 de junio de 1876.
En el otoño de 1875, Ratón y Naliya habían dejado la Reserva Chiricahua para irse a Ojo Caliente, llevándose unas 12 personas con ellos. En el censo de 1875, Jeffords incluyó alrededor de 54 coyoteros White Mountain que estaban visitando a Chiva, dejando la reserva a finales de año, reduciendo el número a 356. Jeffords, en su último informe fechado el 30 de junio de 1876, explicó que pasó con los chiricahuas desaparecidos. Esquine y Delgadito habían liderado un grupo de bedonkohes y chihennes que habían dejado la Agencia durante el levantamiento de Pionsenay. Jeffords situó su número en 171, incluyendo 45 hombres, los cuales se dirigieron a Ojo Caliente, teniendo una fría acogida de Victorio y Loco. Otro grupo era el de Gordo, quien salió de la reserva a primeros de junio cuando vio la concentración de tropas de Kautz. Según Jeffords, eran 176 apaches, incluidos 36 hombres, la mayoría de los cuales se dirigieron a Ojo Caliente. Pero los bedonkohes de Gordo eran solo 85 miembros, sumando el resto alrededor de 40 chihennes y unos 50 chokonen que habían rehusado seguir a Taza [entre ellos Chato y Zele]. Según los informes del agente de Ojo Caliente, John Shaw, unos 140 apaches llegaron a su reserva provenientes de la Reserva Chiricahua. Probablemente, había más, quizás más de los 176 apaches que estaban con Gordo, porque sus informes eran incompletos. Con todo, los grupos de Esquine y Gordo totalizaban 347 personas, nueve menos que los necesarios para que cuadrasen los números.
Jeffords era un agente honesto. No hay ninguna evidencia de chanchullos o corrupción en su gestión. ¡Qué diferencia con otros agentes que vendían las raciones de los apaches y se embolsaban las ganancias! En cambio, llegó a comprar provisiones de su propio bolsillo. Cuando el Comisionado de Asuntos Indios, Edward Parmelee Smith, le suspendió de sus deberes, Jeffords comentó: “Soy ahora más pobre que cuando fui nombrado por primera vez”. Mientras fue agente, tres inspectores de Asuntos Indios examinaron sus cuentas, comprobantes, listas de censo, etc., y los tres lo encontraron todo en orden. Después de su despido, Jeffords envió su informe final al Comisionado de Asuntos Indios, quien lo envió a un auditor para la última revisión, encontrando una sola discrepancia, un comprobante de 4’50 $ que Jeffords había pagado para anunciar en un periódico de Tucson para un contrato de harina. El Departamento al final encontró la necesaria documentación para apoyar el gasto de Jeffords, cerró sus cuentas, dándolas por buenas.
El traslado forzoso de los chiricahuas de su reserva fue un error por parte del Departamento de Asuntos Indios sobre la base de los acontecimientos posteriores. A los chiricahuas no les gustaba la región de San Carlos y además aquella reserva estaba ya superpoblada por otras tribus apaches, algunas de las cuales eran enemigas entre sí. Asimismo, los chiricahuas se daban perfecta cuenta de que su reserva, que abarcaba el centro de su antiguo territorio, les había sido arrancada debido a los hechos delictivos de una minoría, a pesar de que la mayor parte de la tribu había realizado un gran esfuerzo por mantener la paz. El resentimiento que sentían iba a constituir un caldo de cultivo ideal para los apaches recalcitrantes como Gerónimo, que se negaban a aceptar ser internados en una reserva.
A mediados de julio, Clum tuvo una conversación con los jefes chokonen. Todo fue tan bien que no tuvo el menor temor respecto a la conducta de los chiricahuas. Aun así, pocos días después, Nahilzay huyó de la reserva con 25 chokonen, uniéndose a Pionsenay en México.
El resultado del traslado a San Carlos fue la separación de los chiricahuas en facciones. Gerónimo, Juh y Nolgee habían escapado para alcanzar la seguridad en México. Los cañones y montañas de la Sierra Madre constituían el único lugar donde Juh se sentía seguro. Pero a menos que recibieran raciones de alguien, tenían que incursionar para subsistir, por lo que intentó pactar una tregua en Janos [Chihuahua], pero las autoridades no podían alcanzar ningún compromiso porque las fuerzas de Terrazas estaban luchando contra las de Díaz por el control del Estado. Desilusionado, Juh intentó lo más difícil. A finales de julio, solicitó la paz en Fronteras [Sonora] mientras enviaba a Gerónimo a explorar la Reserva Hot Springs de Ojo Caliente [Socorro County, New Mexico] como posible refugio. Gerónimo llegó el 21 de julio, con 40 personas [entre ellas Delgadito, hijo del jefe del mismo nombre, siendo su nombre apache Nonithian, padre de Jason Betzinez]. Gerónimo vio al agente sobrepasado por su cargo y prácticamente impotente para hacer algo más que dar raciones a los apaches de la reserva o a cualquier otro que llegase. Gerónimo también tenía parientes en Ojo Caliente, y el lugar le atraía. Podía asentar su familia y sus bedonkohes allí, recibir raciones y usar la reserva como base para más incursiones. Otros apaches, como Gordo, que habían huido de la Reserva Chiricahua
en lugar de ir a San Carlos, hicieron lo mismo. Volvió a México, e informó a Juh, pero no le convenció.
Juh esperó un tiempo, pero Sonora acababa de salir de la disputada elección del gobernador en 1875, que había provocado un intenso enfrentamiento entre las fuerzas de Ignacio Pesqueira y las de Francisco Serna, cuyos seguidores creían que habían ganado la elección. Finalmente, en marzo de 1876, el presidente de México, Lerdo de Tejada, envió al general Vicente Mariscal a establecer el orden. La solicitud de Juh no entraba dentro de las prioridades de Mariscal, por lo que no la tomó en cuenta.
No teniendo noticias de Fronteras, Juh se dirigió a su vieja fortaleza de la Sierra Madre, pasando por la Sierra de Teras [municipio de Bavispe, Sonora] a finales de agosto. Mientras los chokonen de Pionsenay y Nahilzay, y el pequeño grupo nednai de Nolgee, cada uno de unos 15 hombres, habían incursionado hacía poco por Bacoachi y Cumpas, en el distrito de Moctezuma. Estos hechos acabaron por convencer a Sonora de que era imposible la paz).
* El 1 de julio, Frederick C. Godfroy, asume el cargo de agente de los apaches mescaleros en la Agencia de Fort Stanton (Lincoln County, New Mexico), sustituyendo a Williamson D. Crothers. (Los apaches mescaleros Antonio, Caballero, Cochito, Francisco, José de la Paz, José Dios, Juan del Navajo, Quintana, y Román manifestaron que estaban contentos con Crothers.
Godfroy contrató a J. A. Lucero, vecino de Las Cruces, para que fuese a donde estaban los mescaleros, cerca de la frontera entre los Estados Unidos y México, para animarlos a venir a la reserva. Prometió a Lucero 1’50 $ por cada guerrero que trajera, y 1 $ por cada mujer. Lucero hizo bien su trabajo, pues en agosto traería de vuelta a 147 apaches mescaleros.
Mientras Godfroy estuvo en el cargo, dos facciones lucharon por el control económico y político de esa zona, teniendo lugar la llamada “Guerra del Condado de Lincoln” en la que participó Billy el Niño. A los pocos días de llegar a la Agencia, se familiarizó con los hábitos y costumbres de los mescaleros, visitando casi todos los días sus campamentos. Godfroy informó que eran “los más valientes y belicosos de las tribus indias en el suroeste, pero al mismo tiempo parecían ser a la vez dóciles y propensos a la benevolencia”. También parecían ser “trabajadores muy dispuestos y con un gran deseo de agradar”. Desde el primer momento, Godfroy vio que los mescaleros necesitaban más ropa, ya que carecían de lo más necesario, escribió a principios de julio, pidiendo dinero para camisas. El 21 de agosto insistió de nuevo, diciendo que los mescaleros estaban casi desnudos. Sus alojamientos estaban hechos de ramas de pino, y durante las lluvias de otoño lo pasarían bastante mal.
Sin esperar respuesta, compró mantas. A mediados de septiembre, explicaría que debido a la extrema urgencia de la situación, había autorizado a los mescaleros a que cambiasen sus caballos por telas y mantas. Las compras no autorizadas de Godfroy, hizo que Edward Parmelee Smith, Comisionado de Asuntos Indios, le escribiera el 25 de noviembre, reprendiéndole y ordenándole detener las compras no autorizadas. Godfroy explicó que cuando llegó a la Agencia, los mescaleros recibían la mitad de las raciones, por lo que una gran banda había abandonado la reserva. Él sentía que tenía que alimentarlos porque, si no, sería responsable de un levantamiento.
Hasta el 1 de agosto de ese año, Godfroy sacrificaba reses para los mescaleros en el patio de la Agencia, cerca del lugar donde se repartían las raciones. Pero tras las lluvias de finales de verano, ese sitio se cubrió de una capa de barro y suciedad, por lo que construyó un matadero. El carnicero de la Agencia disparaba a cada animal con un rifle Winchester, calibre 44, y la carne se repartía fuera de allí. Godfroy creía que los mescaleros ancianos y enfermos no recibirían sus raciones en condiciones.
El 18 de agosto, Godfroy informó que las manadas de reses, a menudo comían y pisoteaban las pequeñas parcelas de maíz de los mescaleros, desanimándolos. Algunos preguntaban: “¿Por qué debemos trabajar para otras personas? Queremos ese maíz para nuestros caballos. ¿Por qué otros se aprovechan de nuestro trabajo?”. Pocas veces pudieron evitar estos destrozos, ya que normalmente estaban acampados a cierta distancia de sus campos para que sus propios animales estuviesen lejos de los cultivos. Solo una vez Godfroy fue capaz de obtener una compensación por los daños sufridos. Recibió una queja de un agricultor que vivía en los límites externos de la reserva diciendo que los caballos de los mescaleros habían dañado sus cultivos. Salió a comprobarlo y encontró al ganado del granjero dándose un festín en la huerta de un mescalero).
* En julio, el general August V. Kautz ordena el despliegue de patrullas a lo largo del territorio apache con escasos resultados. (El 14 de julio, un grupo de apaches mató a George Todenworth y a Joseph L. Cadotte, dos buscadores de oro, a unos 40 km al sur de Fort Bowie, en las cercanías de Pinery Canyon. Un tercer hombre, David Burroughs, testificó que fueron 15 apaches, y que creía que había matado a dos de ellos, seguidores de Pionsenay o de Juh. El sargento Marcus Robbins, al frente de 19 hombres de las compañías “H” y “L”, del 6º de Caballería, fueron enviados tras ellos. Robbins encontró el rastro de cinco apaches, siguiéndolo hasta la frontera con Sonora. Al no tener órdenes de cruzarla, volvió a Fort Bowie. A su regreso, exploraron zonas de las Chiricahua Mountains, destruyendo gran cantidad de harina y mescal que los apaches habían guardado en una cueva).
* El 22 de julio, Frederick C. Godfroy, agente de los apaches mescaleros en Fort Stanton (Lincoln County, New Mexico) recibe una comunicación de que las autoridades de Puerto de Luna, a 200 km al norte de la reserva, habían arrestado a un ladrón de caballos y le habían requisado una manada de caballos, algunos presumiblemente pertenecientes a los mescaleros. (Al tener conocimiento de ello, Godfroy agregó que los ladrones de caballos de La Boquilla [a unos 72 km de Fort Stanton] se estaban congregando ahora en Puerto de Luna, “su antiguo centro de operaciones para sus saqueos”.
Morris J. Bernstein, secretario de la Agencia, y siete mescaleros cabalgaron hasta Puerto de Luna para recuperar los caballos. Godfroy le había pedido al coronel George A. Purington, comandante de Fort Stanton, una escolta, pero su petición fue rechazada. Cuando Bernstein llegó, adquirió un alojamiento para los mescaleros en un rancho, a unos 4’8 km de distancia. Rápidamente, se percató de que habían reclamado todos los caballos confiscados, con excepción de dos mulas que habían sido enviadas a Las Vegas [San Miguel County, New Mexico], a unos 136 km. Como conocía a algunos ciudadanos en Puerto de Luna, Bernstein consiguió convocar una reunión pública. Se decidió que todos los animales robados debían ser llevados allí para su inspección. El sheriff dio permiso a Bernstein y a otros 10 hombres para que fueran con los mescaleros para traer todos los caballos que pudieran encontrar. Al día siguiente, llegaron caballos de todos los lados, y los mescaleros reclamaron 10 cabezas.
Sin embargo, solo recibieron siete porque no podían probar la propiedad de los otros tres. Entre los ciudadanos que ayudaron a Bernstein estaban Lorenzo Labadie, que había sido agente de los mescaleros en 1861; Pablo Analla, y M. Chaves. Bernstein, al enterarse de que otro caballo de los mescaleros estaba en posesión de un hombre blanco en Fort Sumner, tomó otro camino de regreso a la reserva. Tuvo suerte porque más tarde supo que una banda de ladrones de caballos estaban esperando en el camino principal para emboscarlo a él y a su grupo.
Godfroy concibió un plan para prevenir más robos por y a los mescaleros. Marcó toda su manada, unos 597 caballos y 122 mulas, con la marca del Departamento. También elaboró una lista de los animales y a quién pertenecía. Así esperaba poder recuperar los caballos robados a los apaches mescaleros, y devolver los robados por ellos.
Hubo más problemas cuando los mescaleros bebieron tiswin. En la tarde del 1 de agosto, surgió una pelea y dos apaches del Gila, que vivían con los mescaleros, mataron a uno de ellos e hirieron a otros dos. Entonces robaron varios caballos y huyeron. Al día siguiente, seis mescaleros solicitaron pases para ir a la Agencia de Ojo Caliente [Socorro County, New Mexico] a donde los apaches del Gila supuestamente habían ido. Godfroy se negó, pero cinco mescaleros fueron de todos modos. Godfroy notificó al agente John M. Shaw que estaba a la espera de los mescaleros, pero presumiblemente no sabía nada del asunto).
* En agosto, un grupo de apaches “hostiles” que habían salido de la Reserva de San Carlos (Gila, Graham & Pinal Counties, Arizona), mata a Thomas Hammond, un prospector minero, en algún lugar del Tonto Creek. (El capitán Charles Porter, del 8º de Infantería, con Al Sieber y sus exploradores Tonto apaches, los atacó el 15 de agosto, resultando herido un soldado pero matando a siete “hostiles” y capturando algunos más. Sieber fue enviado a encontrar y conseguir la rendición de los que habían huido.
Salió de Camp Verde [Yavapai County, Arizona] el 15 de septiembre con la compañía “B” y exploradores Tonto Apaches, atacando a los “hostiles” en algún lugar al este de Camp Verde, matando a cinco y capturando a 13, regresando con los prisioneros el 22 de septiembre. Porter y Sieber partieron de nuevo el 30 de septiembre buscando a los últimos responsables de la muerte de Hammond, matando a ocho guerreros y capturando a dos mujeres en la cabecera del Tonto Creek).
* El 18 de septiembre de 1876, el periódico de Washington, D. C. “The National Republican”, informa de la visita de una delegación apache a la capital federal. (La delegación estaba encabezada por el agente de la Reserva de San Carlos, John Philip Clum, acompañado del intérprete Merejildo Grijalva, el Dr. Sewell B. Chapin, y dos empleados. El periódico informó que los apaches eran 16 hombres, cuatro mujeres y un muchacho, aunque en las fotografías realizadas por
Charles Milton Bell, aparecen 14 hombres [uno de ellos no identificado], cuatro mujeres y dos muchachos: Sygollah o Saygully [yavapai]; Eskiminzin y su esposa [aravaipa / Pinal Apache]; Esh-ken-la o Eskinaw, más conocido como Diablo y su hijo [Cibecue Apache]; Eskayelah [coyotero White Mountain]; Hautushenhay or John Sneezer [Pinal Apache], miembro de la policía de San Carlos; Eskinilay, miembro de la policía de San Carlos, y su esposa [Pinal Apache]; Skellegunney [coyotero White Mountain]; Cushshashado [Pinal Apache], empleado en la tienda comercial de la Reserva de San Carlos, hablando bastante bien inglés;
Cathlay o Cullah [chiricahua]; Passalah [Pinal Apache], miembro de la policía de San Carlos; Napasgingush [Pinal Apache]; Capitán Chiquito y su esposa [Aravaipa Apache]; Cassadora y su esposa [Pinal Apache]; y otro muchacho. Probablemente, Taza [el hijo de Cochise] ya había fallecido cuando se realizaron estas fotografías.
Salieron de San Carlos el 29 de julio, viajando en tres carros [un carro grande tirado por cuatro caballos, un carro ligero biplaza tirado por dos caballos, y un carro cubierto biplaza tirado por cuatro caballos], avanzando lentamente por el valle del Gila hasta Pueblo Viejo [hoy Salomon, Graham County, Arizona], para luego desviarse y llegar a Silver City [Grant County, New Mexico]. El “Silver City Herald” publicó el sábado, 5 de agosto de 1876: “John P. Clum, agente de la Agencia de San Carlos, llegó aquí ayer con su séquito de apaches en su camino
hacia el este. Este grupo representa a los apaches aravaipas, Pinal, coyoteros y chiricahuas. Hay 16 hombres, cuatro mujeres y dos niños… El Sr. Clum salió de San Carlos el sábado pasado y tiene la intención de hacer una gira por el este para familiarizar a los indios con la extensión y el poder de nuestra nación, y proporcionarles esa información que puede conseguirse solo por contacto con las empresas y la civilización en el este. Ha tenido cuidado en seleccionar a prominentes e inteligentes jóvenes que apreciarán la visita y ejercerán una influencia adecuada a su regreso.
Durante un año, el Sr. Clum se ha esforzado por obtener una asignación para este propósito, pero sin resultado alguno. Ahora ha decidido tomarlos por su propia cuenta y dará entretenimientos en algunas de las grandes ciudades, ilustrando el verdadero carácter de estos indios salvajes tanto en tiempo de paz como de guerra. Con el producto de estas exposiciones espera sufragar todos los gastos ocasionados por la gira.
Si no encuentra desgracia ni accidente, creemos que esta aventura resultará más beneficiosa para los indios y para la gente en general que cualquier cosa que hayamos hecho hasta ahora por ellos”.
Tres semanas más tarde pasaron por Albuquerque [Bernalillo County, New Mexico] y por Las Vegas [San Miguel County, New Mexico], donde el periódico “Las Vegas Gazette” publicó el sábado, 26 de agosto de 1876: “John P. Clum, agente de los indios apaches en la Agencia de San Carlos en Arizona, pasó esta semana por la ciudad con un grupo de esos indios en ruta por los estados. Entre ellos estaba Taza, el actual jefe de los apaches chiricahuas. Él es el hijo del viejo jefe Cochise, quien era famoso en el territorio del sur durante las guerras que libró contra los colonos y viajeros. Él era un capaz y valiente indio y cometió muchas depredaciones sobre los colonos. Permaneció vigilante en el Cook’s Canyon y Apache Pass, y las numerosas tumbas al borde del camino hablan del destino de muchos viajeros y dan testimonio de la destreza de Cochise. Era el terror en el territorio del sur y muchas son las historias espeluznantes relatadas por viejos colonos de los atropellos perpetrados por él. Fue finalmente dominado por las tropas e hizo la paz. Creemos que nunca violó el tratado y dijo a su hijo Taza que siempre
permaneciera en paz con los blancos. El mandato del viejo guerrero ha sido completamente cumplido. El objeto de la presente visita a los estados es proporcionar una oportunidad a los protagonistas de la tribu de darse cuenta del poder de la civilización a la que se opusieron”.
Salieron de las Vegas [San Miguel County, New Mexico] para dirigirse a Trinidad [Las Ánimas County, Colorado], a 6’5 km de El Moro, a donde llegaron a finales de agosto para coger el tren y dirigirse al este. Tres días antes de cogerlo, Grijalva dijo a Clum que estaba preocupado por Taza. Parece que Taza se había jactado ante sus compañeros de viaje por las victorias de su padre conseguidas contra los estadounidenses. Según Taza, “los estadounidenses eran afortunados de que su padre firmara la paz, de lo contrario habría muy pocos blancos con vida”. Clum dijo a Grijalva: “No te preocupes. Que Taza disfrute de su sueño un poco más si le place. En un par de días estaremos en el tren y pronto verá casas, granjas, pueblos, y ciudades del país del hombre blanco. Sin duda esas exhibiciones serán una revelación para el jactancioso joven jefe”. Los apaches llamaban al tren “pesh-be-tin” [camino de hierro]. Poco después de que el tren arrancó camino de St Louis [Missouri], un par de mujeres comenzaron a llorar. Cuando Clum preguntó la razón, dijeron que temían no volver a ver San Carlos. Mientras viajaban en carro por las
mesetas y las montañas, no estaban preocupadas, pero una vez en el tren, viendo desaparecer las montañas y con las vastas llanuras por delante, estaban asustadas, pero pronto recobraron la calma.
En St. Louis estuvieron una semana, donde el 8 de septiembre, hicieron la primera de una serie de representaciones de un show llamado “Wild Apache”, para costear los gastos del viaje: “un consejo de guerra”, “una danza guerrera”, “la policía apache actuando”, “una mujer de luto por la muerte de su marido”, y “apaches en sus viviendas”. Pero la más llamativa fue un par de escenas de batalla en las que los 16 apaches combatían contra tres blancos, interpretados convincentemente por Clum, el Dr. Sewell B. Chapin y Merejildo Grijalva. Diseñadas para parecer emocionantes, las escenas mostraban combates mano a mano, salvajes enfrentamientos, bailes frenéticos, y muchos disparos. El primer combate terminó con una victoria apache, tras el cual cortaron las cabelleras a sus víctimas caídas [un grave error que el director de escena del teatro de St. Louis obligó al grupo a realizar]. En el segundo combate, separado por varios actos intermedios, los blancos ganaron, pero solo después de representarse varias atroces torturas apaches.
El sábado, 9 de septiembre, el periódico “St. Louis Globe” publicó: “Olympic Theatre. Teniendo en cuenta
el sentimiento popular en la actualidad contra el noble hombre rojo, el entretenimiento ofrecido en el Olympic Theatre anoche por la tribu de indios apaches de Arizona, bajo la supervisión del exagente John P. Clum, fue bien frecuentado. El círculo de vestimenta contenía muchas damas, el nivel superior estaba repleto de los golfos de la ciudad, y en el parquet se
veían cuatro Celestiales, que se sentaban cerca del escenario y parecían disfrutar de la actuación tanto como cualquiera. Estos indios apenas habían estado en la ciudad como una semana y poco o nada sabían de lo que era una gran ciudad, ni siquiera de lo que era un teatro hasta su llegada. Solo han tenido unos pocos ensayos, pero ni siquiera
estos los han convencido del todo de que es del todo apropiado y correcto, que exhiban públicamente sus modales y costumbres o bailen su danza de guerra detrás de las candilejas. Para ser su primer intento, lo hicieron muy bien anoche, sin embargo, muchos de sus actos son sorprendentemente realistas y pintorescos. La compañía está formada por 16 bravos y cuatro indias, y cuando se levantó el telón se presentaron ante el público con sus trajes completos. Es decir, estaban desnudos de cintura para arriba, pero tenían el pecho, la espalda, los brazos, el cuello y la cara pintados con todos los colores del arcoíris. El Sr. Clum los presentó en un breve discurso, después del cual se retiraron para prepararse
para el segundo acto. Este representaba un campamento indio donde los bravos son sorprendidos mientras entonan su peculiar y monótono canto alrededor de su fogata. Se produce un combate cuerpo a cuerpo, que acaba con el triunfo de los rostros pálidos. Sin embargo, hubo bastante lucha, y cuando el cuchillo del blanco brilló en el rostro del indio, que estaba sujeto en su fuerte abrazo, el aplauso, especialmente de las galerías, fue ensordecedor. El tercer acto fue un consejo de guerra indio, con discursos de los bravos y caciques. Por supuesto, la audiencia aplaudió cada discurso en el momento adecuado. Sin embargo, el acto más ridículo de toda la representación fue el que representaba a una mujer india que lloraba la
muerte de su marido. Lo que estaba destinado a ser patético, y que sin duda afecta cuando se hace en el momento y lugar adecuados, fue realmente la parte más divertida del espectáculo. Sale una india con una manta vieja echada sobre la cabeza y los hombros, y arrodillada en el suelo, mueve la cabeza y lanza los más desesperados gritos. Para una audiencia estadounidense, su voz no transmite la más mínima emoción de dolor, y cuando ella gime, solo pueden ver una actuación que hace que sus costados tiemblen de risa. El quinto acto reveló a los valientes en una gran danza de guerra, que fue una de las mejores cosas que se hicieron durante la velada. La segunda parte cambió el programa al permitirle al hombre rojo una victoria sobre el
rostro pálido, el primero haciendo el ataque. Incluido en esto estaba el baile indio del cuero cabelludo. El cuadro final mostraba a los indios en casa, participando en juegos sociales y tan felices y contentos como cualquier hombre blanco. Toda la actuación fue agradable.
Hoy habrá una matinée a las 14:00 horas y otra función a la noche, la última que se dará en esta ciudad”.
A pesar de las expectativas optimistas de Clum, la aventura teatral de los apaches fracasó después de solo tres actuaciones en St. Louis. Clum pensó que el público estaba asustado por el realismo de las escenas de guerra. Sin embargo, había otro motivo para el fracaso del espectáculo. El país seguía en shock por la muerte del general George Custer y su destacamento del 7º de Caballería en Little Big Horn, apenas tres meses antes a manos de los sioux. Frente a esa catástrofe nacional, los nativos “salvajes” [incluso aquellos cuya hostilidad era puramente teatral] merecían poca admiración.
Continuaron viaje y pasaron por Cincinnati [Ohio], llegando el 15 de septiembre a Washington, D. C. El presidente estaba fuera, pero se reunieron con el Comisionado de Asuntos Indios, quien accedió a pagar el gasto del viaje de regreso a Arizona. Visitaron la Casa Blanca, cogieron un crucero sobre el río Potomac, y asistieron al circo Barnum. Pero el domingo, 18 de septiembre, llovió torrencialmente sobre la capital. Los apaches del desierto temblaban por la humedad y la tormenta. Poco después, Taza enfermó de neumonía, y a pesar de los cuidados médicos, falleció el 26 de septiembre, a la edad aproximada de 33 años. Al día siguiente fue enterrado con los máximos honores en el “Congressional Cemetery”, contando con la presencia del general Oliver Otis Howard, y el Comisionado de Asuntos Indios, John Quincy Smith. La ceremonia la ofició el reverendo J. E. Rankin, de la Primera Iglesia Congregacional de Washington. Nada más terminar el funeral, Clum llevó a la delegación apache a Philadelphia [Pennsylvania] donde visitaron la “Centennial Exposition”.
A mediados de octubre, Clum y sus acompañantes subieron al tren rumbo a El Moro [el Dr. Sewell B. Chapin se quedó en Washington] donde les esperaban los carros y los carreteros para llevarlos a Arizona. A la mañana siguiente de su llegada a El Moro, Clum puso la delegación a cargo de Merejildo Grijalva y dos empleados de la Agencia mientras él iba a Delaware [Delaware County, Ohio], donde el 8 de noviembre se casó con Mary Dennison Ware. La filántropa y universitaria Katharine C. Turner dijo: “El viaje de Taza es el más infructuoso para el Gran Padre Blanco que se conozca. Viajó más de 3.200 km sin otra razón que ayudar a pagar los gastos de viaje de un hombre blanco a su novia; vino cuando su Gran Padre Blanco no estaba; y no pudo sobrevivir para regresar, ya que se dirigió a un viaje más largo, a donde un Soberano más alto”.
Naiche se enteró de la muerte de su hermano cuando Merejildo Grijalva y Cathlay regresaron a la reserva, probablemente a principios de diciembre. Según la escritora Eve Ball, Clum y su esposa llegaron a San Carlos pocos días antes del 1 de enero de 1877, no recibiendo a Naiche, que había ido a preguntar qué había pasado con su hermano. Naiche permaneció tres días en la puerta de la Agencia, rehusando Clum verle, lo que hizo sospechar a Naiche de que su hermano había sido envenenado. Cuando finalmente Clum le explicó lo ocurrido, no le creyó. Eskiminzin, el jefe aravaipa, aseguró a Naiche que el agente había hecho todo lo que era bueno por Taza mientras estaba enfermo, y lo correcto después de su muerte. Las palabras de Eskiminzin parece que calmaron a Naiche).
* A primeros de octubre, Juh y Gerónimo envían a Zebina Nathaniel Streeter (también conocido como el “Apache Blanco”) para intentar abrir negociaciones con el prefecto de Moctezuma para sus 209 seguidores. (Streeter afirmó que se había unido a los nednais para salvar su propia vida después de revelar la corrupción existente en la Agencia de San Carlos. Mientras Streeter estaba negociando, Gerónimo y un jefe llamado José María Elías, cuyo nombre apache era Nat-cul-ba-ye, se separaron de Juh, y enviaron mensajeros a Bavispe [Sonora] y Janos [Chihuahua]. Su grupo estaba formado por 53 personas. Obviamente, esperaban que no hubiese ninguna campaña mexicana mientras Streeter estaba negociando.
El general Vicente Mariscal, nuevo gobernador de Sonora, era cautelosamente optimista sobre la propuesta de los chiricahuas. Dio instrucciones a los oficiales en Moctezuma: “Al ser así, la conducta que esta tribu siempre muestra no hay garantía de su creencia y de sus promesas. El gobernador desea hacer la paz, pero aconseja que la experiencia nos ha enseñado a no ser engañados. Las condiciones son: Ellos podrán vivir en paz con el Estado en cualquiera de las cinco colonias militares a una distancia de unos 4’8 km del presidio; deberán entregar sus armas; ellos serán contados diariamente; no podrán salir del área sin permiso del agente que les será entregado. El gobernador acepta alimentarlos y vestirlos; si aceptan plantar, él les protegerá contra todos los ataques. Por su parte, ellos solo tienen que vivir en paz con los mexicanos y todos los demás habitantes de este estado, y estará prohibido pasar a otro territorio a cometer depredaciones”.
Streeter permaneció en la zona durante cuatro semanas. Habló con el coronel Elías, el comandante militar de los presidios del norte, quien dijo a Streeter que ofrecía a los apaches una reserva en Santa Cruz o en Bacoachi. Elías concedió a los apaches ocho días para que llegasen, pero nunca aparecieron. Streeter fue a Ures y de allí a Guaymas, donde se reunió con el gobernador Vicente Mariscal a primeros de diciembre.
Pero Streeter no sabía que Juh se había cansado de esperar, decidiendo ponerse a salvo en lo alto de la Sierra Madre, junto al río Aros, un lugar donde las tropas mexicanas tenían pocas ganas de ir. El mes anterior, sus guerreros habían matado a 10 sonorenses y herido a cuatro personas en el distrito de Sahuaripa. En respuesta a ello, a mediados de noviembre, una patrulla de ese distrito sorprendió el campamento de Juh en Chamada [municipio de Sahuaripa, Sonora], cerca del límite con Chihuahua. Los soldados mataron a dos apaches y recuperaron una gran cantidad de material y siete animales. Aun así, Mariscal dijo a Streeter que quería hacer un tratado si Juh cumplía con los términos de los que hablaron en octubre. Streeter volvió al campamento de Juh con la oferta, pero el jefe nednai no quiso entablar nuevas negociaciones.
Mientras, en el sur de New Mexico, pequeños grupos de chihennes, liderados por Miguel Tuerto y Ratón, y los bedonkohes de Esquine, continuaron viviendo en las montañas del sudoeste de New Mexico, principalmente desde el sur y oeste de las Florida Mountains [Luna County, New Mexico] hasta el área que se extendía hasta el límite sureste de Arizona. Estos grupos habían cometido pequeñas depredaciones en New Mexico y en el norte de Chihuahua. A mediados de agosto, varios rancheros informaron que una banda de 150 apaches había acampado en la cabecera del Gila, pero después de robar algo de ganado junto al río Mimbres y cerca de Silver City [Grant County, New Mexico], se dirigieron al sur, hacia las Florida Mountains.
A principios de septiembre, un grupo de vaqueros de ranchos situados en el río Mimbres fue tras su rastro, persiguiéndolos hasta las Tres Hermanas Mountains, a unos 16 km al noroeste de la actual Columbus [Luna County, New Mexico]. Los chiricahuas llamaban a esta baja sierra, que va de norte a sur, “Dziltai”, que significa “Tres Montañas”. Para los chihennes eran sagradas, ya que algunos de ellos habían recibido allí su “poder”. En sus laderas recolectaban mescal en primavera, y en sus partes altas recogían nueces y bellotas en el otoño. Un grupo de unos 25 guerreros se había separado del resto cuando los vaqueros descubrieron su campamento. Aproximándose a unos 90 metros, estos dispararon al centinela, matándole probablemente. Se entabló un tiroteo hasta que los apaches huyeron del lugar.
Paralelamente, el ejército también iba tras ellos. Una patrulla de 25 hombres afroamericanos de la compañía “F”, del 9º de Caballería, conocidos como “Buffalo Soldiers”, al mando del capitán Henry Carroll, había salido de Fort Selden [Doña Ana County, New Mexico] el 12 de septiembre. Al anochecer llegaron al Rancho Solcum, al suroeste de la Sierra de las Uvas [Doña Ana County, New Mexico], y reemprendieron la marcha durante toda la noche, llegando a las resecas Florida Mountains [Luna County, New Mexico] a la salida del sol, recorriendo en total unos 80 km. Aunque había poca madera, la mayor parte era matorral, la hierba era buena, pero no encontraron agua. Carroll informaría: “El destacamento conseguía agua haciendo agujeros con sus tazas de lata en la tierra y arena de los barrancos. La cantidad se agotaba en dos horas, por lo que era necesario conseguir más agua o dejar la sierra”. Aun así siguieron avanzando y al día siguiente encontraron el rastro de unos pocos jinetes. Lo siguieron, encontrando a dos apaches heridos, quienes escaparon después de herir a un soldado. Después de abrevar lejos de la sierra, siguieron avanzando, encontrando a dos apaches llevando caballos robados. Mataron a uno y capturaron ocho caballos. Carroll informaría: “Los indios en cuestión iban armados con la mejorada carabina Sharps de cartucho metálico de calibre 50. No llevaban arcos, ni flechas, ni lanzas. Sus caballos iban cargados con carne fresca de vaca, y muchos de ellos tenían los cascos protegidos con cuero crudo [la típica ‘herradura’ apache], algunos de ellos desgastados”.
El 15 de septiembre encontraron un campamento apache. Cuando atacaron, los apaches estaban dormidos y descansando sus caballos. Un soldado disparó al jefe destrozándole el brazo. El jefe continuó disparando a los soldados apoyando el rifle en su brazo roto hasta que recibió una descarga de 20 disparos que le mató. Los “Buffalo Soldiers” hirieron al menos a otros tres apaches, capturando 11 caballos. Se cree que eran “chiricahuas de Arizona”, siendo probablemente miembros del grupo de Esquine. [Hay discrepancias en las bajas apaches. Carroll informó de un muerto y tres heridos; el “Santa Fe New Mexican” informó, el 18 de septiembre, que eran 16 muertos; y el “Arizona Weekly Citizen” informó, el 23 de septiembre, que los muertos eran 14].
Mientras, la situación en Ojo Caliente [Socorro County, New Mexico] se había vuelto inestable tras el cierre de la Reserva Chiricahua. Los bedonkohes de Gordo, algunos chihennes de Delgadito, y algunos chokonen de Chato y Zele estaban en Ojo Caliente. El grupo de Gordo había llegado primero, llevando la noticia de lo ocurrido entre los seguidores de Taza y Skinya. Luego llegó Zele con unos pocos apaches. Con él iba la familia Tissnolthos, formada por tres hermanos, uno de los cuales se rendiría con Gerónimo en septiembre de 1886. Después de la llegada de Gordo, el agente Shaw pidió instrucciones a Washington. El 21 de junio, el Comisionado de Asuntos Indios le autorizó a darles raciones hasta que se encontrase una solución, y que hiciese todo lo posible para mantenerles en la reserva. Shaw se alegró de esas noticias, pero un mes más tarde diría: “Los indios chiricahuas son jóvenes guerreros que tienen buenas armas, buenas monturas, son muy arrogantes, es difícil su administración y pueden causar serios problemas”.
El 13 de julio, mientras los empleados de Shaw estaban repartiendo raciones, un jefe chiricahua interrumpió el reparto demandando una mayor cantidad de raciones de las que se les daban. Loco, ansioso por preservar la paz, se presentó para evitar problemas. El jefe chiricahua atacó a Loco, y este le disparó en defensa propia, matándolo. Sus parientes cogieron las armas y por un momento pareció que estallaría una pelea. Al final prevaleció la calma, celebrando los jefes un consejo, decidiendo que Loco debía pagar a la familia del muerto, mercancías por un total de 57’50 $.
El 22 de julio, el Comisionado de Asuntos Indios, John Quincy Smith, decidió que los chiricahuas que habían venido a Ojo Caliente debían ser trasladados a San Carlos. Por entonces, Smith había sido despedido por incompetente, estando esperando su relevo, que sería James Davis, quien no llegaría hasta el 15 de octubre. Mientras esperaba la llegada de Davis, tuvo más problemas. El 9º de Caballería estaba en campaña contra los chiricahuas, sin saber si eran pacíficos u “hostiles”, una distinción difícil de saber si cometían robos cerca de la reserva.
El 4 de septiembre, una patrulla salió de Camp Vincent [Catron County, New Mexico], un pequeño puesto de tiendas de campaña, establecido para una compañía del 9º de Caballería, en la parte nordeste de las Black Range. El subteniente Henry Haviland Wright, con varios exploradores navajos [uno de ellos Barboncito, que había vivido con los chihennes] fueron a ayudar a unos civiles que habían sido objeto de robos de ganado por parte de los apaches. Wright admitió que no tenía ni idea de los límites de la Reserva de Ojo Caliente porque “no aparece en ninguno de nuestros mapas militares”. Guiados por Barboncito, los soldados siguieron el rastro de un apache a caballo, probablemente Washington, el hijo mayor de Victorio. El rastro llegaba hasta la ranchería de 27 wickiups de su padre, situada en el interior de la reserva.
Los apaches tuvieron suerte. Kinzhuna era un adolescente que había ido con dos jóvenes a cazar venados. Cuando vieron a los exploradores navajos volvieron corriendo al campamento para dar la alarma. Victorio ordenó a todo el mundo dejar el campamento e ir a las montañas. Kinzhuna y su madre fueron a caballo. Con el fin de ocultar su rastro, se dispersaron, dieron vuelta atrás, antes de encontrarse todos otra vez en las montañas.
Cuando Wright vio la ranchería, ordenó atacar. A lo lejos, un guerrero insultó a los soldados mientras, desafiante, palmeaba su trasero en señal de burla. Los hombres de Wright ocuparon la ranchería y quemaron las wickiups, destruyendo los campos de maíz, las provisiones y los utensilios de cocina. El 8 de septiembre, el agente Shaw informó a Edward Parmelee Smith, Comisionado de Asuntos Indios: “… Los indios apenas escaparon para salvar sus vidas, y esto sin motivo ni provocación de ninguna clase. Los indios estaban en perfecto orden y ni siquiera se les acusaba de haber hecho nada malo”.
A pesar de que Wright no identificó exactamente el lugar, el periódico “Grant County Herald”, el 9 de septiembre, situó la ranchería en el río Cuchillo Negro, a unos 32 km al sudoeste de la Agencia, es decir, dentro de la reserva. El agente Shaw protestó ante el coronel Hatch, declarando que Wright no tenía motivos para actuar así, habiendo dejado a los seguidores de Victorio sin medios de subsistencia. Al no haber habido heridos entre los apaches, parece que estos no quisieron tomar represalias, aunque Shaw diría: “… Es difícil vencer la indignación”.
Exactamente, un mes más tarde, el 8 de octubre, Shaw informó a Smith: “Un grupo [se cree que de ciudadanos] hizo una incursión dentro de la reserva… y se llevó una manada de caballos que pertenecía a los apaches. Los indios están muy enfurecidos y no dudo de que se vengarán… Algunos no dudarán en unirse a los indios que están recorriendo y haciendo depredaciones por Sonora. Indios desconocidos aparecen en la Agencia y de repente desaparecen. Hasta aquellos que permanecieron en las montañas de la Reserva Chiricahua iban y venían, cooperando juntos y causando problemas. Hoy he contado nueve indios desconocidos”.
Estos hechos dejaron a los apaches de la reserva nerviosos y agitados; y seguían llegando nuevos chiricahuas. El 15 de octubre, llegó James Davis, reemplazando a Shaw al día siguiente. Pocas semanas después, llegarían 50 chiricahuas más, cifrando la cantidad entre 500 a 600 personas. Davis pidió a los jefes que trajeran sus bandas y sus familias para poder registrarlas. Dijeron que muchos estaban enfermos y no podían venir, pidiendo a Davis que esperara al siguiente verano, pero se negó, y para demostrar que iba en serio pidió, el 3 de noviembre, al coronel Hatch que la caballería protegiese la Agencia y a sus empleados.
Pidió ayuda a Hatch porque Loco estaba preocupado, ya que había muchos jóvenes rebeldes, bedonkohes y chokonen de Ojo Caliente, partidarios de ir a incursionar. Hatch ordenó al capitán Charles Steelhammer, destinado en Fort Craig [Socorro County, New Mexico] que investigase. Steelhammer cogió a 15 hombres, llegando a Ojo Caliente el 22 de noviembre, un día antes del siguiente reparto de raciones. Aunque encontró a los apaches comportándose bien, corroboró las preocupaciones de Davis. No solo los apaches no querían ser contados, sino que durante una conversación con cuatro jefes, Loco le urgió a traer más soldados porque él no podía controlar a los llegados de otras reservas. Steelhammer, mezclando el “ruido de sables” con diplomacia, dijo a los jefes que si él no podía controlar la situación, el coronel Hatch conseguiría “hacer de ellos buenos indios utilizando todos los soldados que tenía”.
Steelhammer comprobó que los apaches estaban bien armados [principalmente con rifles de retrocarga Springfield] y con buena provisión de munición. Incluso vio una de las últimas carabinas de caballería en sus manos. En conclusión, acertó en señalar el más importante problema que tenían las reservas apaches en el Sudoeste, la inexperiencia de los agentes, normalmente del Este, nombrados por su afiliación religiosa. Steelhammer remarcó que Davis “parecía ser un buen y honesto hombre, pero sin experiencia e intimidado ante cualquier dificultad”. El capitán volvió a Fort Craig, esperando que su presencia hubiera calmado la situación en la Agencia.
A pesar de los avisos de Steelhammer, los líderes chiricahuas se comportaron de manera insolente, rechazando que Davis los contara. El 2 de diciembre, telegrafió al Comisionado de Asuntos Indios en Washington: “Es necesario establecer una compañía de caballería en la Agencia hasta que pueda contar a los apaches y establecer un sistema de entrega de raciones en el lugar correspondiente. Los jefes rechazan ser contados y llevarse el ganado muerto. Intentaré hacer listas y contarlos el próximo jueves, 7 de diciembre, y darles las raciones correspondientes… El comandante de Fort Craig necesita instrucciones para hacerlo así”.
El 6 de enero de 1877, Davis informó que había dado raciones a 521 apaches; una semana más tarde habían aumentado a 672, sugiriendo que otros chiricahuas, Gerónimo y Esquine, habían llegado a la Agencia. Si sumamos los 300 chokonen de San Carlos, unos 972 chiricahuas estaban en reservas. Eso significaría que unos 275 estaban fuera, unos 225 en México con Juh, Nolgee, y Pionsenay, y una pequeña banda en el norte de Chihuahua y en el sudoeste de New Mexico, liderado por el líder chihenne Miguel Tuerto. Muchos de estos recién llegados, incluido Gerónimo, habían venido después de que un destacamento estadounidense hubiera destruido su campamento.
En noviembre, Gerónimo, que se había separado de Juh, el cual decidió permanecer en México, regresó a los Estados Unidos, pero no a Ojo Caliente, sino que fue con un pequeño grupo de bedonkohes y chihennes que habían estado viviendo en las Animas Mountains [Hidalgo County, New Mexico] y en las Florida Mountains [Luna County, New Mexico]. Eran los chihennes de Miguel Tuerto y Ratón, y los bedonkohes de Esquine. Gerónimo y su familia, con unos pocos seguidores, se instalaron con ellos.
En diciembre, Gerónimo dirigió un grupo de chiricahuas en una incursión a través del sur de Arizona, hacia el Sonoita Valley [Santa Cruz County, Arizona]. El 1 de diciembre, un gran grupo de apaches robó 21 caballos del rancho de James Hughes, cerca del viejo Camp Crittenden [Santa Cruz County, Arizona]. Además de las depredaciones realizadas anteriormente por Pionsenay, que aún vivía en México, ya recuperado de su herida de bala, los apaches habían vuelto a agitar el sur de Arizona. Hughes telegrafió al general Kautz, quien ordenó al subteniente John Anthony Rucker ir tras ellos. Salió de Fort Bowie el 11 de diciembre, con 10 hombres de las compañías “H” y “L”, del 6º de Caballería, y 34 exploradores apaches White Mountain, de la compañía “C”, y el guía Jack Dunn, hallando el rastro cerca de Camp Crittenden, seis días más tarde, “jurando seguirlo hasta el final sin importar a dónde o a qué territorio llevase”. Su entrega impresionó a los editores del “Arizona Weekly Citizen”: “Todo el que lo conoce dice que lo hará”. Sus exploradores siguieron las huellas al este, hacia las Huachuca Mountains [Cochise County, Arizona], a través del río San Pedro, y volvió por las Chiricahua Mountains [Cochise County, Arizona]. Esperando deshacerse de sus perseguidores, los chiricahuas se dirigieron al norte, hacia el Steins Peak, para repentinamente ir al sur. Rucker regresó a Fort Bowie el 30 de diciembre para aprovisionarse.
El 4 de enero, volvió a salir con un médico, 17 soldados del 6º de Caballería y los 34 exploradores apaches White Mountain, de la compañía “C”, y Jack Dunn. Volvieron al Steins Peak donde, el 7 de enero, los exploradores encontraron el rastro. Al día siguiente, envió a Dunn con los exploradores para explorar el sureste del Lower Animas Valley [también llamado Valle de las Playas] hacia las Leitendorf Hills y el norte de las Pyramid Mountains [Hidalgo County, New Mexico], mientras él salía a las 15:00 horas con su destacamento.
A la puesta del sol, un correo de Dunn le avisó de que habían encontrado un rastro fresco. Rucker llegó a las Leitendorf Hills a la 21:00 horas, donde otro correo le informó de que habían encontrado una gran ranchería de apaches.
Rucker desmontó a sus soldados, dejó a seis de ellos con los caballos, y avanzó 9’5 km al sureste para establecer contacto con Dunn y los exploradores. Cuando Dunn le describió la situación, se tendieron en el suelo hasta las 03:00 horas de la madrugada. Luego avanzaron otros 6’5 km hacia el sureste y se pararon, a unos 6 km de la ranchería, la cual estaba situada a unos 65 km al sur de Ralston City [la actual Shakespeare, Hidalgo County, New Mexico], o en algún punto al norte de las Animas Mountains, una sierra cercana al límite territorial con Arizona pero en el lado de New Mexico. Rucker envió a Dunn con sus exploradores apaches a ocupar una colina a unos 135 metros al oeste de la ranchería, con orden de abrir fuego al amanecer, mientras él iba a ocupar otra colina a unos 275 metros al norte de la ranchería.
Al amanecer del 9 de enero de 1877, los chiricahuas volvían a sus wickiups tras un baile durante toda la noche, cuando una descarga de disparos les sorprendió. Era Dunn y los exploradores apaches, que habían abierto fuego antes de que Rucker llegara a la posición convenida. Los guerreros que consiguieron alcanzar sus armas corrieron hacia las rocas más cercanas, contestando al fuego de sus atacantes para proteger la huida de los demás y de los no combatientes. Al oír los disparos, Rucker corrió hasta alcanzar su posición y dio orden a sus hombres de disparar. Durante dos horas, los chiricahuas rechazaron dos veces el avance de Dunn y los exploradores apaches, haciéndoles retroceder. Uno de ellos, el cabo Eshin-e-car, cayó mortalmente herido durante uno de los asaltos. Tres exploradores apaches consiguieron apoderarse de la mayoría de las monturas, 46 caballos y mulas. Al final, con una carga simultánea desde las posiciones que ocupaban Rucker y Dunn, consiguieron llegar a la ranchería.
Los chiricahuas huyeron rápidamente del lugar. Lo que más les sorprendió, tanto o más que el ataque, fueron los atacantes. Los exploradores apaches eran más numerosos que los soldados. Reconocidos como apaches White Mountain, los chiricahuas había sido atacados por primera vez por una fuerza compuesta de apaches y soldados. Perico, primo 2º de Gerónimo y presente en el enfrentamiento, recordaría, 55 años más tarde, el papel de los exploradores apaches.
Rucker estimó que la ranchería de 16 wickiups tendría unos 35 hombres y sus familias, lo que sugiere que era un campamento de invierno de Gerónimo y Esquine [bedonkohes]. En su rápida huida, dejaron atrás 10 rifles [siete Springfield, dos Winchester, y un Sharps], y otros materiales que les relacionaban con la ya cerrada Reserva Chiricahua de Arizona. Los hombres de Rucker encontraron los cuerpos de 10 chiricahuas [algunos indicios indicaban que varios más fueron heridos] y capturaron, por los alrededores, a un niño de cinco años y medio, siendo identificado como un sobrino de Gerónimo.
Es probable que hubiera un campamento más grande de chiricahuas en algún lugar de las cercanías, y no hubo pruebas de que Gerónimo o Esquine estuviesen en el campamento atacado, aunque, obviamente, esa ranchería era de su gente y, tanto el uno como el otro, o los dos juntos, no estarían muy lejos. Gerónimo, en su autobiografía dictada a Stephen Melvil Barrett, diría: “Soldados de los Estados Unidos sorprendieron y atacaron nuestro campamento. Mataron a siete niños, cinco mujeres, y cuatro guerreros; capturaron todos nuestros suministros, mantas, caballos y vestidos, y destruyeron nuestras viviendas. No nos quedaba nada, comenzaba el invierno y fue el más frío que yo haya conocido. Después de que los soldados se fueran, cogí tres guerreros y los seguí de vuelta hacia San Carlos”. El número de bajas no coincide con el informe de Rucker, pero puede que el resto falleciera más tarde a causa de sus heridas.
Después de este revés, enojado y deseando vengarse, Gerónimo llevó a su gente a la Reserva de Ojo Caliente, ya que allí estaba su cuñado Nana, y la familia de Jason Betzinez, cuyo padre, Nonithian, era primo de Gerónimo. Victorio les recibió, compartiendo su comida con ellos. No todos los chihennes de Ojo Caliente pensaron que era una buena idea. El pacífico Loco y el viejo Nana advirtieron a Victorio de que la presencia de Gerónimo, inevitablemente causaría problemas. Victorio respondió: “Esta gente no nos está molestando”. Casi 80 años más tarde, Sam Haozous recordaría que los chihennes y bedonkohes de Ojo Caliente vivían en paz con sus vecinos. Según Haozous, la llegada de Gerónimo cambió todo y fue la causa de lo que ocurriría la siguiente década.
Gerónimo no tardaría mucho tiempo en contradecir a Victorio, planificando una expedición para vengar su derrota por los soldados y los exploradores apaches White Mountain. Persuadió a Gordo para que se uniera a él con unos 40 o 50 bedonkohes, chihennes, y chokonen para una incursión por el sur de Arizona. También fueron Ponce y Chato. Desviándose a México, se unieron a otra banda chiricahua liderada por Pionsenay y Juh, con quien iba su amigo blanco, Zebina Nathaniel Streeter, recién llegado de su fallida misión de paz del último octubre con el gobernador de Sonora, Vicente Mariscal. Los chiricahuas entraron en Arizona a primeros de febrero de 1877 por las Huachuca Mountains [Cochise County, Arizona]).
* El 23 de diciembre, Frederick C. Godfroy, agente de los mescaleros en la Agencia de Fort Stanton (Lincoln County, New Mexico), conferencia con tres jefes de la reserva, Francisco, Nautzili y Pinole. (Godfroy fue con 12 caballos para reemplazar a los que fueron robados de la Agencia, el anterior mes de junio. También les dijo que eran considerados “malos indios”, ya que en ocasiones anteriores, habían sido los primeros en abandonar la reserva. Para el asombro de todos, dio seis caballos a José Alvino Carrillo [mescalero, intérprete de Godfroy]; cuatro a John H. Riley; y dos a Juan Trujillo [estos dos últimos, hombres blancos de la zona].
Por esas fechas, la banda de Plata, de unos 500 mescaleros, vivía con los comanches en las cabeceras de los ríos Brazos y Colorado [Texas] desde que habían huido de la Reserva Mescalero, en septiembre de 1873. En diciembre, Plata pidió al comandante de Fort Sill [Comanche County, Oklahoma] proteger su regreso a la Reserva Mescalero. Telegrafió para pedir instrucciones, respondiendo el general Philip Sheridan que no le diera raciones y que le atacara).
* A finales de diciembre de 1876, Martin Sweeney, agente en San Carlos durante la ausencia temporal de John Clum, solicita al comandante militar que ordene perseguir a tres guerreros y a tres mujeres Tonto Apaches que habían escapado de la reserva, dirigiéndose a Four Peaks ([Maricopa County, Arizona]. El 10 de enero, el capitán George M. Brayton, Al Sieber, un médico, nueve soldados, 21 exploradores Tonto apaches y Mickey Free como intérprete, salieron de Camp Verde, cruzaron el río y se dirigieron al sur. El destacamento pasó la primera noche en Fossil Creek, y a la mañana siguiente, Brayton envió a un grupo de nueve exploradores a
inspeccionar el territorio entre el sendero regular y el Río Verde, con instrucciones de volverse a juntar en el Pine Creek a la noche, pero solo uno llegó al campamento. Dijo que los exploradores habían asaltado una ranchería, pero los “hostiles” se habían refugiado en una cueva, donde los exploradores los mantenían a raya, a pesar de la lluvia y la nieve que había empezado a caer. Brayton ordenó al resto de los exploradores ir con Sieber y dos soldados a la cueva. Al llegar, Sieber se percató de que los Tonto Apaches estaban dirigidos por el viejo Eskeltsetle. Durante un breve alto el fuego, Sieber pidió que se rindiese y ser llevado a San Carlos, pero Eskeltsetle decidió seguir luchando.
La cueva era difícil de tomar. La pendiente bajaba hacia abajo desde la entrada. Los Tonto Apaches habían construido una muralla de piedra a lo largo de ella, con huecos para disparar. Había un hueco donde se apretaban las mujeres y niños. Tenían un revólver y cuatro rifles, uno de ellos un Springfield perteneciente a un explorador herido del destacamento del capitán Charles Porter, el 15 de agosto pasado.
A lo largo de la segunda noche, los exploradores tenían acorralados a sus hermanos “hostiles” pero sin hacerles daño. A la mañana siguiente, la nieve era de 22 cm de profundidad. El tiroteo contra la cueva era tan intenso que Brayton envió a un mulero a Camp Verde a por más munición. Finalmente, a las 15:00 horas del 14 de enero, los disparos mataron a Eskeltsetle y a otros tres guerreros, lo que hizo que los otros ocho Tonto Apaches se rindiesen. “The Weekly Arizona Miner” publicó: “Los días en que los indios abandonan su reserva, cometen depredaciones, y reinan en todo el país, han pasado y se han ido; y siempre que otro grupo huya de la reserva, el comandante Brayton, y Al Sieber y sus exploradores saldrán a por ellos”.
Pero la campaña continuó. Con las cajas de municiones, llegaron órdenes del general August V. Kautz de perseguir a los “hostiles” que acababan de robar en el Rancho Hill, en Spring Valley [Yavapai County, Arizona], al sur de la cueva donde había tenido lugar el anterior enfrentamiento.
El 10 de enero, Brayton cruzó el East Fork, enviando a unos exploradores por el lado derecho, con órdenes de volver de nuevo al anochecer. Encontraron una ranchería recientemente abandonada, alcanzando a los que huían y matando a un guerrero. Luego regresaron al campamento. Más tarde se dirigieron al rancho Hill, donde los Tonto Apaches habían matado el ganado robado, pero su rastro estaba oculto por la nevada, siendo imposible saber en qué dirección se habían ido. Brayton y Sieber eligieron la ruta más probable avanzando, con exploradores por la derecha y la izquierda para intentar encontrar huellas. Finalmente, encontraron un rastro, siguiendo la pista, hasta que a la mañana del día 21 de enero, les atacaron en el Tonto Creek, matando a siete, capturando a tres y recuperando cuatro caballos y mulas robadas de otro rancho la noche anterior. Tres de los animales estaban heridos con flechas, y uno casi muerto para comérselos.
Brayton se dirigió a Camp McDowell para recoger alimentos para ellos y para sus monturas, permaneciendo allí tres días y partiendo el día 28 de enero. Dos días después, a unos 9’5 km al sur del North Peak [Gila County, Arizona], en la vertiente occidental de las Mazatzals Mountains, atacó a la banda de Tonto Apaches que sus exploradores habían atacado, matando a uno. Esta vez, mataron a seis y capturaron a nueve más. Llegaron a Camp Verde el 4 de febrero, informando que habían matado a 18 apaches y capturado a 20, después de explorar 580 km).
1877
* En enero, Frederick C. Godfroy, agente de los apaches mescaleros en la Agencia de Fort Stanton (Lincoln County, New Mexico), dicta la norma para darles raciones. (Entregaba al cabeza de cada familia un vale que se renovaba de vez en cuando en el que llevaba su nombre, su rango, y el número de personas de su familia, entregándolo en la ventanilla de la Agencia y donde venía la fecha de emisión y el número de raciones que había que darle. Si el vale no se había presentado en una fecha anterior, Godfroy preguntaba por qué. Utilizando ese sistema, Godfroy daba carne, harina, maíz, azúcar, café, tabaco, sal, frijoles, jabón y levadura en polvo.
El 25 de enero, Godfroy pide permiso para traer a la banda de apaches mescaleros de Plata. El 1 de febrero, Godfroy escribió al Comisionado de Asuntos Indios, Edward Parmelee Smith, diciéndole que el ejército planeaba apoderarse de la manada de caballos de Plata cuando viniese a la reserva, pidiendo que la Oficina de Asuntos Indios interceda y cambie la orden. También solicitó que un pequeño grupo de civiles vaya para escoltar a los mescaleros hasta la reserva, en lugar de las tropas. Plata aún no había llegado.
Godfroy recibió permiso para comprar 1.360 kg de café, enviando a Bernstein a Santa Fe para hacer la compra. Godfroy no fue porque había una epidemia de viruela en Tularosa y La Luz [las dos en Otero County, New Mexico], y dos mescaleros habían muerto. El mismo Godfroy estaba en cama por la viruela. Además, se rumoreaba que Plata estaba llegando).
* A finales de enero, estando en la Reserva de Ojo Caliente (Socorro County, New Mexico), Gerónimo convence a Gordo para que se una a él con unos 40 o 50 bedonkohes, chihennes, y chokonen para hacer una incursión por el sur de Arizona. (Con ellos fueron también Ponce y Chato. Desviándose a México, se unieron a otra banda chiricahua liderada por Pionsenay y Juh, con quien iba su amigo blanco, Zebina Nathaniel Streeter, recién llegado de su fallida misión de paz del último octubre con el gobernador de Sonora, Vicente Mariscal.
El 24 de enero, un grupo de apaches liderados por Juh, tuvo un enfrentamiento con una patrulla de seis soldados de la compañía “C”, del 9º de Caballería y tres exploradores navajos, al mando del subteniente Henry Haviland Wright en las Florida Mountains [Luna County, New Mexico]. Wright informó que cuando se toparon con ellos [probablemente de improviso], empezaron a disparar, matando a cinco apaches e hiriendo a varios más, y capturando 11 animales, incluyendo seis caballos.
El resto de apaches se retiraron a terreno más alto, abriendo fuego y obligando a los hombres de Wright a retirarse de su expuesta posición sin sufrir bajas. Los chiricahuas entraron en Arizona a primeros de febrero por las Huachuca Mountains [Cochise County, Arizona].
Al amanecer del 4 de febrero, asaltaron el rancho de Thomas Hughes, junto al Sonoita River, donde hirieron a un hombre, llevándose 15 caballos. Ese mismo día, Hughes informó que una banda apache, liderada según él por Juh, había matado a 10 hombres en el Sonoita Valley, aunque lo dijo basándose en rumores. Después, los chiricahuas se separaron.
Un grupo continuó hacia el oeste, descansando en las Santa Rita Mountains, cerca de Tubac [Santa Cruz County, Arizona]. Allí, poco antes del amanecer del 7 de febrero, encontraron a tres mexicanos, a los que dispararon mientras dormían. Ese mismo día mataron a otro hombre e hirieron a otros dos, uno de ellos un hombre llamado William Devers, quien moriría un año [?] después de sus heridas.
Mientras, ese mismo día, 7 de febrero, el otro grupo asaltó el rancho San Rafael, a pocos kilómetros al sureste del Sonoita Creek y el río Santa Cruz, matando a un hombre y capturando 45 reses. Ambos grupos entraron en Sonora el 8 de febrero. En dos días habían matado al menos a siete hombres [varios informes cuantifican los muertos entre 10 y 15], y robado alrededor de 100 cabezas de ganado, entre caballos y reses.
El 6 de febrero, el gobernador de Arizona, Anson Pacely Killen Safford, pide a la 9ª Legislatura Territorial, organizar una fuerza de milicias para combatir a los “renegados” apaches. Se aprobó un proyecto de ley que autorizaba a Safford a reunir una compañía de voluntarios, compuesta por 30 hombres blancos y 30 apaches pacíficos. Asignaron una aportación de 10.000 $. Safford pidió a John P. Clum, agente de San Carlos, que le enviara 60 exploradores apaches. Clum aceptó, a condición de que Clay Beauford, su jefe de exploradores, fuera nombrado capitán. Dudaba de que los apaches pudieran servir con eficacia bajo las órdenes de un desconocido. Safford escribió a Beauford ofreciéndole el mando, y telegrafió al Secretario de Guerra, James Cameron, para solicitar las armas.
El 20 de febrero, dos semanas después de la aprobación del proyecto de ley de la milicia, Clum llegó a Tucson con 60 apaches y al día siguiente los transfirió a la autoridad territorial. Safford rápidamente nombró a Beauford capitán de la compañía “A” de los Voluntarios de Arizona, y le ordenó que partiera a buscar apaches “hostiles”. Podría cruzar la frontera con México si fuese necesario; debía cooperar con cualquier agente indio en cuya reserva hubiera “hostiles”; y se le ordenó cooperar con los militares. El 23 de febrero, con su compañía reducida a 45 apaches, Beauford partió hacia la parte oriental del Territorio, permaneciendo fuera hasta el verano. La creación de esa milicia fue un ataque directo al general August V. Kautz. Safford y John Wasson, el editor del “Citizen” de Tucson, presionaron a las autoridades federales para que Kautz fuese cesado como comandante militar de Arizona con el argumento de que nunca demostró suficiente energía para proteger el sur de Arizona de los apaches “renegados”. Se había negado a actuar en el traslado de los chiricahuas hasta que se le ordenó hacerlo, y en cuanto terminó, retiró sus fuerzas, dejando solos a los ciudadanos para defenderse por sí mismos.
Kautz contestó que el gobernador era un hombre débil en manos de unos pocos contratistas indios y hombres sin principios de Tucson. Consideraba tontos a Safford y a Wasson, y atribuyó su enojo hacia él a su decepción de que la capital territorial, después de una década, pronto sería trasladada de Tucson a Prescott. El proyecto de ley de la milicia era un engaño y un fraude a los contribuyentes del Territorio. Kautz minimizó el problema de los apaches en el sur de Arizona, afirmando públicamente que la mayoría de los informes de depredaciones eran falsos. Negó que la negligencia del ejército fuera responsable de las hostilidades, manteniendo que surgieron de la mala administración y de la corrupción por parte de los funcionarios indios. Como había informes ocasionales de que apaches renegados salían de San Carlos, llegó a la conclusión de que los funcionarios constituían la principal fuente de problemas. Para la represión de esos “renegados”, el ejército no era necesario, ya que Clum había excluido a los soldados de su reserva. Kautz no comprendía que la verdadera fuente de dificultades estaba fuera del Territorio, en la Agencia de Warm Springs en New Mexico y en Sonora. El 12 de febrero, Kautz había escrito al Ayudante General en Washington acusando al agente de “incapacidad… ineficiencia… [y] acreditada criminalidad
”; de dejar hambrientos a los apaches de su reserva haciéndolos huir; y de una gestión tan débil que no sabía cuando se ausentaban.
En una carta en “The Citizen” de Tucson del 17 de marzo, Clum censuró a Kautz por su ineficacia en el momento del traslado de los chiricahuas y después por inactividad, sosteniendo que el ejército era prácticamente inútil en Arizona. De hecho, si tres guías civiles pudieran tener una compañía de exploradores apaches de San Carlos y autoridad para actuar donde fuera necesario, no harían falta tropas. También negó que los indios de la reserva estuvieran hambrientos.
A principios de marzo, Clum se enteró de la muerte de una mujer cerca de Camp Apache, y envió a Merejildo Grijalva con un contingente de la policía apache para detener a los autores. Un nativo fue disparado por la policía, con lo que el capitán F. D. Ogilby afirmó que Clum estaba haciendo la guerra a apaches pacíficos. Se refería a la banda apache White Mountain de Pedro [Hashkee-yàiltl-i-dn], que aportaba la mayoría de los exploradores militares. La gente de Pedro era pacífica y autosuficiente, declaró el oficial, y sospechó que Clum había enviado a la policía para asustarlos para que se trasladaran a San Carlos. Utilizando la supuesta alarma de la gente de Pedro como pretexto, Kautz ordenó, a finales de marzo, al capitán William S. Worth que llevara a sus exploradores indios a Camp Apache. Habían estado operando cerca del límite de New Mexico, de acuerdo con Beauford y los Voluntarios de Arizona en una rara muestra de cooperación entre civiles y militares.
Cuando el subteniente Robert Hanna, estacionado en la frontera, llegó a San Carlos a principios de abril para reclutar una nueva compañía de exploradores indios, Clum se negó rotundamente a permitir su alistamiento, telegrafiando a Kautz el día 10, indicando que el general debía hacer la “adecuada solicitud” y presentar una declaración “que demuestre la necesidad de dichos exploradores”. Kautz se negó a hacerlo. En su lugar, escribió una enojada carta al Ayudante General recomendando que el agente “sea instruido por su superior de que no puede cuestionar mi autoridad”.
Mientras tanto, Clum hizo una fuerte acusación. Después de que Merejildo Grijalva y la policía apache volvieran de las White Mountains, Clum rápidamente presentó cargos contra el capitán Worth. Acusó a Worth de comprar una mujer apache a sus familiares por una gran cantidad de comida, herramientas, municiones y whisky. Debido a esta inmoralidad, así como porque había proporcionado armas, cartuchos y licor a los apaches, Clum exigió que Worth fuera juzgado en un consejo de guerra. Al final se constituyó un tribunal de investigación que exoneró a Worth de todos los cargos, aunque reconocieron que había proporcionado licor a los apaches. El general Kautz, sin embargo, criticó al tribunal por no demostrar que las acusaciones de Clum habían sido hechas con malicia y por no haber desarrollado evidencias que mostraran las prácticas delictivas de Clum en San Carlos.
Entre esta guerra de acusaciones y recriminaciones, cerca de finales de enero, el ayudante de Kautz, el comandante James Martin, había telegrafiado al Dr. Walter Whitney, el agente interino en la Reserva de Ojo Caliente [Warm Springs] en New Mexico, pidiendo información sobre posibles “renegados” que estuvieran allí. Whitney respondió un mes más tarde que unos 250 chiricahuas habían llegado a Ojo Caliente [Socorro County, New Mexico] después del traslado, pero que todos, excepto 100, se habían ido. Se suponía que estas bandas itinerantes de chiricahuas, junto con grupos no incluidos en las reservas y pequeños contingentes de las Agencias de Mescalero y San Carlos, eran responsables de las continuas depredaciones en el Sureste de Arizona.
En febrero, el teniente Rucker había perseguido a una banda casi hasta la Reserva de Ojo Caliente [Socorro County, New Mexico]. Un mes más tarde, el teniente Austin Henely siguió a un grupo de ellos hasta la propia Agencia, cuantificándolos en unos 35 bedonkohes y chokonen, y unos 15 chihennes. El 17 de marzo, Henely telegrafió a Kautz desde Fort Craig [Socorro County, New Mexico], en el Río Grande, diciendo que había visto a Gerónimo y al
chihenne Ponce, en la reserva, el día anterior. Venían con Chato y Gordo con 100 caballos, robados de la última incursión por el sur de Arizona, viendo a Gerónimo “indignado” cuando James Davis, el agente de Ojo Caliente, no le dejó recoger las raciones que no había recibido durante su ausencia de la reserva. Tuvo que esperar a los siguientes días que daban raciones. Kautz reenvió inmediatamente el telegrama de Henely al gobernador Safford, que informó a la Oficina de Asuntos Indios al día siguiente, informando de sus sospechas de que el agente de Ojo Caliente [Warm Springs] era un incompetente. Safford recomendó que los apaches fueran concentrados en San Carlos, o que se pusiera a cargo de ellos a otro agente. El 19 de marzo, Safford contactó con Edward Parmelee Smith, Comisionado de Asuntos Indios: “Por favor, ordene al agente Clum por medio del telégrafo que lleve a los renegados chiricahuas a San Carlos. El agente de Ojo Caliente debe ser trasladado de inmediato”).
* El 3 de marzo, el capitán Samuel Marmaduke Whitside establece un campamento provisional en las Huachuca Mountains, con dos compañías del 6º de Caballería, dándole el nombre de Camp Huachuca ([Cochise County, Arizona]. El lugar elegido tenía agua dulce corriente, gran cantidad de árboles, excelente observación en tres direcciones y terreno elevado para protegerse ante cualquier incursión apache. En 1882 pasó a llamarse Fort Huachuca).
* El 20 de marzo, Edward Parmelee Smith, el Comisionado de Asuntos Indios, envía un telegrama a John Clum: “Si es posible, coja la Policía India y arreste a los renegados chiricahuas en la Agencia Apache del Sur [Ojo Caliente]. Incaute los caballos robados que tengan; restituya la propiedad a los legítimos dueños; traslade a los renegados a San Carlos [Gerónimo entre ellos] y manténgalos confinados acusados de robo y asesinato. Si lo necesita, pida ayuda a los militares”. El mensaje de Smith a Clum fue enviado de Tucson a San Carlos por correo ordinario, y el agente lo recibió nueve días después. Mientras el telegrama estaba de camino, Clum oyó hablar del cable del teniente Henely a Kautz, y lo transmitió a la Oficina de Asuntos Indios. Así, la orden de Smith no fue una sorpresa cuando llegó el 29 de marzo.
Clum entró en acción. Contactó dos veces con Kautz. La primera envió la orden de la Oficina de Asuntos Indios, y la segunda para pedir ayuda militar: “Deseo ardientemente su cooperación en la captura de los indios renegados y en la incautación del ganado robado que voy a emprender”. Al mismo tiempo, Clum también telegrafió al coronel Edward Hatch, comandante del Distrito Militar de New Mexico, transmitiendo el contenido de sus órdenes y nuevamente pidiendo cooperación.
En particular, quería que Hatch custodiara los límites de la Reserva de Ojo Caliente [Warm Springs] para evitar la fuga de los “renegados” y concentrar suficientes tropas alrededor de la reserva “para permitirnos dictar condiciones a los apaches y oponer cualquier resistencia que puedan ofrecer”. Dijo a Hatch que saldría al día siguiente con una compañía de la policía apache, y se uniría al grupo de Beauford en Silver City [Grant County, New Mexico]. Clum fue a Tucson, donde esperó las respuestas de Kautz y Hatch. La respuesta de Kautz fue cortante. Fechado en Prescott [Yavapai County, Arizona] el 31 de marzo, le dijo que “la Agencia de Ojo Caliente pertenecía al Departamento Militar de Missouri, y que las tropas de ese comando ya estaban cerca de la reserva, por lo que debía contactar con su comandante, el general John Pope; o con el coronel Hatch para solicitar las tropas que pueda usted necesitar”. El telegrama enfureció a Clum.
El 4 de abril, el Comisionado Smith informó a Clum que tenía 3.000 $ para el traslado de los chiricahuas. “Espero una cooperación sincera de las tropas de New Mexico, los militares de Arizona son inútiles”, dijo. Dos días después, todavía en Tucson, Clum recibió noticias más alentadoras. Hatch había ordenado que ocho compañías de Caballería y una de Infantería se concentraran cerca de la Agencia de Ojo Caliente, el 20 de abril. “Esta es la cooperación militar que tanto tiempo he deseado”, telegrafió Clum a Smith. Clum llegó a Silver City el 14 de abril. Allí reunió a los 55 policías de San Carlos que habían llegado con Martin Sweeney, el ayudante de Clum. También habían llegado Beauford y su compañía apache [Eskiminzin y Naiche entre ellos] para ayudar en el traslado. La fuerza total era de 103 hombres. Clum fue con ellos a Fort Bayard [Grant County, New Mexico].
Esperaba llegar el día 19 de abril a la Agencia de Ojo Caliente, a pocos kilómetros al norte de la vieja Agencia de Cañada Alamosa, cerca del Río Grande. El 15 de abril, estando en Fort Bayard, uno de sus exploradores apaches informó a Clum que Gerónimo y su banda [unos 80 o 100 seguidores], con todo su botín, seguían allí; y que solo 600 chiricahuas, incluidos los “renegados”, estaban en la Reserva de Ojo Caliente. La tentación era irresistible. Dos días más tarde, Smith indicó a Clum que procediera con el traslado solamente si, después de examinar la situación y consultar con el ejército, tenía fuerzas suficientes para hacerlo. De no ser así, debería limitarse a detener a los chiricahuas. Pero en caso de que Clum dejara a los apaches en Ojo Caliente, debía desarmarlos.
Con Clay Beauford, su jefe de policía; Martin Sweeney, su ayudante; y la policía apache, Clum llegó a las inmediaciones de la agencia de Ojo Caliente al mediodía del 20 de abril. Las tropas de Hatch debían haber estado en posición, pero no había señales de ellos. Después de decir a Beauford que acampase con el resto de la policía apache a 16 km de la reserva, Clum cabalgó hasta la Agencia con 22 de ellos. Cuando llegó, el agente interino Dr. Walter Whitney no estaba, ni nadie al mando para recibirlo, salvo unos pocos empleados. Había un mensaje de James F. Wade, comandante militar de la reserva, que decía que no podía llegar hasta el día 22. Era una mala noticia. Si Clum esperaba a las tropas, los chiricahuas enseguida se enterarían de la presencia de su policía apache, y huirían de la reserva. Si actuaba antes de que llegaran los militares sin detenerlos, se le culparía por no esperar a los refuerzos para garantizar el éxito. De las dos alternativas, la primera era impensable, la segunda peligrosa. Creía en su policía apache y decidió actuar. Clum creía que los chiricahuas, al verlos, pensarían que su pequeño grupo era toda su fuerza. Así, tenía la ventaja de la sorpresa de su lado.
El edificio principal se dirigía hacia el este hacia una gran plaza. A 50 metros al sur estaba el edificio del economato, mientras que al este de él, a lo largo del borde sur de la zona abierta, estaban las viviendas de los empleados de la Agencia. Los lados norte y este se inclinaban hacia profundos barrancos, difíciles de cruzar. Si pudiera llevar a los chiricahuas a la plaza y sellar los lados sur y oeste, podría evitar su fuga y detenerlos. Tenía suficientes policías para cubrir el área. El problema era ocultarlos hasta que los chiricahuas estuvieran donde él los quería. Envió a uno de sus policías en busca de Clay Beaufort para que trajese a los demás durante la noche, llegando a las 04:00 horas de la mañana del 21 de abril, escondiéndolos en el economato. Cada uno llevaba un rifle y 30 cartuchos. Clum les dijo que cuando se abrieran las puertas del edificio, estuvieran listos para disparar, desplegándose a la derecha, a lo largo del borde sur de la plaza.
Al amanecer, Clum envió un mensaje al campamento de Gerónimo, distante unos 5 km [probablemente en un cañón en la parte baja de las San Mateo Mountains], invitándole a él y a los otros jefes a una conferencia. Acudieron sin sospechar nada, pues vinieron con sus mujeres y niños, en total unos 50. Además, era día de reparto de raciones. Gerónimo diría: “Los mensajeros no nos dijeron qué querían y como parecían amistosos, pensamos que querían celebrar un consejo y nos presentamos para hablar”. Con 80 policías escondidos, Clum se apostó en las escaleras del edificio principal de la Agencia, de cara a la plaza, con Beaufort y seis policías apaches. Los otros 16 estaban en fila a lo largo del borde de la plaza; ocho al norte del lado del barranco y otros ocho junto al edificio del economato.
Los apaches estaban armados formando un grupo compacto con Gerónimo, Gordo y su hijo Ponce, Francisco, Chato, Fatty, y otros cabecillas frente a Clum, quien dijo que había recorrido una larga distancia en una importante misión [Gerónimo había conocido a Clum en Apache Pass durante el último traslado de los chiricahuas]. Si escuchaban y cooperaban, no les harían daño. Planteó sus acusaciones a todos pero mirando a Gerónimo. Les acusó de haber matado y robado ganado, violando el tratado de paz entre el general Howard y Cochise y de no haber ido a la Reserva de San Carlos con Taza, por lo que venía a llevárselos.
Gerónimo contestó en tono provocador: “No vamos a ir contigo a San Carlos y, si no estás muy atento, no regresaréis ni tú ni tu policía, y vuestros cuerpos se quedarán aquí como alimento de los coyotes”.
Esa respuesta era demasiado peligrosa para permitirla, por lo que Clum decidió actuar. A su señal, un policía apache abrió las puertas del economato, saliendo el resto [Goode, Nosy, Sneezy, el sargento Talkalai y Víctor o Beto, entre otros] al mando del sargento Rip, corriendo con los fusiles preparados desplegándose por el lado sur de la plaza, pillando a los apaches entre dos fuegos. Algunos hicieron ademán de huir, por lo que Beaufort encaró su arma cuando desde el grupo de apaches salió una mujer, arrojándose hacia el cuello del jefe de la policía. Cuando se la quitó de encima ya estaban todos los policías rodeando a todos los apaches, evitando cualquier intento de fuga.
Clum había observado el dedo de Gerónimo acercándose lentamente al percutor de su fusil, pero se detuvo para no provocar un tiroteo mientras Beaufort le apuntaba con su arma. Clum dio un paso al frente y lo desarmó [nunca olvidaría su expresión de odio cuando le quitó el fusil]. Beaufort desarmó a los otros jefes y los demás depusieron las armas.
Clum dijo a Gerónimo, Ponce, y Fatty que se acercasen al porche para hablar mientras el resto de la banda, hombres, mujeres y niños, se dispersaba en grupos por la plaza. Cuando los apaches se sentaron, Clum les informó que estaban detenidos y que serían llevados a San Carlos, ordenando que fuesen llevados al cuerpo de guardia. Gerónimo se levantó de un salto alarmado, seguido de los otros y de la mayoría de los guerreros que estaban cerca. La mano de Gerónimo se movió lentamente hacia el cuchillo que llevaba al cinto, dudando si rendirse o sacar el cuchillo y morir luchando. En ese momento, el sargento apache Rip se acercó y le quitó el cuchillo, apuntando los demás sus fusiles contra los cabecillas. Gerónimo cedió y dijo: “Está bien”. Esa fue la única vez que Gerónimo fue capturado y, encima, mediante engaño. Cuando era prisionero de guerra dijo: “Nunca me habéis cogido cuando disparaba”.
Clum llevó a Gerónimo, Ponce y Fatty a la herrería donde les encadenaron los pies para llevarles después al corral, donde les dieron mantas y comida, tumbándose en lechos de paja, siendo estrechamente vigilados. Luego convocó a todos los chiricahuas para un recuento general. Llegaron 432; permaneciendo al menos 50 en sus campamentos, y tal vez, 40 más estaban lejos de la reserva. Decidió que con esa cantidad de chiricahuas era factible hacer el traslado, incluso sin ayuda de las tropas. Luego Beaufort, con 20 policías apaches, llevó al resto de la banda a su campamento para que recogiesen sus pertenencias, estando de vuelta antes de que anocheciera con el ganado y los caballos robados. Clum les dijo que haría un recuento diario mientras estuviesen allí, lo que les alarmó. Aquella misma noche, después de beber tiswin, huyeron más de 200 de la reserva.
Esa misma tarde, Victorio, Loco y Nana se presentaron en la Agencia para saber que estaba ocurriendo. Clum les ordenó que trajesen a su gente para hacer un recuento, ya que iban a ser trasladados a la Reserva de San Carlos por orden del gobierno estadounidense. Victorio encabezaba la lista con una mujer, cinco hijos, y cuatro personas dependientes. Según el historiador Gillett Griswold, Victorio tuvo cuatro hijos varones y una hija. Tres de los hijos fallecieron durante la “Guerra de Victorio”. Uno de ellos, Washington, tenía una mujer en el momento del recuento, sin hijos, pero con tres dependientes. El más joven, Istee, no estaba con Victorio cuando este murió en 1880. En esa fecha tenía 10 años, estando en San Carlos con la banda de Loco. Su hija se llamaba Dilth-cley-ih, que se casaría con Carl Mangas.
Los otros dos principales jefes eran Nana, con una mujer, siete hijos y un dependiente; y Loco, con tres esposas, tres hijos y 12 dependientes. Los cabezas de familia de la banda de Victorio sumaban 177 personas [de ellos 84 o casi la mitad, tenían nombres mexicanos y unos 22 nombres anglos]. Entre otros aparecían Benito, Bisine, Dolores, Gavinda, Gordo, López, Mangas, y Sánchez [Sancho]. El recuento total dio una cantidad de 434 personas, entre ellos estaba Jatu [a veces llamado Tado, un hijo o yerno de Nana], al que también arrestó por haber participado en la última incursión por el sur de Arizona. El tener que dejar sus cultivos a medio madurar les causó gran malestar.
Al día siguiente, 22 de abril, llegó el comandante Wade con tres compañías de Caballería. Clum ordenó hacer un nuevo recuento, estando presentes solo 175 apaches. Cuatro jefes, entre ellos el chihenne Loco y el bedonkohe Esquine, habían trasladado sus campamentos a varios kilómetros al este de la Agencia. Al día siguiente, día 23, la mayoría de ellos volvieron, incluidos Loco y Esquine.
Un telegrama de Tucson informó a Clum que Ponce y Nolgee estaban incursionando en el sur de Arizona cuando Ponce estaba encadenado en el corral. El telegrama decía que un grupo de apaches había asaltado el rancho Casa Blanca, propiedad de Thomas Hughes, situado en el Sonoita Valley [Santa Cruz County, Arizona]. Robaron siete caballos y una mula, propiedad de Hughes y de su socio, Francisco Martínez [cuñado de Hughes], y mataron a dos vaqueros. Los hechos ocurrieron así: Hughes y Martínez salieron tras nueve apaches, autores del robo, junto a los vaqueros Jesús Robles, Martín Sánchez y Manuel Soto. Lo que no sabían es que esos apaches se unieron a otros 27 guerreros. Después de recorrer unos pocos kilómetros hacia el sur, fueron emboscados. Los apaches, escondidos tras las rocas, dispararon sobre los caballos que montaban Robles y Sánchez, matándoles junto a sus monturas. Soto también cayó del caballo, pero pudo buscar cubierta entre las rocas, consiguiendo salvarse, mientras Hughes y Martínez volvieron grupas, huyendo al galope. Soto contó 36 apaches y un hombre blanco [sin duda Streeter] que dirigía los movimientos del grupo. Luego los miembros nednais del grupo se dirigieron a México, y los chokonen a San Carlos.
Ese mismo día 23, Clum envió a Beaufort con 75 policías apaches tras ellos. Clum se había enterado de que Pionsenay había salido de Ojo Caliente con nueve hombres unas tres semanas antes, y Nolgee con otro grupo de 27 guerreros, una semana antes.
El 24 de abril, día siguiente de la partida de Beauford, la mayoría de los que habían huido la noche del 21 de abril regresaron a la Agencia [unos 400 apaches] ante la presencia de las tres compañías del 9º de Caballería de Wade. Clum tuvo una conferencia con los chiricahuas a los que explicó la situación, accediendo al final a ser trasladados. La alternativa era huir, pero con la presencia de las tres compañías del 9º de Caballería de Wade y la policía apache de Clum, los jefes decidieron no resitirse pero antes escondieron algunas armas en una cueva para cogerlas en el futuro. Incluso el chihenne Victorio, más tarde uno de los más famosos apaches “hostiles”, se resignó. Años más tarde, Sam Haozous recordaría que no tuvieron más opción, ya que su gente llegó
confiada a hablar con Clum.
El comandante Wade opinó que la reserva debería cerrarse, lo que sería muy bien aceptado por los colonos de los alrededores, pensó Clum.
El día 25, al hacer el recuento de la banda de Gerónimo, un joven guerrero bedonkohe llamado Nulah se sentó en el suelo en señal de protesta diciendo a Clum que quitase las cadenas a Gerónimo. El agente ordenó a dos policías apaches que lo llevasen al corral bajo vigilancia cuando los empujó y volvió a sentarse. La gente de Gerónimo y la de Victorio contemplaban la escena y muchos se morían de risa mientras los oficiales del ejército estaban sentados en el porche observando la escena. De estudiante, Clum había practicado el pugilismo y la lucha; empujó a Nulah al suelo, esquivó una cuchillada y le puso fuera de combate de un culatazo con su rifle, siendo llevado detenido con Gerónimo. Luego siguieron contando, sumando 110 personas.
Clum hizo más detenciones. A Gerónimo, Ponce, Fatty y Nulah, se unieron Gordo, Jatu, Francisco, Chato, López, Patecas, Kenaszi [casado con una muchacha mexicana criada por Mangas Coloradas], y otros cinco más no identificados, diciendo a los chiricahuas presentes que permanecieran a 1’6 km de la Agencia. Pidió a Wade que considerara como “hostiles” a todos los apaches que fuesen encontrados fuera de ese límite, diciéndole que su policía apache estaría disponible en caso necesario.
De Ojo Caliente, Clum cabalgó al norte, hasta Fort Craig [Socorro County, New Mexico] con Wade y con el agente interino, el Dr. Walter Whitney, para preparar el traslado. Estaba preocupado porque los prisioneros, estando encadenados por los tobillos, no podrían caminar ni montar a caballo. Desde Fort Craig telegrafió al Comisionado Smith el 27 de abril sobre el asunto. Smith le respondió que podía entregarlos al ejército para que se encargara del traslado, pero Clum prefirió mantener el control de la situación. Pidió a Wade que le suministrara carros para transportar a los prisioneros y una compañía de caballería para escoltarlos hasta San Carlos. Los oficiales del ejército parecían dispuestos a cooperar con él en todos los sentidos.
El 28 de abril, el “Arizona Citizen” de Tucson dio la noticia de la detención de Gerónimo. Los preparativos del traslado terminaron el 1 de mayo, cuando telegrafió a la Oficina de Asuntos Indios para preguntar sobre el destino de sus prisioneros. ¿Serían juzgados inmediatamente? Smith respondió que los apaches debían ser custodiados por Clum o por el ejército, hasta que pudieran ser entregados a las autoridades civiles de Arizona, porque allí habían cometido la mayoría de los delitos.
El mismo día 1 de mayo, cuando estaban a punto de partir, Clum encontró a un apache gravemente enfermo sentado en una escalera frente a la casa de uno de los empleados. Tenía viruela. Ante la posibilidad de una epidemia que pudiera matar a decenas de apaches o al menos retrasar el traslado durante meses, buscó la forma de aislar al hombre y al mismo tiempo trasladarlo. Afortunadamente, uno de los policías apaches había pasado la enfermedad, y accedió a atender al enfermo, yendo los dos en el mismo carro, emprendiendo el viaje con escolta militar, utilizando carros para los apaches encadenados y para otros posibles enfermos. Pero la epidemia no era tan fácil de contener. Surgieron más casos de viruela, estando el carro ambulancia abarrotado. El que había enfermado en Ojo Caliente se curó, pero en el camino, ocho apaches murieron de viruela, y varios más después de llegar a San Carlos.
El grupo de Martin Sweeney, ayudante de Clum, que incluía a 453 apaches [300 chihennes y 153 bedonkohes y chokonen], salió primero de Ojo Caliente, viajando a pie por un camino para carros hasta Silver City, seguidos por 40 soldados de Caballería al mando del teniente William Hugo, uno de los oficiales de Wade.
El grupo de Clum llevaba a 16 prisioneros con grilletes en los pies, montados en carros y custodiados por 25 policías apaches. Clum no relajaba la guardia porque recordaba la fuga de Pionsenay el año anterior, estando decidido a evitarla. El 6 de mayo, llegó a Silver City, donde se reunió con el grupo de Sweeney. El 20 de mayo llegaron a San Carlos. Para el Inspector de Asuntos Indios, William Vandever, que estaba en la Agencia cuando llegaron, los apaches de Ojo Caliente parecían “totalmente satisfechos” con su nuevo hogar.
Según Clum, el viaje fue tranquilo, incluso agradable. Gerónimo se había convertido en un prisionero bastante dócil y no dio el menor problema durante todo el trayecto. La mayoría había ido a pie, salvo algunos pocos que disponían de caballos donde cargaron sus pertenencias. Durante el viaje nacieron cuatro niños ordenando Clum preparar un carro para que viajasen con sus madres.
Clum telegrafió a John Wasson, editor del “Citizen” de Tucson, para informar que los chiricahuas de Ojo Caliente estaban en San Carlos. Además, nueve apaches de Pionsenay se habían rendido recientemente en la Agencia, por lo que al líder renegado solo le quedaba un hombre. “La compañía de Beauford y nuestra policía apache han hecho del sur de Arizona y New Mexico un lugar demasiado incómodo para los renegados apaches”, dijo Clum con alegría. Pero había más chiricahuas en libertad, unos 150 bedonkohes y chihennes. Algunos se habían unido a los apaches mescaleros; otros se fueron al norte con los navajos; y otros se instalaron en las montañas a lo largo de la frontera mexicana. La epidemia de viruela que se desarrolló por el sur de Arizona quizás tuvo algo que ver [en el área de Tucson perecieron más de 200 personas]. Entre los que no fueron a San Carlos estaba la familia del detenido Jatu. Antes de partir, Perico y otros chiricahuas los buscaron sin éxito. Perico recordaría: “Después de cuatro o cinco días, la mayoría volvieron a la Agencia. Faltaba una mujer. Era la mujer de Jatu, una mujer grande y gruesa. Ella tenía tres niños, un bebé en un tsoch o cesto cuna, una muchacha de unos siete años, y un chico un poco mayor. A pesar de que todos estaban preparados para partir, ella permaneció en las montañas con sus hijos. Luego decidió ir con los mescaleros”.
El hijo de Jatu diría que antes de cruzar el Río Grande, un oso les sorprendió cerca del Mount Cuchillo [Sierra County, New Mexico]. Subiendo a su hijo e hija a un árbol, la madre se enfrentó al oso, matándola primero a ella y luego al bebé, estampando el tsoch contra una roca. El oso pudo haber alcanzado a los niños que estaban en el árbol, pero inexplicablemente se sentó allí para después abandonar la zona. Cuando bajaron del árbol no supieron qué hacer. Mientras estaban sentados llorando, tuvieron una experiencia “sobrenatural”. Contarían que de repente, un “payaso” [un espíritu de la montaña], se les acercó, llevando una espada, no una estaca. “Por qué estáis llorando?”, preguntó a los niños. Ellos le dijeron lo que había ocurrido, añadiendo: “No sabemos qué hacer”. El “payaso” dijo: “Venid conmigo”. Llegaron a un precipicio al pie de las montañas. “Vamos a entrar aquí… no os asustéis”. Luego el “payaso” se dio la vuelta y golpeó el precipicio con su espada, abriéndose una puerta.
Los niños siguieron al “payaso” por la montaña, permaneciendo allí durante cuatro días en un tipi, donde había abundante comida, y viendo numerosas danzas. Tras los cuatro días, el “payaso” les dio a elegir si quedarse allí o volver a Ojo Caliente. Los niños eligieron lo último, porque querían reunirse con su padre. El “payaso” les dijo: “Ahora todos están en San Carlos. Tu padre tiene una cadena alrededor de su cuello y ahora está en prisión, … Esto también es cierto… Hay un hombre blanco en la Agencia. Yo os llevaré con él. Podéis quedaros en su casa. El próximo año tu padre y todos vuestros parientes volverán a Hot Springs [Ojo Caliente]… Yo voy a ir a cuidaros”. El “payaso” los llevó a Ojo Caliente, donde el antiguo agente los acogió tal como había dicho. Al final de ese año, cuando se reunieron con su padre, le contaron su increíble historia.
Una apache White Mountain del Este, que había residido en la Reserva Chiricahua a finales de 1875, la señora Andrew Stanley, mencionó a estos dos niños en su relato al etnólogo Grenville Goodwin. Ella se fue de allí cuando dos White Mountain mataron a Coha el 25 de diciembre de 1875 y después de que su cuñado matara a su marido durante una borrachera de tiswin. En el verano de 1876, para escapar de las atenciones de un hombre mayor que la cortejaba, se fue a Ojo Caliente con una mujer White Mountain, que estaba enamorada de un chiricahua. El hermano de la señora Stanley se había casado con una mujer chiricahua que también estaba en Ojo Caliente. Ellas dejaron el Mount Graham [Graham County, Arizona] y viajaron a través de las Mogollon Mountains [Grant & Catron Counties, New Mexico] para encontrar un campamento bedonkohe, probablemente el de Gordo, cerca de Ojo Caliente, donde fueron bien recibidas. Su compañera enseguida se casó con el chiricahua mientras la señora Stanley se reunió con su hermano, uniéndose a la familia de su mujer.
Su felicidad fue efímera, ya que su hermano tuvo el mismo destino que su marido en una borrachera de tiswin. Poco después, probablemente a primeros de abril de 1877, la señora Stanley dejó Ojo Caliente con otros cuatro o cinco para ir a las Mogollon Mountains. Después de una corta estancia, dos hombres retornaron a Ojo Caliente para encontrar que las wickiups de su gente, con sus lonas sobre ellas y los perros, aún estaban allí. Pero los blancos se habían llevado a toda la gente, por lo que fueron a donde estaba el hombre blanco y así fue como los atraparon. Estuvieron detenidos un día hasta que rompieron una ventana, escapando durante la segunda noche. Pero la señora Stanley diría: “Los hijos de Jatu no pudieron escapar porque eran demasiado pequeños”. Acontecimientos posteriores corroboraron la historia de la señora Stanley.
El 4 de mayo, solo tres días después de que Clum saliese para San Carlos, dos chokonen, más tarde identificados como miembros de la banda de Pionsenay, fueron a la oficina del antiguo agente, el Dr. Walter Whitney, quien envió un mensaje al teniente Wright para que los arrestase, lo que hizo a las 02:00 horas del 5 de mayo, quitándoles sus armas, provisiones, y seis animales; encarcelándolos en el cuerpo de guardia. Ellos se escaparon alrededor de las 03:00 horas del 6 de mayo, mientras la guardia probablemente estaba dormida. Los dos hombres volvieron con el pequeño grupo de la señora Stanley. Dejando a las mujeres en el campamento, fueron a hacer una pequeña incursión. Primero mataron a tres mujeres mexicanas en un rancho; luego emboscaron a dos hombres [uno de ellos William Wilson] en Ash Springs [en la parte superior del San Simon Valley, Cochise County, Arizona]. Habían salido de Silver City [Grant County, New Mexico] con un carro cargado de patatas con destino a Fort Grant [en esa época ubicado en el Graham County, Arizona]. Los chiricahuas abrieron fuego, hiriéndolos, y matándolos aplastando sus cráneos con el yugo. Luego se llevaron las bridas, mantas y suministros. El informe decía que habían tomado parte tres apaches, pero en realidad fueron los dos que estaban con la señora Stanley.
Luego todo el grupo fue a San Carlos, donde los chokonen estaban acampados. Allí la señora Stanley vio a Chihuahua, quien la invitó a visitar su campamento. Los dos hombres del grupo decidieron dirigirse al sur, hacia la frontera mexicana, junto a otros tres o cuatro chiricahuas. Según la señora Stanley, no tenían miedo de que alguien los siguiera porque pensaban que eran grandes guerreros.
El 29 de mayo, emboscaron al correo postal Jackson Tait, matándolo cerca de Apache Pass, cuando se dirigía a Fort Bowie; y el 31 de mayo hicieron lo mismo con otro correo, Sam Ward. Los primeros informes decía que unos 50 apaches estaban involucrados; luego que eran 12; y luego que eran cinco o seis; es decir, el mismo número que el grupo de la señora Stanley. Ella también mencionaría que esos chiricahuas habían matado a dos estadounidenses que iban a las Animas Mountains [Hidalgo County, New Mexico], lo cual también coincide con la ruta que seguían los chiricahuas, según los exploradores apaches. El teniente Frank West y ocho hombres de las compañías “H” y “L”, del 6º de Caballería, tuvieron un breve enfrentamiento con ellos a unos 18 km de Fort Bowie. El teniente Rucker salió en su busca, pero no logró alcanzarlos.
Una de las razones por las que el grupo de la señora Stanley fue a San Carlos era para saber que había pasado con los seguidores de Pionsenay, quienes aparentemente se habían separado de Juh después del 15 de abril. Alrededor del 6 de mayo, parte de la banda de Pionsenay [nueve hombres y 18 mujeres y niños] aparecieron en la Sub-agencia de San Carlos para rendirse a Ezra Hoag [los apaches le llamaban “Nariz Hundida”], pero Pionsenay dudó y se fue con un joven [un cautivo mexicano criado por los apaches]. La policía apache de San Carlos escoltó a los prisioneros al cuerpo de guardia, donde estaban Gerónimo y los chiricahuas llegados de Ojo Caliente, a los que Clum deseaba ahorcar.
Clum escribió al sheriff de Tucson: “Tengo pruebas personales contra alguno de estos prisioneros y estaré encantado de testimoniar en su contra. Gracias a mi policía apache y a las informaciones por ella recogidas confraternizando con los renegados, disponemos ahora de pruebas más que suficientes para condenar a cada uno de los siete cabecillas por varios cargos de homicidio. Tales prueban deben usarse mientras los detalles están todavía frescos en la mente de los testigos”.
Medio siglo más tarde escribiría Clum: “… la inmensa cantidad de dinero, tribulaciones, sufrimientos y derramamientos de sangre que se hubiera evitado si el arresto de Gerónimo hubiese ido seguido rápidamente de un proceso, condena y ejecución”.
Gerónimo dijo en su vejez hablando de su encarcelamiento: “… hubiera podido significar fácilmente para mí la pena de muerte”. Esa experiencia dejó en él una profunda influencia, pues nunca dejó que le detuvieran de nuevo. Como Taza había pagado el precio por las acciones de Pionsenay; Victorio y Loco sufrieron las consecuencias de las incursiones de Gerónimo.
Clum mantuvo a los prisioneros bajo custodia en el cuerpo de guardia de la Agencia de San Carlos. El resto de la banda pudo fijar sus tiendas en el lugar que quisieran de la reserva, teniendo que ir a la Agencia una vez por semana para el recuento y para recibir alimentos y ropas. Pero los apaches seguían muriendo de viruela, por lo que las demás tribus huyeron despavoridas a la zona montañosa de la reserva. Martin Sweeney, ayudante de Clum, tuvo que dejar que abandonaran la reserva y buscaran refugio en las montañas, donde el aislamiento y un clima más saludable hiciera que la epidemia fuera menos probable. Muchos Western Apaches se quedaron allí, en sus territorios originales, incluso después de que la viruela desapareciera. La banda apache White Mountain de Pedro [Hashkee-yàiltl-i-dn], que todavía vivía cerca de Camp Apache bajo protección militar, disfrutaba de total libertad en la reserva).
* En junio, Juan Largo, uno de los apaches jicarillas que vivían con los apaches mescaleros en la Reserva Mescalero (Otero County, New Mexico), solicita un pase para visitar a sus familiares en Cimarrón (Colfax County, New Mexico) y llevarlos a la Reserva Mescalero. (Largo aparentemente se fue al norte en cuanto el tiempo mejoró, y él y Miguel, otro jicarilla que vivía con los mescaleros, trajeron a 14 de sus familiares para enseñarles cómo vivían. Caballero, el nuevo jefe mescalero, estuvo de acuerdo).
* El 2 de junio, el teniente T. A. Touey, con 23 hombres de las compañías “C” y “G”, del 6º de Caballería, parte de Camp Bowie con seis exploradores indios en busca de “renegados” apaches. (El destacamento siguió el rastro de una pequeña banda apache hacia Las Animas Mountains donde, después de un corto enfrentamiento, los apaches consiguieron huir).
* El 9 de junio, John Philip Clum, enfurecido por la presencia del ejército en la reserva con la orden de inspeccionar y administrar a los apaches, envía un telegrama al Comisario de Asuntos Indios: “Si su ministerio aumenta suficientemente mi sueldo y me equipa otras dos compañías de policía, con mucho gusto me encargaré de todos los apaches de Arizona y las tropas podrán irse”. (Un amigo suyo, comerciante de Tucson, le dijo: “¿Qué pretendes? ¿Arruinarme el negocio? Si haces que se esfumen los contratos con el ejército, no habrá nada, por lo que merezca la pena quedarse aquí. La mayoría de nuestros ingresos provienen de las provisiones que vendemos al ejército para los soldados y las mulas”.
El gobierno rechazó su propuesta, por lo que, enojado, dimitió. Fue substituido por Henry Lyman Hart, quien llegó a San Carlos el 27 de agosto. Ordenó quitar las cadenas a Gerónimo al no recibir petición alguna del sheriff de Tucson. Al verse libre, se fue con los chokonen. Muerto Taza, inmediatamente se unió a Naiche. Respetuoso con él, aconsejó al nuevo jefe. Los dos permanecieron cerca durante el resto de sus vidas.
A principios del verano, hubo retrasos en la entrega de harina y carne vacuna a los apaches, y encima de más baja calidad. Tuvieron que completar la dieta con maíz. El arroz y el azúcar llegaron a finales de agosto en malas condiciones. Los apaches tuvieron que salir de la reserva para cazar [Hart pidió que la Oficina de Asuntos Indios no enviase más arroz, ya que los apaches no sabían cómo cocinarlo, por lo que generalmente lo vendían o lo tiraban].
El 15 de agosto, el general August Valentine Kautz, comandante del Departamento de Arizona, había criticado duramente la política de concentración de chiricahuas en San Carlos, afirmando que no era más que un medio para beneficiarse económicamente a su costa).
* El 19 de julio, un grupo de texanos cabalga a través de los campamentos de los apaches mescaleros situados junto a Fort Stanton (Lincoln County, New Mexico) con el pretexto de buscar unos caballos robados, con el visto bueno de Frederick C. Godfroy, agente de la reserva. (Se fueron sin encontrar ningún caballo. Sin embargo, durante la noche del 20 de julio, asaltaron el campamento más débil de los mescaleros, les dispararon y se llevaron 13 caballos. Nadie les persiguió.
Las incursiones aumentaron. A última hora de la tarde del 11 de agosto, un grupo de 25 a 30 hombres blancos fueron a la reserva y se llevaron 21 animales, entre ellos dos mulas de la Agencia. Godfroy no tenía armas para dar a sus empleados. Pensando que las autoridades civiles no podían arrestar a los incursores, contrató a James McDaniels por 5 $ al día para localizarlos, y envió a Morris J. Bernstein [un empleado] para pedir ayuda militar en Fort Stanton. McDaniels estuvo fuera nueve días porque le pagaron 45 $ por su trabajo. Un destacamento de 15 soldados, al mando del teniente Thomas C. Davenport, trató de rastrear a los ladrones, pero no tuvieron éxito. Las fuertes lluvias habían borrado el rastro.
El 30 de agosto, desaparecieron dos mulas de la Agencia. Godfroy envió a su intérprete, el mescalero José Alvino Carrillo; a su cochero, José Carrillo; y a un explorador nativo tras sus huellas. En septiembre encontrarían las dos mulas en un cañón, a 11 km al sur de Tularosa [Otero County, New Mexico]. Los sospechosos del robo, Serafín Aragón y George Kendricks, fueron detenidos. Godfroy propuso reclutar a 50 mescaleros y armarlos para formar una policía nativa, pero su petición no fue atendida.
La convulsa situación creada por la «Guerra del Condado de Lincoln» afectó a los mescaleros. Cuando comenzaron las primeras depredaciones durante el verano de ese año, pequeños grupos de mescaleros salían fuera de los límites de la reserva. Pequeñas bandas habían estado incursionando desde que el hombre blanco ocupó sus tierras en New Mexico, pero como la mayoría de sus asaltos los cometían en Texas y en el Viejo México, los habitantes de New Mexico no se inquietaron. Sin embargo, el 23 de junio de ese año, el “Mesilla Valley Independent” dio la alarma. “Los apaches mescaleros iban y venían a su antojo”, declaró el periódico, y “Godfroy poco podría hacer para prevenir que cualquiera de los cientos de ociosos salvajes dejen la reserva”.
En julio, el general de Brigada E. O. C. Ord, del Departamento de Texas, sugirió el abandono de la Reserva Mescalero. Los mescaleros estaban incursionando por los alrededores de Fort Davis [Jeff Davis County, Texas] y Fort Stockton [Pecos County, Texas], y cooperando con “indios mexicanos” [apaches mescaleros del norte de México] que vivían al sur del Río Grande y que podían ir, rápidamente, al sur, este u oeste en sus incursiones. Si se suprimiera la reserva, se reducirían los gastos del ejército, se abrirían las tierras al pastoreo y aumentaría la seguridad de los colonos.
A finales de octubre, el “Mesilla Valley Independent” cambió de opinión sobre los mescaleros. Dijo que “alrededor de 900 de estas amistosas personas se sientan todos los días a la mesa del Tío Sam, y cada una agradece la suntuosa comida. Los apaches mescaleros son ciertamente los indios más gordos que se encuentran en New Mexico. Un apache es como una mula del gobierno. Uno puede saber fácilmente el trato que recibe al medir la profundidad de la grasa en sus costillas. Godfroy está haciendo un buen trabajo manteniendo a los apaches mescaleros en la reserva”).
* El 30 de agosto, (segundo día de trabajo del nuevo agente en San Carlos, Henry Lyman Hart), Nolgee, Pionsenay y 16 guerreros llegan a la reserva, aparentemente con intención de rendirse, pero temiendo ser castigados. (Recién llegados de México, habían venido en dos grupos: Nolgee y Nahilzay, con un grupo de unos 15 nednais y chokonen; y Pionsenay, con otros dos [un muchacho mexicano criado por los apaches y, probablemente, Zebina Streeter].
El 31 de agosto, Nolgee y Nahilzay fueron a Camp Thomas [Graham County, Arizona], rindiéndose al teniente Gilbert Overton. Nolgee estuvo de acuerdo de enviar un hombre con Overton y la policía nativa de la Agencia para traer al resto de su grupo. Pionsenay, teniendo precio a su cabeza, huyó con sus dos seguidores. Overton regresó con otros nueve apaches, poniéndolos a cargo del Subagente Ezra Hoag. El Inspector de Asuntos Indios, William Vandever, estaba a punto de dejar la reserva en manos del Agente Henry Lyman Hart. Vandever había establecido, pocos meses antes, una recompensa de 100 $, vivos o muertos, por las cabezas de Juh, Nolgee y Pionsenay, diciendo a Nolgee: “Cualquier delito que se pruebe contra cualquiera de su grupo… será castigado si es culpable”. Estas palabras auguraban una corta estancia de Nolgee en San Carlos.
Nolgee se unió a Bonito y Chiva, quienes estaban viviendo en una ranchería de los apaches White Mountain del Este, encabezada por George, un chiricahua casado con una White Mountain. Pionsenay entró en el campamento la noche del 1 de septiembre, convenciendo a Nolgee para huir de la reserva con varios hombres [unos pocos, según el Subagente Hoag; varios más, según el teniente Abbot], y con 22 mujeres y niños, robando seis caballos de una ranchería cercana de apaches White Mountain. Nahilzay, cuyos seguidores se habían unido a la banda de Naiche, se quedó.
La mañana del 2 de septiembre, el Subagente Hoag alertó al capitán Clarence M. Bailey en Camp Thomas. Un destacamento militar siguió su rastro, pero no pudo alcanzarlos. Hoag creía que Nolgee “vino de buena fe, pero tiene muchos enemigos aquí”, culpando a Pionsenay: “Tiene gran influencia sobre ellos y le temen más que al diablo”. Un explorador Western Apache dijo de él que “pertenece a una familia que mata”. Una banda apache White Mountain siguió el rastro de los fugitivos, alcanzándolos el 3 de septiembre en Ash Creek, capturando a 13 mujeres y niños, y 28 caballos. Pero al día siguiente, Pionsenay y Nolgee aparecieron en el Steins Peak [Hidalgo County, New Mexico]. Desde allí, incursionaron hacia el este, matando a dos estadounidenses y a 11 mexicanos en los ranchos cercanos al río Gila y en las Burro Mountains [Grant County, New Mexico], antes de dirigirse a México.
Cuando los White Mountain regresaban con sus prisioneros, se encontraron con un gran destacamento de soldados al mando del capitán Tullius Cicero Tupper, del 6º de Caballería, y dos compañías de exploradores nativos dirigidas por los tenientes John Anthony Rucker y Robert Hanna, más 17 policías apaches de San Carlos, siguiendo el rastro de los chihennes que habían huido de la reserva, la noche del 2 de septiembre, una noche después de la huida de Nolgee.
[En la fotografía aparece un casco del cuerpo de Exploradores del ejército de los Estados Unidos, proporcionada por Layton L. Hooper, un experto de la Apachería. El plumaje del cuerpo de Exploradores era blanco y rojo; el de Caballería, amarillo; el de Infantería, azul claro; el de Artillería, rojo; el del cuerpo de Señales, naranja, etc.].
Efectivamente, la noche del 2 de septiembre, Victorio, Loco, Nana, Mangas, y Tomaso Coloradas [también llamado Tomasito, un hijo de Mangas Coloradas], al frente de los chihennes; y Esquine y Francisco, liderando un pequeño grupo de bedonkohes, huyeron de la Reserva de San Carlos. Eran 310 chiricahuas, 56 de ellos guerreros. Robaron 20 caballos a los Western Apaches, a los que cargaron de harina y otros suministros que habían recibido el día anterior [El Agente Hart no podía saber que los jefes chihennes habían decidido irse el día anterior, jueves 1 de septiembre, después de recibir sus primeras raciones en varias semanas]. Al principio Loco puso objeciones a la huida, pero luego estuvo de acuerdo cuando la mayoría de su banda dijo que se iba, con él o sin él. Probablemente, la huida se precipitó por el contagio que la salida de Pionsenay y Nolgee había causado la noche anterior. Los Western Apaches notificaron al agente de la reserva el robo de sus caballos. El teniente Lemuel A. Abbott culpó directamente a Pionsenay. Telegrafió el cuartel general del Departamento que los jefes chihennes habían huido porque Pionsenay les había dicho que lo hicieran. La explicación era más simple. La vida de los chihennes había sido miserable desde su llegada a San Carlos a principios del verano. Aunque Loco y Victorio dijeron a Vandever que estaban contentos con el cuidado y la comida que habían recibido, se quejaron de la constante hostilidad de los apaches White Mountain y de una parte de los chiricahuas. El clima también era diferente. El agua era mala, dijeron los jefes, haciendo enfermar a sus hijos. San Carlos para los chihennes era llano y extraño, acostumbrados a terrenos montañosos, teniendo que compartir la reserva con otros apaches, principalmente los Western Apaches. Sam Haozous diría: “Tenemos nuestras casas allí [Ojo caliente]. Nadie quería mantenerse alejado de nuestra reserva”. En definitiva, los esfuerzos para la integración de los chihennes en los asuntos y en el gobierno de la reserva fracasaron. Pequeños grupos de jóvenes guerreros dejaron la reserva durante varias semanas para intentar vivir de la caza, pero regresaron cuando fueron capturados por patrullas del ejército o por propia voluntad cuando tenían hambre. En vista del descontento, era sorprendente que toda la banda no se hubiese ido. Unos 143 chihennes de Ojo Caliente se quedaron en San Carlos, incluyendo 25 hombres. El resto de chiricahuas [unos 145, la mayoría chokonen y bedonkohes], no siguió a los huidos. En su lugar, aseguraron al agente Hart que no tenían intención de irse, y prometieron notificarle si los “renegados” llegaban a la reserva para causar problemas. Gerónimo, libre de los grilletes con los que Clum lo había encadenado, fue aún más lejos, y se comprometió a decirle a Hart si oía a los apaches decir que planeban huir. Hart, cuyo conocimiento de la identificación de los apaches era escaso, nombró a Gerónimo “Capitán de los chiricahuas que Clum había llevado de Ojo Caliente”, en el curso de una reunión que tendría lugar, el 23 de septiembre, con Naiche, Chihuahua, Bonito, Chato y Gordo. En esa reunión, Gerónimo prometió a Hart permanecer en la reserva porque, según él, los chihennes no querían saber nada de ellos. En realidad Gerónimo era “capitán de lo que quedaba de los apaches chiricahuas de la reserva”. Hart aceptó las inspecciones militares y dio a la policía apache instrucciones de matar a todos los “hostiles”.
Los chihennes cruzaron el río Gila cerca del viejo Camp Goodwin [Graham County, Arizona], dirigiéndose al norte hacia las Gila Mountains. A la siguiente mañana, 3 de septiembre, alcanzaron Ash Flat [a 24 km de la actual Bryce, Graham County, Arizona], donde Palmer Valor, antiguo miembro de la fuerza de policía de San Carlos, quedó sorprendido al ver una larga columna de nativos moviéndose con sus caballos… dirigiéndose hacia el Eagle Creek. Palmer Valor regresaba de Nantanes Plateau [Graham County, Arizona] con su mujer y otras cuatro mujeres, llevando a su consuegro, herido recientemente por el ataque de un oso, para recibir tratamiento en San Carlos. Desconociendo la huida, Valor disparó dos tiros al aire para llamar la atención de los indios. Poco después, dos guerreros fueron a investigar, reuniéndose con las mujeres en un cañón [Valor estaba en una cresta por encima de ellos]. Los guerreros revelaron que la banda de Victorio había dejado la reserva [Victorio no estaba con el cuerpo principal, yendo con la mayoría de guerreros para proteger la retaguardia]. Los dos guerreros volvieron con su gente.
Al amanecer del día siguiente, el grupo de Palmer Valor oyó disparos, los cuales aumentaron en volumen e intensidad. La retaguardia de Victorio se había unido al cuerpo principal, disparando a los soldados y exploradores apaches. Al amanecer, cuatro Western Apaches cabalgaron al campamento de Valor. Uno era su suegro; otro era Bylas, tío de Richard Bylas. Estaban persiguiendo a Victorio. En ese momento, vieron a los chihennes aparecer por un barranco cerca de Arsenic Springs con los soldados y exploradores apaches tras ellos. Era el capitán Tupper, destinado en Camp Thomas [Graham County, Arizona], con las dos compañías de exploradores apaches guiadas por Eskinilay y Eskiminzin al mando de los tenientes Rucker y Hanna.
Inmediatamente, los cuatro apaches cabalgaron en persecución de Victorio, seguido poco después por Valor. Los hombres de Victorio prendieron fuego a la hierba para dar tiempo al resto de la banda a llegar a un prominente risco. Cuando los chihennes alcanzaron la cima, comenzaron a disparar desde sus posiciones contra los soldados y exploradores apaches. Luego Palmer Valor se sorprendió al oír “a mi suegro llamarme por mi verdadero nombre a pesar de que yo era su yerno [su suegro no le llamaba por su verdadero nombre a no ser que estuviese preocupado]. ‘Estás alistado como explorador, así que vete a donde están los chiricahuas y lucha contra ellos’. ‘Me levanté y comencé a correr hacia el risco donde estaban los chiricahuas. Había un poco de viento bajo mis piernas”. Valor, su suegro y Bylas se dirigieron a las rocas que había bajo el risco, donde encontraron siete caballos, los cuales Valor llevó a través del cañón, lejos de las montañas. Victorio no podía creer que los tres hombres se llevaran sus caballos, por lo que gritó a Bylas: “¿Eres tú quien está haciendo eso?”. Bylas respondió: “Sí, soy yo quien lo está haciendo”. Victorio juró: “Está bien, te enterarás de esto algún día”.
El 8 de septiembre, los 17 policías apaches de San Carlos y cinco exploradores apaches de Rucker, que iban por delante del destacamento de Tupper, alcanzaron a los chihennes en la base de las Mogollon Mountains [Grant & Catron Counties, New Mexico], produciéndose el primer enfrentamiento. El 10 de septiembre, los exploradores apaches del teniente Robert Hanna les substituyeron, enfrentándose a los chihennes durante todo el día. Los dos destacamentos capturaron 13 chihennes y mataron a otros 11, la mayoría mujeres y niños. Un explorador Western Apache llamado Chapeau, demostrando el odio que sentía su gente por los chihennes, se jactó de haber disparado a la cabeza de un bebé. Entre los muertos y heridos había varios miembros de la banda de Loco.
La banda de Victorio, que necesitaba caballos, atacó los ranchos del alto Gila, matando a ocho colonos, hiriendo a dos y capturando más de 100 animales. En Clifton [Greenlee County, Arizona] asaltaron la mina de cobre de Henry Lesinsky y robaron 30 mulas, teniendo que cerrar temporalmente. Yendo hacia el este, se dirigieron a Burro Springs, al noroeste de Silver City [Grant County, New Mexico], donde mataron a ocho hombres más, además de capturar unos carros de carga y matar a los conductores.
El 17 de septiembre, la policía apache regresó a San Carlos. Eskinalay se quejó de que la policía y los exploradores estaban siempre un día por delante de los soldados. Los días de los enfrentamientos, la mayoría de los exploradores habían regresado con los oficiales y el tren de carga, por lo que la policía apache había carecido de apoyo. Habían derrotado a los chiricahuas, pero eran muy pocos para capturarlos, por lo que pudieron escapar.
Después de estos ataques, los chihennes se dividieron en pequeños grupos. A pesar de que Victorio y Loco se dieron cuenta de que dirigirse a Ojo Caliente no era prudente, un pequeño grupo se dirigió hacia las Black Range [Grant & Sierra Counties, New Mexico] y las San Mateo Mountains [Socorro County, New Mexico]. Otro grupo, entre 50 y 60, cruzó el Río Grande y encontró refugio en la Reserva Mescalero. El grupo principal, con Victorio, Loco, Nana, Mangas, y Tomaso Coloradas, continuaron al norte, a la zona más alta de las Mogollon Mountains. Desde allí se dirigieron al norte, al territorio navajo, donde Victorio, Loco y Mangas tenían amigos y parientes por matrimonio.
A mediados de septiembre, los chihennes encontraron navajos cultivando a unos 80 km al suroeste de Ácoma [Cibola County, New Mexico]. Afortunadamente, para los chihennes, con los navajos estaba Jesús Arvizu, un viejo conocido de Mangas y Tomaso Coloradas. Su padre, Mangas Coloradas, había capturado a Arvizu en Bacoachi [Sonora] en enero de 1851 cuando era un muchacho, y alrededor de un año más tarde, lo entregó a los navajos a cambio de un caballo. Arvizu permaneció con su pueblo adoptivo, sirviendo como intérprete. Estuvo de acuerdo en llevar un mensaje de los chihennes al comandante de Fort Wingate [McKinley County, New Mexico], el capitán Horace Jewett, quien informó al coronel Hatch, quie a su vez autorizó a Jewett que hablase con los chihennes. Jewett envió unos pocos exploradores navajos con Arvizu para traer a los chihennes.
El 24 de septiembre, Victorio, Loco y Tomaso Coloradas, entraron en Fort Wingate, diciendo que hablaban en nombre de 144 personas que estaban acampadas en las Gallo Mountains [Catron County, New Mexico], cerca de la vieja reserva de Tularosa. Pidieron permiso a Jewett para asentarse cerca de Ácoma. Después de cinco días, fueron para traer a su gente, acompañados por Thomas Keam [antiguo agente de los navajos y ahora intérprete en Fort Wingate], y cinco navajos. Después de 145 km de marcha llegaron al campamento chihenne. Allí dijeron a Keam que aceptarían una reserva cerca de Fort Wingate rechazando volver a San Carlos. Keam llevó a los chihennes [ahora eran 187 personas] a Fort Wingate, llegando alrededor del 5 de octubre; y 16 días después, lo hizo un grupo de 46 chihennes liderados por Nana. Jewett los ubicó en un lugar situado a algo más de 3 km al oeste llamado Milk Ranch, una zona con buena agua y abundante hierba. Cada mañana Victorio, Loco y Nana iban a hablar con Jewett.
Mientras tanto, las autoridades civiles y militares de New Mexico debatían el futuro de los chihennes. El coronel Hatch, temía que fuesen una mala influencia para los pacíficos navajos, por lo que abogó para que no permaneciesen en Fort Wingate, a donde poco después llegó el Inspector de Asuntos Indios, William Vandever. Este dijo que se establecería un mal precedente si los chihennes fuesen llevados de vuelta a Ojo Caliente, concluyendo que el gobierno tenía dos opciones, devolverlos a San Carlos o llevarlos al Territorio Indio [Oklahoma]. Finalmente, John Pope, comandante del Departamento de Missouri, decidió trasladarlos temporalmente a Ojo Caliente. El general Philip H. Sheridan lo corroboró, por lo que el coronel Hatch hizo los planes para trasladarlos a su antigua reserva. Los jefes chihennes estaban contentos. El 24 de octubre, Victorio, Loco y Nana expresaron sus sentimientos al capitán Jewett, culpando a los “malos indios” de los problemas surgidos, en clara referencia a Gerónimo y el resto de chiricahuas.
Victorio declaró: “Cuando vinimos aquí, yo informé al comandante que queríamos estar aquí, pero si vamos a Ojo Caliente, no iremos a ningún otro lugar. Queremos estar en Ojo Caliente. En caso de que vayamos a Ojo Caliente, no queremos que otros indios estén con nosotros… Queremos morir allí. Allí tenemos mucha agua, mucha lluvia, y queremos ir a trabajar… Estas palabras han sido dichas ante Dios para que se entienda claramente que la tribu no desea ser trasladada de Ojo Caliente. Sus preocupaciones están diseminadas y pide que no se les atribuya ninguna culpa a causa de los malos apaches. Lo que se ha dicho, esperamos que no se borre. Hemos dicho la verdad”.
Nana declaró: “Estaremos encantados de trabajar y ver que nuestros cultivos salen de la tierra para poder tener algo de comer cuando vayamos a Ojo Caliente. Cuando ya no tengamos problemas, será un placer levantarse por la mañana y escuchar a los pájaros cantar alegremente. Queremos vivir felices y contentos hasta que no quede nada de nosotros cuando seamos viejos. Queremos morir de viejos o por enfermedad y no por peleas y conflictos. Deseamos permanecer en el mismo lugar, igual que el sol brilla por el mismo sitio, la lluvia cae siempre igual, y el viento sopla por donde quiere. Queremos tener muchos niños e incrementar nuestra tribu. Estamos envejeciendo y nuestro cuerpo se está volviendo blando… En el futuro no queremos pisar más espinas”.
Loco declaró: “Yo pregunto a todos qué es lo que puedo hacer para mí y mi familia. Una parte está en San Carlos con los coyoteros y no quiero que estén allí… Queremos que sean enviados con nosotros a Ojo Caliente. Los que han muerto no pueden volver a la vida, pero queremos a los que están vivos… Queremos plantar, cultivar maíz, vegetales, y melones para que podamos mirar con placer cómo crecen. Estas son todas las palabras que se me ocurren en este momento y que pueden salir de mi cabeza”.
El 31 de octubre, los chihennes [aproximadamente unos 250], casi desnudos, sin armas y desprovistos de todo, salieron de Fort Wingate escoltados por un destacamento militar hacia su antigua reserva de Ojo Caliente, al sur de Fort Craig [Socorro County, New Mexico] y cerca del Río Grande. Antes de partir, cada chihenne recibió una mochila para fabricarse ropa y una manta. Llegaron el 10 de noviembre, siendo nombrado Thomas Keam como su agente y Jesús Arvizu como intérprete. El futuro de los chihennes sería objeto de numerosos debates en los meses siguientes. Permanecerían en Ojo Caliente durante más de un año hasta que el ejército les devolvería a San Carlos en noviembre de 1878).
* El 1 de octubre, Frederick C. Godfroy, agente en la Reserva Mescalero, informa que emisarios de los apaches chihennes habían llegado a la reserva para convencer a los apaches mescaleros de que se uniesen a ellos a emprender el sendero de la guerra. (Uno de ellos era Victorio. Al mismo tiempo, 50 o 60 mescaleros armados, encabezados por Nautzili, pidieron que Godfroy les diese pases para ir a cazar búfalos al Llano Estacado. Querían obtener pieles con las que abrigarse, pero Godfroy se negó y solicitó tropas a Fort Stanton para que patrullasen los límites de la reserva para que los mescaleros no pudiesen salir de ella. Una mujer ya había muerto congelada, y los mescaleros dijeron que otros seis habían muerto de la misma manera. Además, 27 varones jóvenes habían dejado la reserva y más amenazaban con irse. Como las tropas de Fort Stanton estaban en la frontera mexicana o persiguiendo a los chihennes, Godfroy temía que pudiera haber un levantamiento cuando recibió autorización para comprar mantas.
Pero como las tropas estaban ocupadas en otras operaciones, a mediados de octubre, una banda de 17 indios atacó un campamento de heno, a 9’6 km de Eagle Springs Mail Station, matando a un pastor y llevándose 12 mulas. Aunque no se supo qué banda fue la autora, los mescaleros fueron acusados de ello. Godfroy afirmó que una banda renegada de apaches mescaleros conocida como “Cut-offs”, o “Dog Indians”, que vivían en las Guadalupe Mountains [Hidalgo County, New Mexico] eran los responsables).
* El 10 de octubre, Henry Lyman Hart, agente de San Carlos, escribe al Comisionado de Asuntos Indios, Ezra Ayres Hayt pidiendo permiso para llevar a todos los apaches White Mountain que aún estaban en Camp Apache hasta la Reserva de San Carlos. (Los White Mountain habían vuelto a su territorio de origen cuando se extendió la epidemia de viruela, y muchos permanecieron allí incluso después de que la viruela acabara. La banda de Pedro [Hashkee-yàiltl-i-dn], que todavía vivía cerca de Camp Apache bajo protección militar, disfrutaba de una total libertad en la reserva. De la Reserva de San Carlos, en el Gila, iban allí frecuentemente a visitarles, amigos y parientes, originando fiestas con tiswin, teniendo que enviar Hart a cuatro grupos de la policía apache de la Agencia, entre mediados de septiembre y principios de octubre, para traerlos de vuelta. Hayt respondió a Hart en noviembre, dando el permiso para el traslado, pero la gente de Pedro permaneció en Camp Apache, y el ir y venir de los White Mountain continuó.
Hart también dijo a Hayt que los límites de la Reserva de San Carlos debían estar bien señalizados para que los civiles blancos los respetasen. Desde que se descubrió plata en las Pinal Mountains [Gila County, Arizona] en 1875, la zona se había poblado rápidamente, iniciándose la actividad minera y ganadera a lo largo de los límites septentrional, occidental y meridional de la reserva. En enero de 1877, el presidente estadounidense Ulysses Simpson Grant había emitido una orden ejecutiva, quitando al norte de la reserva casi 3.035 hectáreas, y devolviéndolo al dominio público. El último día de marzo, su sucesor Rutheford Birchard Hayes, pocos días después de asumir el cargo, quitó 388 km² de la esquina suroeste de la reserva para dedicarla a la minería. En octubre, “The Citizen” de Tucson informó que los mormones habían fundado una nueva colonia en el Tonto Basin, al oeste de la reserva. La “Stonewall Jackson Mine” cerca de Globe [Gila County, Arizona] había producido mineral por valor de más de 100.000 $ en solo dos meses, habiendo más de 300 personas repartidas en 2’5 km² de terreno. Los edificios brotaban como hongos: salones, tres herrerías, una carpintería, una panadería, dos tiendas, una peluquería, …
Algunas líneas de la reserva eran irregulares; el límite sur, por ejemplo, era paralelo al sinuoso curso del río Gila, 24 km al sur. Ninguno de los límites era recto, y en ningún sitio había marcas en el suelo, lo que constituía una invitación virtual a los mineros, agricultores, y ganaderos a traspasar cuando quisieran las tierras apaches. Habiéndoles quitado cinco partes de su reserva en cuatro años por orden ejecutiva, los apaches estaban irritados y preocupados por la actividad de los blancos en McMillenville [Gila County, Arizona], comprobando Hart que trabajaban a 4’8 km dentro de los límites de la reserva. Además, se enteró de que tres grupos vendían licor a los apaches, infringiendo la ley federal. Los blancos también estaban cortando leña dentro de los límites de reserva y vendiendo la que no usaban en los campos mineros. En el extremo oriental de la reserva, L. H. Redfield, agente especial de la Oficina General de Tierras en Arizona, informó en octubre que todo el combustible utilizado para fundir minerales de las minas de cobre de Clifton [Greenlee County, Arizona] se obtuvo ilegalmente de las tierras apaches.
Ya que no se podía hacer nada para impedir la entrada de los blancos, siempre y cuando los límites siguieran sin estar claros, Hart escribió al Comisionado Hayt. Sin embargo, la ley federal establecía que solo los exámenes realizados por el ejército, o bajo los auspicios de la Oficina General de Tierras, eran oficiales; y no había fondos para hacerlo. Por lo tanto, la Oficina de Asuntos Indios ignoró la petición de Hart, y la intrusión de los blancos continuó.
En otoño, algunas fuentes de sal fueron descubiertas a 32 km al oeste de Camp Apache. La sal era cara debido al coste de transporte. Al haber un mercado en Globe y otros campamentos, así como en la reserva, Hart pensó que la extracción y el transporte proporcionaría trabajo a los apaches. Cuando hubo ofertas para explotar las fuentes de sal beneficiando a los apaches, el Comisionado Hayt se negó.
Después de las incursiones en la primavera de 1877 por el sur de Arizona, Juh movió su campamento base de las Animas Mountains [Hidalgo County, New Mexico], donde su gente había recolectado la planta del agave, a las montañas de la Sierra Madre. Su último destino fue Guaynopa [municipio de Madera, Chihuahua], al este del río Sátachi, un escabroso y remoto territorio. Guaynopa estaba cerca de una vieja mina de plata explotada por los españoles en el siglo XVIII, a unos 48 km al sureste de Nácori Chico [Sonora]; a 120 km al sur de Casas Grandes [Chihuahua]; y a unos 95 km al nordeste de Sahuaripa [Sonora]. Jason Betzinez [primo de Gerónimo] y Asa Daklugie [hijo de Juh] llamaban a ese sitio el “Gran Cañón”, siendo históricamente el santuario favorito de los nednais, especialmente de Láceris, el padre de Juh. Su ranchería estaba en el borde de un lugar casi inexpugnable, necesitando un posible enemigo todo un día para llegar a la cima, la cual solo se podía alcanzar por un peligroso camino en zigzag. Desde allí, Juh podía incursionar tanto al este [Chihuahua] como al oeste [Sonora].
A pesar de que Nácori Chico era la población más cercana, Juh prefería atacar poblaciones de Chihuahua que estaban más al este como Namiquipa, Yepómera y Temosachic, pobladas mayoritariamente por tarahumaras, adversarios de los apaches durante generaciones. Cuando se encontraban con apaches, ninguno de los dos bandos daba cuartel. En la década de 1870, el distrito de Sahuaripa era el centro de la actividad de Juh, rico en campos de maíz. Tenía un cuartel militar para proteger a unos 2.000 habitantes y una escuela con 78 estudiantes, aunque los soldados estaban equipados con armas antiguas. Las pequeñas poblaciones, haciendas y minas de los alrededores proporcionaron a los nednais suficiente botín durante años, por eso solo había cuatro ranchos [otros cinco estaban desiertos a causa de las incursiones apaches].
Juh utilizaba la táctica de la guerrilla, usando el elemento sorpresa, con buenas armas y monturas. Es fácil imaginar cómo una banda de 40 o 50 hombres, algunos de ellos jóvenes guerreros, podía amedrentar una zona escasamente poblada. Durante las dos últimas semanas de mayo, un grupo incursor había matado a 15 personas entre los ranchos y viajeros del distrito de Sahuaripa [Sonora]. A primeros de junio, ya estaban en su ranchería de Guaynopa. Dos semanas después, Juh estaba otra vez asaltando en el distrito de Sahuaripa.
El 21 de junio, un grupo de 25 guerreros, armados con rifles y carabinas, atacaron a seis personas cerca de Guadalupe [municipio de Sahuaripa, Sonora], una población minera a 65 km al sur de Sahuaripa. Mataron a tres hombres, hirieron a dos mujeres, y se llevaron 14 mulas. A la mañana siguiente, unos 30 nednais, aparecieron al nordeste, a unos 40 km de Tarachi [municipio de Sahuaripa, Sonora], un pueblo agrícola de 500 habitantes. Alrededor de las 09:00 horas, emboscaron unos carros donde iban 30 personas, hiriendo a varios durante dos horas de combate. Para salvar la vida, los sonorenses lo dejaron todo en manos de los apaches. Una semana más tarde, unos 40 guerreros de Juh se ocultaron al nordeste de Sahuraipa, junto a un camino que llevaba a Nácori Chico. Un grupo de 17 personas viajaba de Nácori Chico a Sahuaripa cuando fueron atacados por los apaches, falleciendo dos hombres y una mujer, perdiéndolo todo, ganado y provisiones, que acabaron en la ranchería de Guaynopa.
Poco después, M. Cuen, prefecto de Sahuaripa, se quejó al gobernador de que sus soldados no estaban bien armados y que las armas de los apaches eran de última generación. Cuen se quejó: “Necesitamos ayuda y mejores armas, especialmente rifles de repetición”. Durante los dos meses siguientes, Juh no apareció por Sahuaripa. El 3 de agosto, Cuen informó a sus superiores que “los apaches no han sido vistos en este distrito el mes anterior”. Pero Juh estaba haciendo planes para incursionar en Chihuahua. Los detalles son escasos, pero su grupo incursor, en el que pudieron estar Nolgee y Pionsenay, mataron a 20 personas y robaron gran cantidad de ganado en el distrito de Galeana. A mediados de agosto, fueron perseguidos por 100 soldados, pero Juh les atacó, matando a 27 y poniendo en fuga al resto.
Entonces los chiricahuas se dividieron. Nolgee y Pionsenay se dirigieron al norte y entraron en Arizona, dirigiéndose a San Carlos. Juh volvió a Guaynopa. A mediados de septiembre, envió grupos incursores al distrito de Moctezuma y Sahuaripa [ambos en Sonora] para conseguir ganado y suministros para el siguiente invierno. Durante dos meses y medio de no aparecer por Sahuaripa, Cuen tuvo noticias de que los apaches habían atacado y herido a dos hombres cerca del Rancho Chipájora [municipio de Sahuaripa, Sonora], a unos 24 km al norte de Sahuaripa. Inmediatamente, Cuen envió un grupo de 32 soldados al mando del teniente Francisco Quijada con órdenes de combatir a los apaches, siempre que fueran menos numerosos que el destacamento. En caso contrario, deberían volver a Sahuaripa para conseguir más refuerzos. Quijada encontró a un superviviente, Manuel Hurtado, quien dijo que había visto solo a seis apaches, pero que creía que había más escondidos. Quijada siguió el rastro, en el que había ganado descuartizado, antes de volver a Sahuaripa. Mientras, Cuen dijo al gobernador: “Las incursiones del último junio aterrorizaron a los ciudadanos en este distrito, si el Estado es incapaz de protegerlos, muchos abandonarán el distrito hacia lugares más seguros”.
Una semana más tarde, Cuen hizo otra apelación: “Estos salvajes han invadido este distrito desde todas direcciones”. El 5 de octubre, convocó en Sahuaripa a los jefes políticos y militares del distrito, decidiendo pedir al gobernador, tropas, armas y provisiones. Incluso antes de comenzar la reunión, llegaron informes de incursiones apaches. El 29 de septiembre, habían asaltado un rancho cerca de Tarachi, donde Antonio Cruz y su mujer Dolores sufrieron el ataque de tres apaches. Mientras Dolores se enfrentaba a un apache, otro le disparó en la cabeza. En ese momento, otros vaqueros llegaron al rancho, haciendo huir a los apaches. Antonio envió a dos hombres a un rancho cercano para prevenirles, pero los nednais les mataron a los dos. Los informes decían que la bala parecía que no había afectado al cerebro de Dolores, esperando que sobreviviera.
Más tarde, apareció el cadáver de un tercer hombre, Antonio Coronado. Dos días después, quizás el mismo grupo de apaches, asaltaron a un grupo de 11 viajeros a unos 55 km al sur de Sahuaripa, matando a uno e hiriendo gravemente a otros dos. Solo en el distrito de Sahuaripa, entre octubre de 1876 y octubre de 1877, la banda de Juh había matado a 39 hombres y herido a 21, representando el 63% de todos los muertos a manos de los apaches en Sonora durante ese período.
Las apelaciones de Cuen al gobernador tuvieron efecto, ya que este envió a Jesús García Morales, un veterano comandante en los enfrentamientos contra Cochise. Durante ese tiempo, Morales había decidido realizar una campaña, pero, según Francisco Serna, vicegobernador de Sonora, iba encaminada contra apaches que habían entrado en Sonora desde la Reserva de San Carlos. Esta declaración era una creencia común entre los políticos de Sonora. Después de 1870, siempre culparon de sus problemas con los apaches a los Estados Unidos, incluso cuando era innegable que los autores de esas depredaciones vivían en Sonora. De hecho, tras el cierre de las reservas Chiricahua y Ojo Caliente en 1876 y 1877, los apaches no usaron San Carlos como base para incursionar en México, aunque los funcionarios del nordeste de Sonora no pensaban lo mismo.
El 22 de octubre, una pequeña patrulla mexicana encontró una ranchería apache abandonada, unos tres días antes, al nordeste de Nácori Chico, sin duda de Juh. El 23 de octubre, otra patrulla de 45 soldados salió de Bavispe con destino a Guaynopa. De camino encontró el rastro de bastantes apaches yendo hacia el norte. Las huellas se habían dividido, convergiendo cerca de la Sierra de Carcay [municipio de Janos, Chihuahua]. Al norte de Guaynopa, el capitán Adrián Maldonado, que había combatido a Cochise en 1870 en las Dragoon Mountains [Cochise County, Arizona], también encontró el rastro de unos 200 apaches llevando ganado hacia la Sierra de Carcay. Parecía que la mayoría de los “hostiles” chiricahuas, entre 250 y 300 nednais, bedonkohes y chokonen de Juh, Nolgee y Pionsenay, se habían reunido para abrir negociaciones en Janos, a unos 40 km de la Sierra de Carcay.
Nolgee y Pionsenay hicieron su primer contacto en Janos en octubre, donde la población los conocía bien. De hecho, Pionsenay había hecho de emisario de paz de Cochise en 1872. El gobernador de Chihuahua, Ángel Trías [hijo del también gobernador del mismo nombre], nombró a Ramón Luján comisionado de paz, dándole libertad para hacer la guerra o la paz, si esta era posible.
Mientras tanto, el 10 de noviembre, un gran número de chiricahuas se habían trasladado de la Sierra de Carcay a un cañón cercano a Casa de Janos, un rancho abandonado a 29 km de Janos. A la mañana siguiente, la mayoría de los hombres fueron a Janos con el ganado y otros bienes capturados en Sonora para comerciar. Lo que ocurrió no está muy claro. Aparentemente, Luján no había llegado. Después de una conferencia con los funcionarios locales, los chiricahuas suspendieron las conversaciones y se dirigieron a su campamento. Cuando estaban llegando, vieron a un destacamento de Sonora a punto de atacar su campamento. Eran 40 hombres de Bavispe al mando de José Vázquez, que habían seguido el rastro de 40 apaches llevando unas 100 reses hasta la boca del cañón. A una distancia de unos 730 metros, Vázquez podía ver las wickiups y los caballos pastando en las cercanías. Cuando estaba a punto de atacar, un centinela los vio y dio la alarma. Los apaches huyeron a las colinas cercanas. Antes de que Vázquez pudiese ocupar el campamento, vio una nube de polvo y jinetes viniendo del este. Creyendo que eran soldados de Janos, retrasó su asalto, cogió un hombre y fue a su encuentro. Los que venían eran unos 50 o 60 chiricahuas con Juh, Nolgee y Pionsenay al frente, quienes dispararon a Vázquez y a su compañero, los cuales cabalgaron hacia sus hombres. Antes de llegar, una bala hizo trizas las riendas de Vázquez, obligándole a desmontar. Sus hombres se le unieron entablándose un tiroteo en el que hubo pocas bajas, acabando con los chiricahuas en las colinas.
Los chiricahuas estaban preocupados por sus mujeres y niños. Habían flanqueado a los sonorenses, reunido sus familiares, posesiones y caballos, dirigiéndose al nordeste hacia la Sierra de las Espuelas. Poco después, los hombres de Vázquez encontraron el cuerpo de un chiricahua caído en combate. A pesar de no conocer exactamente la identidad del cuerpo, intuyeron que era Pionsenay, cortándole la cabellera. Más tarde, los chiricahuas admitieron haber perdido dos hombres, uno de ellos Pionsenay.
Juh, Nolgee y Broaches, el sucesor de Pionsenay, llevaron a su gente a la Sierra de las Espuelas, llamada por los apaches Dzilnde-z, que significa “Alta Montaña”. Los jefes decidieron descubrir cómo les iba a sus parientes en San Carlos, por lo que fueron a Arizona. A primeros de diciembre, el agente de San Carlos, Henry Lyman Hart envió a dos emisarios [posiblemente Nahilzay y Gordo, este pariente de Juh] para contactar con los “hostiles”. En Ash Springs [en la parte superior del San Simon Valley, Cochise County, Arizona] encontraron un grupo de 35 chiricahuas [ocho chokonen y 27 nednais] liderados por Juh, Nolgee y Broaches. Dijeron que estaban preocupados por las patrullas mexicanas y que estarían de acuerdo en rendirse si Hart se reunía con ellos allí mismo. La presencia de Juh, elevó inicialmente las expectativas de Hart, quien a pesar de no haberse reunido nunca con el jefe nednai, sabía que era el principal líder de los chiricahuas que estaban fuera de San Carlos. Hart estuvo de acuerdo en reunirse con Juh, pero formó un grupo de 17 policías al mando de Daniel H. Ming, un ranchero y viejo hombre de la frontera a quien empleó como jefe de policía, y contrató a Martin Sweeney [antiguo ayudante de Clum] como guía. El grupo salió de San Carlos el 10 de diciembre y llegó a Pueblo Viejo, cerca de Safford [Graham County, Arizona], dos días después.
Por entonces, Juh y Nolgee habían cambiado de opinión y se habían ido. Cuando Hart llegó a Ash Springs, solo encontró a Broaches y a siete chokonen dispuestos a rendirse, a los que arrestó.
El 10 de diciembre, Juh y Nolgee capturaron unas carretas [tres o cuatro] con suministros que habían salido de Fort Bayard [Grant County, New Mexico] con destino a Globe [Gila County, Arizona]. Juh las siguió durante varios días hasta que pudo atacarlas cuando cruzaban un profundo arroyo, donde las emboscó. Mientras saqueaban las carretas, que llevaban ropa, harina y licor, Nolgee mató a un muchacho mexicano porque no paraba de gritar. Los apaches quitaron los cinturones con munición y las camisas a los cuerpos. Juh encontró un cinturón bajo la ropa de uno de ellos, rajándola con su cuchillo, no encontrando nada, salvo muchos trozos de papel verde con la imagen de un hombre en ellos. Mientras los tiraba a los arbustos, su lugarteniente Ponce preguntó: “¿Para qué crees que llevan estas cosas?”. Juh dijo: “Para limpiarse la nariz, supongo”.
Luego su banda se dividió. Unos buscaron caballos por los ranchos cercanos al río Gila; mientras otros fueron al sur, donde mataron a un correo cerca del Steins Peak.
Al enterarse de ello cuando volvió a Pueblo Viejo, Hart telegrafió al general Kautz en Prescott [Yavapai County, Arizona] sugiriendo que enviase un destacamento para interceptarlos antes de que cruzasen a México. El agente ya había ordenado a Sweeney y a Dan Ming que fuesen con sus 16 policías apaches a perseguirles. Siguieron el rastro hacia el sur, llegando a Fort Bowie el 13 de diciembre. Con ellos iba un chiricahua, identificado solo como “hermano de Juh”, quien accedió a ir de guía. Para entonces, Kautz había ordenado que dos destacamentos de Fort Grant y Fort Thomas [los dos en el Graham County, Arizona] se uniesen al grupo de Sweeney, pero no tuvieron éxito, por lo que regresaron a mediados de enero.
Pero el 27 de noviembre, un destacamento de 20 soldados del 6º de Caballería, dirigido por el teniente John Anthony Rucker, había salido de Fort Bowie [Cochise County, Arizona] con suministros para 40 días. Con Rucker iba una compañía de exploradores apaches y el teniente Timothy A. Touey destinado en Fort Grant. Fueron hacia el sur, hacia San Bernardino, cruzaron la frontera y entraron en Sonora. En el cañón de los Alisos, se encontraron con tropas mexicanas de Fronteras al mando del coronel Ángel Elías, quien dijo a Rucker que habían seguido un rastro fresco de chiricahuas al norte, a lo largo del lado este de las Guadalupe Mountains [Hidalgo County, New Mexico]. Rucker invitó a Elías a unirse a su destacamento, pero este se negó diciendo que no tenía órdenes de cruzar la frontera, ignorando la presencia de soldados estadounidenses en Sonora.
Volviendo al norte, hacia New Mexico, los exploradores apaches de Rucker encontraron el rastro de Juh, por donde había pasado hacía cinco o seis días. Una semana más tarde, ceca de Ralston Flats, pocos kilómetros al sur del actual Lordsburg [Hidalgo County, New Mexico], los exploradores apaches encontraron a tres chiricahuas preparando la cena y secando su botín, extendido cerca del pozo de agua. Los exploradores apaches inmediatamente les atacaron, matando a uno e hiriendo a otro. Los dos chiricahuas huyeron hacia el sur, mientras los exploradores reunían dos mulas, un caballo, sillas de montar, y mercancías de las carretas saqueadas el 10 de diciembre. Rucker se enfadó porque sus exploradores apaches se habían preocupado más del botín que de seguir a los dos chiricahuas [uno de ellos herido].
Los exploradores apaches encontraron fácilmente el rastro que iba a las Animas Mountains y al San Luis Pass [Hidalgo County, New Mexico]. Al sur estaba México, pero eso no disuadió a Rucker. Se dirigió hacia la Sierra de las Espuelas [a unos 18 km al sur de la frontera en Sonora] donde, la tarde del 17 de diciembre, los exploradores apaches encontraron el campamento nednai. Después de dejar un grupo para proteger sus suministros, Rucker, unos cuantos soldados, el jefe de exploradores Jack Dunn, y 25 exploradores apaches armados con rifles Springfield y 50 cartuchos, caminaron toda la noche por un áspero terreno. Al amanecer del 18 de diciembre, estaban en posición rodeando la ranchería.
Cuando el campamento comenzaba a despertarse, los hombres de Rucker dispararon contra las 39 wickiups que albergaban unas 150 personas. Los chiricahuas salieron corriendo de sus wickiups con las armas en la mano, buscando cubiertas, repeliendo el ataque para evacuar a sus mujeres y niños, quienes se acurrucaban entre las rocas, escapando a través de barrancos y cañones. Cuando Rucker ocupó la ranchería, encontró 15 cuerpos y capturó a una muchacha que se había quedado atrás en la confusión, además de 60 caballos y mulas, 50 sillas de montar, comida, ropa y otros objetos. Los exploradores apaches de Rucker, que se quedaban con las monturas y el botín, habían causado una fuerte derrota a Juh.
Después del ataque de Rucker, los nednais se reunieron en un punto de encuentro previamente acordado, antes de dirigirse a la Sierra Madre. Juh quería llevar a las mujeres y niños a un lugar seguro y qué mejor lugar que Guaynopa. Una patrulla de Bavispe siguió dos rastros de nednais desde la Sierra de las Espuelas hasta la Sierra de Teras [municipio de Bavispe, Sonora], uno de 35 personas y otro mucho más grande. Elías envió una segunda patrulla hacia la Sierra de Carcay [municipio de Janos, Chihuahua] para ver si Juh había ido allí a intentar abrir negociaciones en Janos. No encontrando restos frescos, el teniente Jesús Escalante estaba seguro de que los nednais regresaban a Guaynopa. El coronel Ángel Elías informó al gobernador que debería enviar a un grupo de 70 hombres para explorar Guaynopa. Y en caso de que Juh se dirigiese hacia la frontera, Elías decidió estacionar tropas cerca de Carretas [municipio de Janos, Chihuahua] y Ojitos [San Pedro de Ojitos ?] para intentar emboscarles).
1878
* El 15 de enero, los guerreros de Juh asaltan una caravana de mercancías cerca de Oputo ([municipio de Huásabas, Sonora]. Para reemplazar los suministros que el ataque de Rucker había ocasionado, Juh envió a sus guerreros a realizar incursiones. Su primera acción fue en Oputo, donde mataron a un hombre e hirieron a otros dos, sin conseguir apropiarse de las mercancías, ya que la caravana consiguió llegar a Bacadéhuachi [municipio de Granados, Sonora]. Una semana más tarde, mataron a un hombre e hirieron al hijo del coronel Cayetano Sánchez cerca de Moctezuma.
El 1 de febrero, dos partidas de nednais atacaron el mismo día, en dos lugares separados por unos 95 km. Al sureste de Tepache, atacaron un convoy de carros con 15 personas que iba con suministros de Huásabas a Batuc [municipio de San Pedro de la Cueva, Sonora]. En el ataque mataron a Julián Peralta, capturaron tres mulas, y quemaron los carros después de vaciar su contenido. Los compañeros de Peralta lo vieron todo sin poder hacer nada protegidos tras las rocas.
El mismo día, asaltaron el aislado rancho Teópare, a unos 48 km al suroeste de Guaynopa [municipio de Madera, Chihuahua]. Localizado en el lugar de una vieja misión española, el rancho se encontraba en una meseta con vistas a la orilla occidental del río Teópare, un afluente del río Aros. Los nednais quemaron el rancho, mataron a José Torres y a dos vaqueros.
En marzo, dos grupos de nednais salieron de Guaynopa. El primero, después de establecer un campamento base a unos 40 km al noreste de Tepache, cruzó el río Moctezuma y se dirigió al suroeste, hacia Ures. Zebina Nathaniel Streeter [también conocido como el “Apache Blanco”] pudo haber participado, ya que varios testigos vieron a un estadounidense con los apaches durante su incursión. A mediados de marzo, asaltaron dos ranchos cerca de Ures, llevándose dos muchachos [de unos cinco y siete años aproximadamente]. Esperando que fuesen a rescatarlos para esperarles emboscados, los capturaron a pocos metros del rancho. Al no ir nadie en su ayuda, simplemente los mataron. El siguiente asalto lo hicieron en la Hacienda Tierras Negras, donde mataron a un hombre.
A finales de marzo, sorprendieron a dos vaqueros en un rancho cerca de Mazacahui [municipio de Baviácora, Sonora], a 32 km al nordeste de Ures. A unos 400 metros de distancia, otro vaquero, Jesús Delgado, que se había refugiado entre la hierba, veía impotente cómo los apaches mataban a sus dos compañeros. De repente, un apache vio una vaca cerca de donde estaba Delgado, cabalgando derecho hacia él. Cuando el apache blandió una lanza acercándose a la vaca, Delgado le disparó pero falló. Los chiricahuas, sorprendidos, cargaron contra Delgado, cuyo segundo disparo impactó en el vientre de uno de ellos, cayendo de su caballo. Delgado corrió hacia el rancho, volviendo a final del día con varios más, encontrando inexplicablemente el cuerpo del apache. Delgado le arrancó la
cabellera llevándola a Ures, donde el gobernador le recompensó con 50 pesos.
Mientras, en las últimas dos semanas de marzo, el segundo grupo de incursores chiricahuas mató a 12 personas, la mayoría en Oputo [508 habitantes] y Nácori Chico [276 habitantes], en el distrito de Moctezuma).
* En enero de 1878, el teniente del ejército estadounidense John Lapham Bullis declara ante el comité para asuntos militares de la Cámara de Diputados porque en noviembre de 1877, él y sus exploradores seminolas negros habían cruzado el Río Grande, entrando en México, siguiendo el rastro de una partida de apaches mescaleros que había atacado un poblado en Texas. (En diciembre de 1877, un destacamento de caballería al mando del capitán Young y el teniente Bullis habían entrado a territorio mexicano, con el objetivo de destruir una ranchería de mescaleros. Después de seis días de búsqueda, sorprendieron y atacaron al grupo en su ranchería de la Sierra del Carmen [Coahuila]. Mataron a dos e hirieron a tres, destruyendo su campamento y capturando unos 30 animales, entre caballos y mulas. Bullis declaró que estos mescaleros eran del grupo de Alsate. Dijo de él: “Tiene aproximadamente 60 años y tiene fama de ser el indio más astuto en la frontera de Texas con México”.
Su banda cruzaba alternativamente la frontera de México con los Estados Unidos, recorriendo las sierras Del Carmen y Santa Rosa [Coahuila]; Chisos Mountains [Big Bend National Park, Brewster County, Texas] y Davis Mountains [Jeff Davis County, Texas]; y la sierra Álamos [Chihuahua] robando bienes y ganado en un lado de la frontera para venderlo después en el otro lado. Por eso le perseguían los militares mexicanos y estadounidenses).
* El 14 de febrero, el ciudadano de Fort Davis (Jeff Davis County, Texas), James Marr, se queja al Secretario del Interior, Carl Christian Schurz por las depredaciones de los apaches mescaleros. (Marr dijo: “Con las raciones del gobierno en sus panzas, con las mantas del gobierno en sus espaldas, y las armas y municiones del gobierno en sus manos, han matado a numerosos colonos y robado gran cantidad de ganado, vacuno y ovino, en las Guadalupe Mountains” [Culberson & Hudspeth Counties, Texas]. Los colonos que vivían en un radio de 320 km de la reserva, tenían la sensación de vivir en una especie de “reinado del terror”, aunque los mescaleros se cuidaron de no actuar cerca de la Agencia. Finalmente, Marr señaló que los mescaleros “estaban inmunes al castigo, al trabajo, a la responsabilidad, o ante problemas de cualquier tipo”. Todo lo que un mescalero tenía que hacer era “coger sus raciones y jactarse de sus crímenes”).
* El 7 de marzo, el general Sherman cesa al general Kautz como comandante del Departamento de Arizona y lo reemplaza por el general Orlando Bolivar Willcox. (Inmediatamente, Willcox hizo dos cosas. Primero estableció Camp Supply en la parte baja de las Chiricahua Mountains [Cochise County, Arizona], desde donde las compañías de exploradores apaches de Rucker y Henely podrían patrullar la frontera; y segundo, escribió al gobernador de Sonora, Vicente Mariscal, usando como enlace al comerciante de Tucson, Esteban Ochoa. Mariscal respondió con la promesa de tenerle informado sobre las actividades apaches en Sonora.
El 27 de abril, Willcox se lamentó ante Ochoa, quien llevó la carta a Mariscal que “los apaches son como piratas y solo lamento que, al expulsarlos de nuestro suelo mientras están aquí, no podamos perseguirlos al otro lado de la frontera para capturarlos o matarlos… y librar a ambas naciones de esos bandidos y asesinos”.
Poco antes, a mediados de abril, dos grupos chiricahuas incursionaron por los distritos de Ures y Sahuaripa [Sonora]. El 15 de abril, uno de ellos asaltó un rancho cerca de Mátape [municipio de Villa Pesqueira, Sonora], matando a dos hombres e hiriendo a una mujer, la cual declaró que vio a un estadounidense dirigiéndoles [sin duda Streeter]. Pocos días después atacaron un rancho al norte de Ures, llevándose varias cabezas de ganado. Soldados de la Guardia Nacional siguieron el rastro que les llevó hasta el río Sonora, pero no pudieron alcanzarlos.
Mientras tanto, el 21 de abril, un considerable número de apaches atacó una reata de mulas, cerca de Tacupeto [municipio de Arivechi, Sonora], a 27 km al sur de Sahuaripa, apropiándose de la mayoría de las mulas y sus provisiones. Seis días más tarde, esta misma banda robó unas 40 o 50 mulas de un rancho, entre Tacupeto y Tarachi [municipio de Sahuaripa, Sonora].
Desde el invierno, los militares de Sonora no habían estado ociosos. Un destacamento enviado por el general García Morales, había explorado el territorio entre Bavispe [Sonora] y Janos [Chihuahua], incluyendo Carretas, Casa de Janos y la Sierra de Carcay, encontrando, el último noviembre, nada más que un caballo abandonado por los apaches. García llegó a la conclusión de que las incursiones venían de mucho más al sur, del interior de la Sierra Madre.
Mientras, el 20 de abril, la Guardia Nacional sorprendió un campamento de siete wickiups, a 40 km al nordeste de Tepache. Era un campamento temporal donde los incursores llevaban el ganado y el botín, y donde descansaban antes de llevárselos a otro lugar. Mataron a una mujer y capturaron a un niño de unos cuatro años y algo de ganado.
Comprobando que los apaches estaban en el interior de Sonora, y ante el anuncio de las autoridades de Nácori Chico de que la población había anunciado irse de allí, ante el abandono en el que se encontraban, el general García Morales envió a su oficial más capaz, el coronel Ángel Elías, el cual llegó con 34 dragones, consiguiendo posponer la marcha de la gente.
Por ese tiempo, Ismael S. Quiroga firmaba un artículo en el “Boletín Oficial” de Sonora titulado “La Guerra Apache”, en el que no solo evaluaba la situación, sino que incluía varias recomendaciones para resolver el problema. “Los apaches, como en el siglo anterior, eran un obstáculo al progreso, especialmente en aquellas poblaciones que estaban cerca de las montañas de la Sierra Madre, donde probablemente están sus rancherías”. Esta era una reveladora declaración. Por primera vez desde el establecimiento de la Reserva Chiricahua en octubre de 1872, las autoridades de Sonora reconocían que el enemigo apache vivía en Sonora, mucho más lejos que los que vivían en los Estados Unidos. Por lo tanto, el periódico recomendaba dos importantes cambios. Primero, reubicar los presidios fronterizos de Santa Cruz y Fronteras, que habían servido para defenderse de los apaches que llegaban de Arizona, e instalarlos en Sahuaripa y Carretas; y segundo, permitir a las tropas del nordeste de Sonora que colaborasen con las fuerzas estadounidenses estacionadas en el Guadalupe Canyon [situado en el vértice donde se juntan los estados de Arizona, New Mexico y Sonora] y San Bernardino [Cochise County, Arizona].
Mientras, los chiricahuas seguían actuando. El 22 de mayo, un numeroso grupo [unos 30 o 40] atacaron a dos hombres que cuidaban 200 reses cerca de Mulatos [municipio de Sahuaripa, Sonora]. Se llevaron el ganado después de matar a Antonio Arenas y herir a Jesús Monge.
Dos semanas más tarde, el 5 de junio, seis apaches emboscaron a Rafael Corona cerca de Bacanora [municipio de Bacanora, Sonora], a 16 km al sureste de Sahuaripa. Tras matarle, se fueron a las colinas cercanas a la localidad.
A mitad de junio, otro grupo chiricahua estaba cerca de Nácori Chico, probablemente sin saber que el coronel Elías estaba allí con sus soldados. Elías les persiguió con 46 hombres, siguiendo sus huellas hacia el sur durante 40 km antes de girar al este. Elías cruzó el río Aros, continuando hacia el este, hacia Guaynopa, donde el 20 de junio encontró un rastro de unos 80 apaches con sus familias. Estando con pocas provisiones, volvió a Nácori Chico prometiendo volver a Guaynopa. Era Juh que se iba de Guaynopa, pensando regresar en el otoño. Durante ese año, había perdido 17 personas en el distrito de Sahuaripa, por lo que iba al encuentro de Nolgee, con quien se reuniría en julio en las montañas al oeste de Janos.
Mientras tanto, en San Carlos, los apaches chiricachuas, principalmente chokonen, habían excavado 19 km de nuevas zanjas, plantando cultivos y cuidando ganado. En abril, el Inspector de Asuntos Indios, Edwin Charles Watkins, había visitado San Carlos, quedando impresionado por los trabajos de los chiricahuas: “Llegué a donde una banda de indios chiricahuas estaba abriendo una gran zanja desde el río Gila para regar. Hombres, mujeres y niños estaban trabajando. Muchos de ellos cargaban con sus manos los cestos de tierra. Vi tres palas entre todo el grupo que al menos eran 100… Yo hablé con ellos. Ellos hablaron de la piedra que el general Howard puso en el suelo cuando hicieron la paz y cómo ellos le dijeron que mientras la piedra exista, la paz persistirá. Ellos hablan bien de su nuevo agente y piden más herramientas agrícolas”. Pero el agente Hart no autorizaba la compra. Willcox, saltándose la burocracia, ordenó darles algunas herramientas del ejército.
Llegaron a la reserva muchos mineros, empleados corruptos y faltaban suministros. El general Willcox abogó por expulsar a los intrusos que se estaban apropiando de los recursos hasta 9 km dentro de los límites de la reserva. Los apaches protestaron afirmando que las normas de la reserva no deberían obligarles a ellos más que a los blancos.
Numerosas irregularidades tenían lugar con los suministros de harina y carne durante el año fiscal 1877-1878. Las raciones se reducían de forma considerable. Hart había puesto la norma de no dar raciones a una familia si todos sus miembros no estaban presentes. En la tercera semana de julio, Hart avisó al gobernador John P. Hoyt, al general Willcox y al Comisionado de Asuntos Indios, Ezra Ayres Hayt, de que necesitaba más suministros, pidiendo autorización para comprar más alimentos. Willcox otra vez se adelantó, proporcionando 6.350 kg de harina al agente.
En la primavera, una epidemia de malaria se cebó con los chokonen de Naiche, falleciendo de 50 a 60 personas. La ciencia no había descubierto aún la relación entre los mosquitos y la malaria, que atacaba a los apaches que vivían en las marismas del río Gila, infestadas de larvas de mosquitos, provocándoles fiebre, escalofríos, dolor de cabeza y vómitos. Sin tratamiento, las personas afectadas morían al cabo de pocas semanas. Asa Daklugie, que tenía parientes y amigos en San Carlos, contaría a la escritora Eve Ball: “Por primera vez en la memoria de cualquiera de mi gente en San Carlos, los apaches experimentaron la enfermedad del temblor. Nuestros hombres-medicina conocían hierbas que podían reducir la temperatura del cuerpo, pero no eran nada efectivas contra los extraños y agotadores ataques que causaban que las personas sufrieran calor y frío alternativamente. A veces ocurrían ataques que causaban que las personas con altas temperaturas sintieran frío y temblaran incontrolablemente mientras estaban cubiertas con mantas. Y su enfermedad a veces duraba semanas a menos que el paciente muriera”.
En una carta fechada en octubre de 1878, el agente de San Carlos, Henry Lyman Hart, contó como abordó el problema. Concedió permiso a unos 400 o 600 apaches [chiricahuas y White Mountain] a ir a las montañas, a cazar y a recolectar frutos silvestres para, de paso, protegerse de la enfermedad. Este traslado les recordó su pasada independencia. La mayoría se fue a las Santa Teresa Mountains [Graham County, Arizona]. Desde esta aislada zona, con poca vigilancia por el subagente de la reserva, se veían libres para realizar sus antiguas costumbres. Cuando consiguieron maíz, a través de comerciantes o provenientes de sus raciones, empezaron a hacer tiswin [Clum había eliminado esta práctica durante su etapa, utilizando a la policía apache para buscar y destruir las destilerías de tiswin, arrestar a los autores, y encarcelarlos]. A finales del verano, Eskiminzin admitió al antiguo agente Clum que esta práctica se había vuelto a extender: “Ahora el tiswin se hace y se bebe libremente y la embriaguez prevalece entre los indios”. Hart, rechazando la afirmación de Clum, dijo que Eskiminzin negó haber dicho eso a Clum. Según Hart, “no está permitido hacer o beber tiswin”. Por supuesto, Hart no mencionó el papel que el tiswin había jugado en la huida de Gerónimo el 1 de agosto de 1878. Jason Betzinez, quien no estaba allí [estaba en Ojo Caliente con Victorio y Loco], contaría lo que oyó. Combinando su relato con un informe escrito cinco días más tarde por George Smerdon, el agente en funciones en ausencia de Hart, se ha podido reconstruir los sucesos ocurridos en la noche del 1 de agosto.
Lo que ocurrió durante la noche del 1 de agosto fue más o menos así. El campamento de Gerónimo estaba en Black Rock, en las Santa Teresa Mountains. Smerdon simplemente escribió: “Un indio estando bebido se suicidó”. Betzinez fue más específico: “Mientras estaban bebiendo licor, Gerónimo comenzó a regañar a su sobrino sin ninguna razón aparente. Esto perturbó tanto a su sobrino que se suicidó”. Gerónimo y algunos de sus seguidores se embriagaron con tiswin. Con la mayor parte del grupo borracho, Gerónimo comenzó a reprender a su sobrino [de nombre desconocido]. De alguna manera, el joven ofendió a Gerónimo, probablemente una observación o comportamiento inducido por el tiswin. Humillado por la regañina de Gerónimo, el sobrino se suicidó. Aunque raro, el suicidio existía entre los apaches, pero por razones más importantes que la ofensa. [La escritora Angie Debo pensó que el sobrino era hijo de Nahdoste, hermana de Gerónimo, y de Nana, pero él y su familia estaba entonces en Ojo Caliente con la mayoría de los chihennes. Quizás ese error fue producto de una afirmación de Betzinez diciendo que Nana y su familia estaban entonces en San Carlos, cuando no era así. Betzinez se confundió de fecha con la huida de San Carlos en septiembre de 1881].
Arrepentido [según Betzinez]; o sabiendo que no podía ocultar que había estado haciendo tiswin y, por lo tanto, encarcelado [según Smerdon], Gerónimo, empaquetó sus cosas y huyó, el 2 de agosto, hacia el este con sus tres esposas [Chee-hash-kish y She-gha entre ellas] y dos niños. Ningún hombre fue con él. Varios chiricahuas dijeron a Smerdon que Gerónimo volvería cuando el asunto se olvidara. No lo hizo. Él y su familia siguieron adelante, hacia el sur, a través de las Peloncillo Mountains [Hidalgo County, New Mexico] y hacia Chihuahua. Cerca de Janos, una vez más, se unió a su viejo amigo Juh, al que no veía desde al menos 18 meses, informándole de la situación en San Carlos, en especial, la epidemia de malaria. Como en el pasado, cuando una amenaza real o imaginaria tomaba forma en la mente de Gerónimo, reaccionaba de la misma manera, huir a México. Había roto su promesa al agente Hart de quedarse con Naiche en San Carlos. No hizo más promesas, y esta huida no sería la última).
* El 24 de mayo, los jefes apaches mescaleros Caballero, Estrella, Gorgonio, Nautzili y San Juan se reúnen en la Agencia Mescalero con el coronel Nathan A. M. Dudley, comandante de Fort Stanton ([Lincoln County, New Mexico]. Dudley quería investigar las depredaciones cometidas por indios [?] que, durante los dos últimos dos años, habían matado a 50 personas y robado 1.000 animales en un radio de 160 km de Fort Davis [Jeff Davis County, Texas]. Todos los jefes proclamaron su inocencia, y Frederick C. Godfroy, el agente de la Agencia, y sus empleados los apoyaron. Dudley tenía dudas de la inocencia de Estrella, pero finalmente decidió que las depredaciones habían sido cometidas por la banda conocida como los “Cut-offs” o “Dog Indians”. Esta banda, estaba formada por 40 o 50 guerreros mescaleros y de otras tribus que nunca habían estado en la Agencia Mescalero. Acampaban en el Almo Canyon [Otero County, New Mexico], viviendo de la caza y cocinando mescal, pero siempre se escondían a las Guadalupe Mountains [Culberson & Hudspeth Counties, Texas] a la primera señal de peligro. El 24 de julio, el capitán Louis Henry Carpenter, del 10º de Caballería, dijo que los culpables podían ser tanto los mescaleros de la reserva como los “Dog Indians”; y que Lee Gaylord había estado en El Paso [El Paso County, Texas] y había visto a unos 100 apaches de la Reserva Mescalero intercambiando caballos y mulas por rifles y municiones. Algunos de los animales llevaban la marca de la “Old Ficklin Cross”.
Cuando Gaylord llegó a la localidad hizo un comentario sobre los indios, sin saber que eran mescaleros. Dos de ellos, ofendidos, lo atacaron, pero él les golpeó con un bastón. Los mescaleros estaban armados con los últimos modelos de los rifles Winchester, Sharps y Spencer. El coronel Benjamin H. Grierson, comandante del Distrito del Pecos, dijo que el informe de Carpenter era exagerado. No había tantos indios en El Paso como él decía, y no todos eran de la Reserva Mescalero. Sin embargo, Gaylord juró que los señores Russell, Daly, y Kellys,
ciudadanos que vivían en los alrededores, apoyaban sus acusaciones.
Sea como fuere, el ejército estadounidense ya estaba actuando contra los mescaleros. El 10 de julio había salido de Fort Stanton, un destacamento al mando del capitán Henry Carroll, del 9º de Caballería, en el que iba un grupo de exploradores navajos al mando del teniente Harry Wright. En agosto, el capitán Carroll tuvo en el Dog Canyon [Sacramento Mountains, Otero County, New Mexico] una escaramuza con un grupo de mescaleros.
Fue durante una sofocante tarde de agosto, cuando Carroll detuvo su pequeño destacamento a la entrada del Dog Canyon. Sus hombres se tambaleaban cansados en sus caballos; sus sudorosos uniformes estaban cubiertos de polvo por el largo viaje a través del Tularosa Basin. Varios soldados sufrían de insolación y todos estaban sedientos. Antes, habían bebido lo que les quedaba de agua, un trago por hombre. Se volvió sobre su silla de montar y miró hacia atrás, al desierto que sus hombres acababan de cruzar. El ardiente calor de las White Sands parecía flotar en el horizonte. En algún lugar del desierto, Carroll sabía que la recua de mulas con los suministros seguía sus huellas, pero también sabía que no llegarían antes del anochecer. Volvió su atención al cañón que tenía delante. El rastro de los mescaleros conducía sin duda hasta sus estrechas paredes. Con el brazo, el capitán ordenó a sus hombres avanzar y la agotada columna lo hizo con paso cansino.
En el cañón, no había un soplo de aire. Las paredes se elevaban hasta sofocar la brisa que llegaba desde el exterior. Carroll escribiría más tarde que era como montar a caballo sobre un horno, que nunca antes había sentido un calor tan intenso. Una vez dentro, el paso se estrechaba. Grandes paredes de color ocre se elevaban sobre el sendero y los soldados miraban con temor una caída de varios cientos de metros a la izquierda de las pezuñas de sus caballos. Una creciente sensación de inquietud recorrió las filas. El sendero era ahora tan estrecho que los hombres tenían que ir uno tras otro. Aunque el rastro de los mescaleros iba claramente hacia adelante, nada se movía u oía que rompiera la quietud. Carroll vaciló brevemente, prestó atención y avanzó.
De repente, hubo un estallido de disparos. Simultáneamente, desde las alturas llegó un estruendo parecido a un trueno cuando un alud de piedras cayó de los acantilados sobre la línea de jinetes. El pánico se apoderó de hombres y animales; los soldados tiraron frenéticamente de las riendas y sus aterrorizadas monturas retrocedieron. Una segunda tanda de disparos resonó en los acantilados. El destacamento disparó a ciegas al atacante que no podía ver. Desesperadamente, hicieron el camino de regreso hasta salir de la garganta, consiguiendo sobrevivir a la emboscada, aunque el cabo Thomas Dale falleció.
El periódico “Mesilla Independent” del 17 de agosto, dijo que el teniente Wright llegó “con una muchacha apache que había escapado hace un año de su campamento en las Florida Mountains, trayendo también a una niña de unos tres años de edad”. Aunque nunca se demostró que los mescaleros de la reserva eran responsables de todas las depredaciones, sí que eran responsables de algunas.
Antes, el 2 de julio, Frank Warner Angel [un abogado de New York que había sido nombrado Agente Especial de los Departamentos de Justicia e Interior] llegó a la Reserva Mescalero para investigar la actuación de Godfroy y el funcionamiento interno de la Agencia. Ese día contó 373 apaches, una cantidad muy baja. Él mismo vio una banda acampada cerca de la Agencia que se negó a ir para ser contada. Además, los jefes presentes declararon que 448 mescaleros estaban cazando o recolectando, y que otros 438 vivían en las Guadalupe Mountains y en el Dog Canyon. En total serían 1.259 apaches mescaleros. Godfroy dijo que muchos estaban asustados por los acontecimientos de la “Guerra del Condado de Lincoln”. El informe de Angel hizo que el 2 de agosto, el presidente estadounidense Rutherford B. Hayes dijera que Godfroy estaba “suspendido del cargo de agente de los apaches mescaleros en New Mexico…”. Poco antes de que Godfroy recibiera la notificación de su cese, el capitán Carroll había sido enviado a las Guadalupe Mountains [Culberson & Hudspeth Counties, Texas] para buscar a los mescaleros que presumiblemente vivían en esa sierra, buscándolos minuciosamente, pero no pudo encontrar ni a uno solo. El 24 y el 25 de julio, el capitán Stevens Thompson Norvell, del 10º de Caballería, escribió desde Bull Springs, en las Guadalupe Mountains, declarando que “la mayoría de los apaches mescaleros ausentes solo existían sobre el papel”. Había estado buscando a 400 de ellos, no encontrando a ninguno, por lo que “no podían haber estado en las cercanías sin ser descubiertos”. Mientras llegaba su sustituto, Godfroy siguió actuando como agente).
* En julio, Juh, que había venido de Guaynopa (municipio de Madera, Chihuahua), se reúne con Nolgee en las montañas al oeste de Janos. (A primeros de agosto, enviaron emisarios a Janos para pedir una tregua con Chihuahua, aunque, probablemente, buscaban intercambiar el ganado y demás productos robados en Sonora. También esperaban retrasar las posibles campañas que se hiciesen contra ellos desde Chihuahua mientras reunían semillas, nueces, frutas y bayas. Acamparon cerca de la Sierra de Carcay y en Casa de Janos [municipio de Janos, Chihuahua]. Sea como fuere, el comandante de Janos creyó en la sinceridad de los emisarios, recomendando a Ángel Trías, gobernador de Chihuahua, que hiciese un tratado. Los emisarios de Juh dijeron que este buscaba hacer la paz con Sonora y Chihuahua, e incluso planteó la posibilidad de unirse a los mexicanos en caso de guerra con los estadounidenses. Aparentemente, los nednais solo buscaban que los dejaran en paz “para vivir en el país donde habían nacido”. Por supuesto, no dijeron nada de no incursionar en los Estados Unidos. Trías haría una contrapropuesta inaceptable para Juh.
El 1 de septiembre, fuerzas federales mexicanas llegaron a Janos para reunirse con Juh, quien iba acompañado por Gerónimo y Nolgee. También estaban Nat-cul-baye y Jelikine [este último era un mexicano capturado de niño por los Cibecue Apaches, casado con una chiricahua. Los mexicanos le llamaban Chino por su pelo ondulado]. Durante la reunión, las autoridades de Chihuahua plantearon condiciones muy duras a Juh. Solo habría paz si los nednais aceptaban ubicarse en Ojinaga, a unos 400 km al sureste de Janos, a lo largo de la frontera con Texas [No era una reserva porque la política del gobierno federal de México prohibía el establecimiento de reservas indias]. Sorprendido por esta propuesta, Juh pidió tiempo para considerarla, retirándose a su ranchería situada en la Sierra de Carcay [municipio de Janos, Chihuahua], pero desconfiando de las tropas federales se fueron
rápidamente a Casas Grandes y Corralitos para comerciar allí.
Mientras tanto, a mediados de septiembre, el capitán Jesús Escalante había salido de Bavispe [Sonora] para reunirse con oficiales de Janos. Accedió a aplazar cualquier acción contra Juh hasta el 25 de septiembre, fecha tope que Chihuahua había dado a los nednais para aceptar el acuerdo, en caso contrario, Sonora y Chihuahua, comenzarían las operaciones. Escalante, imaginando la respuesta de Juh, preparó sus dos compañías estacionadas en Fronteras y Bavispe para iniciar una campaña por la Sierra Madre.
Juh llevó a su gente al interior de la Sierra Madre para evitar a las tropas mexicanas. Durante la tregua, meditaron sus próximos pasos. Gerónimo había traído noticias frescas sobre lo que ocurría en San Carlos, especialmente en lo que se refería a la escasez de las raciones y a una epidemia de malaria que había surgido allí. Por un lado, la política del agente de San Carlos, Henry Lyman Hart, que permitía salir a cazar, fue una opción atractiva para algunos nednais, pero, por otro lado, la malaria [la enfermedad del temblor, como la llamaban] fue un poderoso impedimento. Antes de marcharse de la Sierra de Carcay, Juh o Nolgee enviaron a tres hombres a San Carlos para conocer la situación. El resto de la banda, unas 175 personas en total, decidieron tomar represalias contra Chihuahua, dirigiéndose al Puerto Chocolate [municipio de Nuevo Casas Grandes, Chihuahua], un estrecho desfiladero situado a mitad de camino entre Galeana y Casas Grandes. Juh conocía muy bien el lugar porque había realizado varias emboscadas allí, siendo el cañón más peligroso del noroeste de Chihuahua.
El 26 de septiembre, un día después de la fecha tope dada a Juh por las autoridades de Chihuahua, emboscaron una caravana de carros que transportaba frijoles para Silver City [Grant County, New Mexico], en la que iban 25 hombres, mujeres y niños. No se conocen detalles del ataque porque no hubo supervivientes. Poco después, dos personas pasaron por allí [uno era Nepuneruno Acosta y otro hombre no identificado]. Todo estaba quemado y los cuerpos esparcidos por el suelo, algunos todavía agonizantes. Permaneciendo unos pocos minutos, fueron a Galeana y regresaron con 100 hombres, quienes siguieron a los apaches hasta su vacía ranchería, en la cual, según informaron, había 500 personas, obviamente una exageración. Según relataron, de vuelta a Galeana, atacaron a un grupo de cinco chiricahuas, matando a cuatro.
Antes, cuando Naiche estaba moviendo su campamento dentro de la reserva, dos de los emisarios nednais le visitaron poco antes de la medianoche del 10 de septiembre, preguntando sobre las condiciones de la reserva. Pocos días después, Naiche se dirigió a Pueblo Viejo [Graham County, Arizona] con 150 miembros de su banda. Abbot se preocupó pensando que lo hacía para estar más cerca de los “hostiles”. Con Naiche fue su viejo conocido Merejildo Grijalva, antiguo intérprete en San Carlos, a quien Hart había disparado recientemente debido a un altercado [Según una versión, lo hizo después de que el intérprete le acusara de actividades ilegales].
Mientras tanto, los chiricahuas que estaban en México no tenían noticias de los emisarios que habían enviado a San Carlos, por lo que a primeros de octubre, enviaron a ocho hombres al norte de la frontera esperando encontrarse con ellos. Solo uno de los tres emisarios volvió [este nednai pudo ser Martine] y su informe fue desalentador. Dijo que los soldados les habían atacado, matando a los otros dos. Un destacamento al mando del teniente Henry Pratt Perrine los había perseguido hasta Bear Creek [Grant County, New Mexico], a 27 km al nordeste del viejo Fort West. Allí sus exploradores apaches les alcanzaron matando a dos de los nednais, quienes quizás se dirigían a donde los chihennes de Ojo Caliente o estaban buscando un escondite oculto donde tenían armas guardadas. En el enfrentamiento murió un explorador apache del destacamento de Perrine, capturando cuatro caballos y una mula.
Los nueve nednais volvieron con Juh y Nolgee. Las noticias que llevaron convencieron a los jefes de que era mejor correr el riesgo de permanecer en México que vivir con raciones escasas y malaria en San Carlos. Además, el agente Hart estaba haciendo un viaje al Este, dejando a su hermano a cargo de la Agencia, quien había proporcionado algo de carne, pero carecía de harina [A finales de agosto, funcionarios de San Carlos habían informado que el contratista de harina había desaparecido, por lo que el general Orlando B. Wilcox ordenó al comandante de Camp Thomas {Graham County, Arizona} que surtiese de
harina a la Agencia. Al no poder los carros cruzar el río Gila debido a la crecida causada por las recientes lluvias, tuvieron que utilizar una balsa y un transbordador. Esto solventó el problema temporalmente porque las raciones seguían siendo escasas. Los jefes chiricahuas hablaron con el subagente, quien dio pases para ir a cazar a la parte superior del Gila y recoger bellotas y habas de mezquite].
Dos militares criticaron a Hart por las condiciones de la Agencia. El comandante Charles Compton, al mando de Camp Grant, dijo: “Los problemas del pasado y del presente pueden ser atribuidos a la grave negligencia y mala administración de los suministros por parte de las personas que tienen el control de los indios de la reserva”. El teniente Abbot, destinado en Camp Thomas, dijo: “Creo que los indios están hambrientos y que pidieron pases para ir a buscar comida”.
Los chiricahuas decidieron dividirse en tres grupos. Nolgee con 50 seguidores regresó a Janos para tratar de reiniciar las conversaciones; Gerónimo con 40 de los suyos fue a refugiarse a unos 160 km al sur de Janos, más o menos al norte de Guaynopa [municipio de Madera, Chihuahua]; y Juh fue con unas 80 a 100 personas al interior de la Sierra Madre, a la Sierra Tarahumara, a unos 160 km más al sur de donde estaba Gerónimo. En octubre, Gerónimo y Juh comenzaron a ir de nuevo hacia el norte, asaltando a medida que avanzaban.
El 25 de octubre, un hombre vio una banda de apaches viajando al sur, a lo largo del río Sahuaripa, cerca de Tacupeto [municipio de Arivechi, Sonora]. Era la banda de Juh. Tres días más tarde asaltaron Trinidad [municipio de Yécora, Sonora], matando a dos hombres e hiriendo otros dos más. El 29 de octubre, se dirigieron al este, hacia Maycoba [municipio de Yécora, Sonora], donde asaltaron a dos hombres, matando a uno [Candelario Duarte] e hiriendo a su cuñado [Marcial Apodaca]. Salieron tras ellos 40 mineros de Yécora, Maycoba y Trinidad, pero no encontraron a nadie. Juh se había ido al norte).
* El 18 de septiembre, el Departamento de Interior pide al Departamento de Guerra reubicar a los 266 apaches chihennes de Ojo Caliente (Socorro County, New Mexico) a San Carlos ([Gila, Graham & Pinal Counties, Arizona]. El Departamento de Guerra ordenó la reubicación. El 10 de octubre, el capitán Frank T. Bennett llegó a Ojo Caliente para trasladar a los chihennes a San Carlos. El 12 de octubre, Bennett informó del traslado a Victorio, negándose a ir. Más tarde, bajo una tensión extrema, muchos chihennes huyeron de Ojo Caliente. Victorio era uno de ellos, huyendo a las montañas con unos 44 hombres, sumando en total de 85 a 90 personas en total, entre ellos sus yernos Toribio [o Turivio, hijo de Cuchillo Negro]; Tomaso o Tomasito Coloradas [hermano de López e hijos de Mangas Coloradas]; Nana, su yerno Horache, y su sobrino o hijo Jatu; Sánchez [Sancho]; el jefe de guerra Showano y su hermano Choneska [también llamado Ghun-sta o Big Tooth]; y el bedonkohe Vicente [pariente de Gerónimo, quizás un hermano] y Esquine.
Victorio, antes de huir, dijo: “Este es mi país. Yo no quiero ir. No hemos hecho nada malo”. Prometió morir luchando antes que volver a San Carlos. Y eso es lo que ocurriría.
El 25 de octubre, Bennett salió para San Carlos con 172 chihennes, de los que solo 22 eran hombres, entre ellos Loco, Aralchy, Chavanah, Chavanah Bayhai, Dazulsee, Francisco [bedonkohe], Garia, Gjahey, Hnasim, Key-he-kah, Keynasee, Jah-hesis, Joseh-h-soh, López, Ly-hey, Mangas, Nah-ish-clishim, Nashu, Pagi, Paloma, Sheinch, y Yozhey. El resto eran 77 mujeres, y 75 niños y jóvenes [entre ellos Jason Betzinez, Sam Haozous y Massai [futuro explorador y fugitivo]. Hay tres hombres que no se saben si fueron con Victorio o con Loco: Kisalchilly [un jefe que aparecía como Sis-es-chole en las listas del agente Hart], Ramón [“hombre-medicina”], y Stalosh.
La agotadora caminata duró un mes, retrasada por un sendero montañoso, frío constante, lluvia, y nieve. El 6 de noviembre acamparon al sur del White River, a 4 km de Fort Apache. El 25 de noviembre llegaron a San Carlos, aumentando el problema de los suministros. Quizás a petición de Loco, Hart hizo que los apaches construyeran sus wickiups en un alto risco a pocos kilómetros de la Agencia, al este del río San Carlos y al norte del río Gila, a unos 24 km al oeste de los chokonen y bedonkohes, y lo suficientemente lejos de los apaches White Mountain, de quienes Loco dijo que les habían ofendido durante su anterior estancia. Era un lugar mucho más saludable que las tierras bajas de Gila, especialmente en verano, cuya temperatura a menudo superaban los 37º C. Sin embargo, casi no había vegetación.
Años después, Jason Betzinez diría: “Era muy común que hubiera tormentas de polvo durante todo el año, y en todas las estaciones, excepto el verano, estaba lleno de enjambres de moscas, mosquitos, y otros malditos insectos”. A pesar de eso, estaban lejos de las marismas donde la malaria había atacado a la banda de Naiche.
Sam Haozous estuvo de acuerdo con Betzinez, viviendo en paz durante los siguientes 41 meses. Teniendo pocas cosas que hacer [ese lugar no era apto para la agricultura] pidieron permiso para ir a cazar a las montañas, siendo vigilados estrechamente, a causa de su anterior huida de la reserva. La mayor parte del tiempo lo dedicaban a apostar en el juego y a contar viejas historias.
Loco encontró la situación en San Carlos, más o menos igual que cuando huyó 15 meses antes. Aparentemente, Hart había perdido el interés por los apaches de la reserva, empleando todo su tiempo en enriquecerse. Los chanchullos y la corrupción era normal en cada transacción hecha por contratistas y empleados deshonestos. A principios de 1879, llegaron noticias al Comisionado Indio, Ezra Ayres Hayt, a cerca de la corrupción de Hart, por lo que envió al Inspector de Asuntos Indios, John H. Hammond [que había sustituido a Vandever], a investigar.
Hammond concluyó que los rumores era ciertos. Su investigación concluyó que Hart daba solo la mitad de la harina, café, azúcar, y tabaco a los apaches, vendiendo el resto en los campamentos mineros de las cercanías. Después de que sus empleados inspeccionaban y recibían el ganado vacuno, Hart permitía a los contratistas mantener el ganado hasta que él estaba listo para emitir las raciones de carne a los apaches. A causa de que Hart había ignorado desde hacía tiempo las normas de control interno, estaba expuesto a la vista de algún empleado honesto [la mayoría no lo eran]. Para colmo, Hammond descubrió que Hart tenía un empleado “fantasma” en la Agencia [Percival Stockman], que estaba buscando minas en la reserva. A pesar de todo, Hammond le permitió seguir en el cargo hasta su relevo. Luego, inexplicablemente, Hammond suspendió su investigación. Mientras, los apaches estaban inquietos por la escasez de comida. Según Archie McIntosh [que sería explorador y confidente del general Crook] el descontento estaba aumentando.
Antes, Victorio y 22 apaches habían ido a incursionar a México [no hay informes que indiquen que se reuniesen con Juh y Nolgee] mientras Nana, Sánchez y Ratón lideraban un grupo de 59 chihennes [incluyendo 23 hombres] que fue a las Caballo Mountains [Sierra & Doña Ana Counties, New Mexico], cerca del Río Grande para luego, el 3 de diciembre de 1878, ir a la Reserva Mescalero [Fort Stanton, Otero & Lincoln Counties, New Mexico]. Nana llegó a Mescalero con 52 personas, 18 de ellas hombres. Entre ellos estaban, Cabello, Caja, Carpis, Coyoco, Little Captain, Ratón, Sánchez [Sancho], Ta-gas-a-to, Ta-kae-vish, Vicente, y You. Con ellos estaban Gouyen y su hijo James Kaywaykla. Su futuro esposo, Kaahteney, estaba probablemente con Victorio. En el grupo también estaban la madre de Tessai, y la esposa de Sábana, lo que indica que probablemente Tessai y Sábana, también estaban con Victorio.
El 23 de enero de 1879, Tomaso Coloradas [Tomasito] y Black Mouth, Li Joe, Little Tomomas, Manuelito, Negroche, What Five, y Yahoe, con dos mujeres y un niño, se unieron al grupo de Nana, quien dijo que su gente quería permanecer en Mescalero, y de ninguna manera ir a San Carlos.
El 11 de diciembre de 1878, el comandante de Fort Stanton, N. A. M. Dudley, informó que una banda de 15 chihennes había llegado a la Reserva Mescalero con 30 caballos, cuatro de ellos herrados. Ordenó al teniente Goodwin que los arrestara a todos y los llevara a Fort Stanton, pero no pudo hacerlo debido a una tormenta de nieve. Más tarde, Dudley revocó la orden.
El 12 de noviembre de 1878, fue una fecha aciaga para los nednais. Ese día, en dos diferentes ataques por parte de fuerzas mexicanas, las bandas de Nolgee y Gerónimo sufrieron fuertes pérdidas. El jefe nednai Nolgee cayó en la vieja estratagema mexicana de reunir a los apaches para comerciar o hablar de paz, emborracharlos y luego, al estar indefensos, matarlos. A primeros de noviembre, Nolgee había enviado un mensaje a Janos [Chihuahua] solicitando la paz, no sabiendo que tropas federales estaban en los alrededores. Los funcionarios de Janos le atrajeron con promesas de paz. Los soldados federales recordaban el ataque a una caravana en el Puerto Chocolate [municipio de Nuevo Casas Grandes, Chihuahua] el anterior 26 de septiembre, donde fallecieron 25 hombres, mujeres y niños, por lo que buscaban venganza. El 12 de noviembre, Nolgee llevó a su banda de 44 personas a Janos para celebrar el nuevo armisticio. Hubo una fiesta con abundante mescal en la que la mayoría de los hombres acabaron borrachos. Los soldados les rodearon matando a 2/3 de los apaches, 33 en total, incluyendo a Nolgee y a otros nueve hombres.
Nolgee había bajado la guardia porque los nednais habían tenido, desde hacía mucho tiempo, relaciones con los habitantes de Janos. Siempre habían sido cautelosos ante el primer indicio de traición. Ah-dis y unas pocas mujeres y niños supervivientes llegaron a Fort Thomas [Graham County, Arizona], después de 22 días de viaje, donde contaron lo ocurrido al teniente Lemuel A. Abbott. Martine y unos pocos más fueron a Guaynopa [municipio de Madera, Chihuahua] para unirse a Juh.
El mismo día 12 de noviembre de 1878, un destacamento de Sonora al mando del teniente Jesús Escalante siguió el rastro de un grupo que había incursionado desde Bacadéhuachi [municipio de Granados, Sonora] hasta la Sierra San Pedro [municipio de Coyame, Chihuahua], al norte de Guaynopa. El campamento de Gerónimo, de unas 40 personas, estaba en las montañas al sur de Casas Grandes [Chihuahua]. Escalante vio a los centinelas apaches echando la siesta aprovechando para atacar. Aunque se equivocó de año [dijo que ocurrió en 1880 cuando ese año estaba en San Carlos], Gerónimo lo contó en sus memorias: “No sé cómo fueron capaces de encontrar nuestro campamento a no ser que tuvieran excelentes exploradores y nuestra guardia estuviese despistada, pero ellos nos dispararon antes de que supiéramos que estaban cerca. Estábamos en el bosque. Nos mantuvimos detrás de las rocas y los árboles hasta que llegamos a menos de 10 metros de su línea, luego nos levantamos y ambos bandos dispararon hasta que todos los mexicanos murieron. Perdimos 12 guerreros en esta batalla”. Eran 24 soldados y no murieron todos. Gerónimo quizás se confundió con otro enfrentamiento, pero él dijo que había perdido 12 guerreros y el informe de Escalante era similar. Dijo que había matado a 10 apaches.
Estos desastres, especialmente la muerte de Nolgee, hicieron dudar a Juh y Gerónimo que para escapar de las tropas mexicanas, debían volver a San Carlos. Pero decidieron permanecer en México, incursionando en Chihuahua y Sonora, y ocasionalmente en Arizona y New Mexico. De vez en cuando pudieron asociarse con Victorio. Juh y Victorio personalmente no eran amigos, pudiendo estar en desacuerdo durante mucho tiempo, según manifestó una vez el cónsul estadounidense en la villa de Chihuahua, Louis H. Scott, aunque eso no les impedía hacer incursiones juntos. Esto podía ser cierto, ya que los nednais habían tenido estrechos lazos con los bedonkohes y chokonen durante las dos décadas anteriores).
* El 12 de octubre de 1878, dos exploradores de la compañía “A” compran diversos artículos en el economato de Fort Apache (Coolo compró harina, azúcar, y una lata de levadura en polvo; mientras Eskul compró harina y tres pastillas de jabón de tocador, según los registros del economato. Este local era una tienda regulada que vendía diferentes artículos, como mermelada de frambuesa, ciruelas pasas, sardinas enlatadas, judías, membrillo, galletas saladas, harina, azúcar, latas de melocotones, tabaco, artículos de tocador, etc.).
* En diciembre de 1878, el coronel Ortiz, comandante de las fuerzas mexicanas del Norte, se enfrenta a una banda de apaches mescaleros, matando a seis y capturando a 86, escapando muy pocos. (Otra pequeña banda que robaba ganado fue interceptada por tropas mexicanas bajo el mando del general Gerónimo Treviño, siendo expulsada hacia la frontera).
1879
* El 2 de enero, unos apaches atacan a un grupo de mexicanos que llevaban una reata de mulas cerca de Tomóchic (municipio de Guerrero, Chihuahua) propiedad de Vicente Antillón. (Dos hombres resultaron muertos, tres más desaparecidos, y todas las mulas robadas. El 13 de enero atacaron la población del Carrizal [municipio de Ahumada, Chihuahua] llevándose 25 reses. Nueve de los animales estaban atados, uno a uno, junto a la puerta de las casas de sus dueños.
Esteban Martínez, alcalde del Carrizal, pidió armas al gobierno del Estado de Chihuahua, ya que las que tenían eran escasas para poder defenderse por sus propios medios. Los apaches mataron a seis personas y otras seis desaparecieron en la Sierra El Fierro [municipio de Ahumada, Chihuahua] en una fecha no determinada.
El 18 de enero, tuvo lugar un pequeño enfrentamiento cuando dos apaches se llevaron dos caballos pertenecientes a Román Aranda, evitando los defensores de las Tinajas de Cantarrecio [municipio de Praxedis G. Guerrero, Chihuahua], que se llevaran otros dos.
El 22 de enero, una banda apache atacó el rancho de Miguel Otero, matando a varios pastores y llevándose todo el ganado.
* El 24 de enero, el periódico «La Voz de México» publica: “… Los siguientes informes oficiales se han recibido en el cuartel general con respecto a la captura de indios por tropas mexicanas […] He recibido noticias fidedignas de que el coronel Ortiz, jefe de las fuerzas mexicanas en el Presidio del Norte, ayudado por una fuerza de Santa Rosa, atacó una partida de apaches mescaleros que han estado viviendo cerca de San Carlos, matándoles cuatro o cinco, y capturando casi todo el resto, conservando en su poder 40 o 50 presos, incluyendo sus jefes principales Alsate y Colorado. Firmado Carpenter, comandante de Fort Davis”.
A finales del año anterior, el coronel mexicano José Garza Galán había salido de Mechor Múzquiz [Coahuila] con 100 hombres para reunirse con el coronel Ortiz y sus soldados en San Carlos [hoy Manuel Benavides, Chihuahua] donde Alsate tenía su ranchería. Rodeada y capturada su banda, fue llevado a Melchor Múzquiz para ser encarcelado en espera de ser llevado a Ciudad de México. Miguel Múzquiz, el padre de Alsate, viejo y ciego, que se encontraba entre los encarcelados, pidió hablar con Manuel Múzquiz, identificándose como el hermano que fue capturado por los apaches mescaleros muchos años atrás. Mencionó el nombre de su madre, pero sospechando que pudiera estar engañándolo, le pidió que se quitara el mocasín de su pie derecho porque recordaba que su hermano tenía ese defecto congénito de un incipiente sexto dedo [otros miembros de la familia también lo tenían]. Cuando se quitó el mocasín le enseñó la cicatriz donde debía estar ese dedo, pero dijo que se lo había quitado porque le molestaba al andar. Así se quedó convencido de que decía la verdad.
Manuel consiguió que liberaran a su hermano porque era mexicano y había sido capturado por los apaches, pero no pudo hacer nada por su sobrino Alsate porque era apache de nacimiento y jefe de la banda responsable de muchos asaltos a ranchos mexicanos.
Alsate y su banda fueron encarcelados en la prisión de “La Acordada” en Ciudad de México. Sin embargo, antes de salir de Múzquiz, Manuel le dio una carta para que se la diera al general Miguel Blanco Múzquiz [primo de Alsate] miembro del gabinete del presidente Porfirio Díaz, para que le ayudara. En diciembre de 1879 conseguiría escapar).
* El 29 de enero de 1879, un destacamento formado por 150 “soldados campesinos” mexicanos al mando del comandante J. Francisco Márquez, que estaba persiguiendo a Juh y Gerónimo, llega a Basogoachic ([municipio de Maguarichi, Chihuahua]. En ese destacamento iba el capitán Mauricio Corredor [indio tarahumara que participaría en la batalla de Tres Castillos contra Victorio]. Juh y Gerónimo habían incursionado por varios ranchos cerca de Guerrero y Yepómera [municipio de Temósachi, Chihuahua]. En los siguientes nueve días, el destacamento de Márquez no pudo continuar por las fuertes nevadas y lluvias. Finalmente, el 7 de febrero, se dirigieron a las montañas del oeste. Una semana más tarde encontraron tres rancherías abandonadas [según los exploradores, unos ocho días antes] que formaban un triángulo. Las dos primeras contenían 35 y 50 wickiups respectivamente; la tercera, aparentemente usada por los centinelas, era la más pequeña. Márquez vio que los apaches las habían situado en un escabroso arroyo, muy favorable para su defensa. Era el campamento de Juh en el Arroyo de Guaynopa [municipio de Madera, Chihuahua], cuyo tamaño sugería que varios chihennes y bedonkohes, huidos durante el traslado de Ojo Caliente en mayo de 1877, habían ido allí para pasar el invierno. Los jefes pensaron que, tras las incursiones por Chihuahua, los soldados les perseguirían, por lo que se fueron a Sonora. Márquez no fracasó del todo. Reunió una importante información del campamento de invierno de Juh que los mexicanos utilizarían en el futuro.
El 15 de febrero de 1879, 15 o 20 guerreros de Juh atacaron un grupo que iba de Tarachi a Mulatos [los dos en el municipio de Sahuaripa, Sonora], matando al presidente municipal de Tarachi, Gregorio Anaya, a Santos Anaya y a Jesús Villarreal. De Mulatos salió un grupo liderado por Jesús Quinteros y cuando estaba recogiendo los cuerpos, pudo ver a los apaches en una cresta cercana. Viendo que no tendría éxito, rehusó atacarles. Cinco días más tarde, los mismos apaches atacaron a dos grupos cerca de Tacupeto [municipio de Arivechi, Sonora], matando al menos a un hombre. Juh y Gerónimo volvieron a su campamento base y decidieron atacar Nácori Chico.
El 26 de marzo de 1879, seis hombres salieron de Nácori Chico para llevar provisiones de Granados a Bacadéhuachi [municipio de Granados, Sonora]. El mismo día los apaches les emboscaron en el Arroyo del Coyote [municipio de Granados, Sonora], matando a tres hombres, Anselmo Coronado, Candelario Lucero y Santos Lucero, e hiriendo gravemente a Juan Coronado. Un grupo fue en su ayuda, pero antes de llegar al Arroyo del Coyote, los apaches les atacaron matando a otros cinco más. Ante el pavor de los ciudadanos de Nácori Chico, el prefecto de Moctezuma envió 32 hombres para darles protección. Ocho días más tarde, unos 30 o 35 guerreros robaron 14 mulas en el Mineral de Lampazos [municipio de Tepache, Sonora]. En junio, Sonora envió tropas a Guaynopa, llevando a Juh y Gerónimo a ir al norte a solicitar la paz en Casas Grandes y Janos [Chihuahua].
El 18 de junio de 1879, el comandante de Bavispe [Sonora] informó que una banda de 100 guerreros [la banda de Juh y Gerónimo] había solicitado la paz en Casas Grandes [Chihuahua]. Según un informe fechado en julio de Louis H. Scott, cónsul de los Estados Unidos en Chihuahua, Juh estaba en Casas Grandes con unos 40 guerreros, y 50 mujeres y niños. Aparentemente, habían estado en Janos [Chihuahua] a finales de mayo, ya que un funcionario había escrito a Ciudad de México quejándose de la banda de Juh. Este escrito era erróneo pues decía que Juh y su banda habían huido de San Carlos para venir a México a incursionar y volver a Arizona a cambiar el producto de sus robos por armas y municiones en San Carlos. Lo cierto era que Juh llevaba viviendo en México los tres últimos años.
Las propuestas de Juh no fueron atendidas debido a que México sufría una profunda depresión económica sumada a una pobre cosecha agrícola. Sin apoyo del gobierno federal, los rancheros del norte de Chihuahua decidieron calmar a los nednais, dándoles bienes por valor de unos pocos cientos de dólares [mantas y comida].
Cuando el general Willcox se enteró de que Juh buscaba la paz en Chihuahua, pensó otra vez en llevarle a San Carlos. El 26 de agosto, Willcox ordenó al teniente Guy Howard [hijo del general Howard] que enviase mensajes a Fronteras [Sonora] para conseguir toda la información posible sobre las incursiones de indios en México. El 2 de septiembre, Willcox escribió al coronel Hatch, en New Mexico, que la banda de Juh podía ser trasladada por un jefe de San Carlos si el asunto se gestionaba bien. Tres días más tarde, Willcox envió un despacho al general McDowel, en el Cuartel General de la División: “Recibo información de los jefes de los indios chiricahuas que el resto de la tribu… ahora pueden ser convencidos para venir a la Agencia de San Carlos. Estos jefes han ofrecido prestar toda la ayuda que puedan para este fin. Se informa que son unas 25 familias las que están ahora en Casas Grandes, Chihuahua. El resto está diseminado por varios lugares del Estado de Chihuahua. Ayer, mi ayudante de campo, el teniente Haskell, se dirigió a San Carlos bajo mis instrucciones para asegurar este deseable fin”.
Haskell, ayudado por Archie McIntosh, se reunió en San Carlos con los jefes chiricahuas, que se mostraron partidarios de colaborar. El bedonkohe Gordo, el nednai Ah-dis [un sobreviviente de la banda de Nolgee que vivía con la gente de Naiche], Atzebee [un sargento de la policía apache de San Carlos], Chihuahua, y George [un chokonen que tenía amigos cercanos entre los nednais], accedieron a ir a México a buscar a Juh y a Gerónimo para convencerles de que fueran a San Carlos.
Antes, el 7 de febrero, Victorio había reaparecido en Ojo Caliente con 22 guerreros, habiendo llegado de México. Entre los guerreros estaban Blanco, Chavanah, Eclode [¿la mujer mescalero que Lozen llevó con su bebé recién nacido a la Reserva Mescalero?], Kaahteney, Mangas, Sánchez [Sancho, abuelo de Kaywaykla], Suldeen [tío de Kaywaykla], y Washington [hijo de Victorio]. Cuando anochecía, los apaches se acercaron a poca distancia del puesto pidiendo parlamentar. La guarnición se puso en alerta, saliendo el teniente Charles Merritt y el intérprete Andrew Kelley a hablar con Victorio. Acordaron reunirse y hablar al día siguiente después de que Merritt y Kelley accedieran a ir caminando, desarmados y sin escolta, a una alta montaña situada a la derecha de Ojo Caliente. Merritt observó que los apaches llevaban caballos y objetos que indicaban que habían estado en México. El 20 de julio de 1879, la correspondencia enviada por Louis H. Scott, cónsul de los Estados Unidos en la villa de Chihuahua, al Departamento de Estado en Washington, informaba de dos importantes incursiones apaches realizadas el año anterior en Chihuahua. En una de ellas, 20 ciudadanos mexicanos resultaron muertos en Temósachic [municipio de Temosachi, Chihuahua].
Victorio, siempre cauteloso, había dejado a la mayoría de sus seguidores y caballos a varios kilómetros del lugar donde tuvo lugar la reunión con Merritt. Inmediatamente, solicitó el poder contactar con Nana y reunirse con él en Ojo Caliente. Merritt accedió, pero advirtió que, mientras tanto, no debían producirse acciones hostiles. De hecho, la repentina aparición de Victorio puso al teniente en una incómoda situación, ya que tenía claras instrucciones de alentar a los apaches a que dejasen de incursionar, estando convencido de que Victorio había ido a México a aprovisionarse de monturas y munición. También tenía claro que el jefe chihenne era demasiado astuto para poder arrestarlo en ese momento, por lo que decidió realizar un trato inmediatamente para evitar nuevas incursiones. Antes, el 27 de enero, Merritt había dado un salvoconducto válido para 15 días a dos apaches para que fueran a Fort Stanton y volvieran a Ojo Caliente con todos los chihennes. Al coronel Hatch no le gustó la decisión de Merritt de permitir que Victorio enviara correos a la Reserva Mescalero para convocar a Nana y a sus seguidores en Ojo Caliente, pensando que Merritt se había sobrepasado en sus atribuciones al no pedir autorización. A pesar de todo, autorizó el asentamiento de los chihennes en su vieja reserva, ordenando que les llevaran suministros. Hatch también añadió que si Victorio iba a ser llevado de vuelta a San Carlos, debía enviarse una compañía de exploradores apaches para apoyar el traslado: “No se trata de que estos indios se resistan hasta la muerte a ser trasladados allí. Si la orden se va a ejecutar, debemos aceptar el hecho de que morirán muchos de estos indios; sin duda tienen escondidas sus armas y munición u ocultas con dos o tres indios. Creo que es preferible tenerles bajo guardia tan estrechamente como sea posible por las tropas, hasta que se decida que se debe hacer con ellos”.
Después de las conversaciones [para disgusto de Samuel A. Russell, desde el 15 de marzo, nuevo agente de Mescalero, que no quería a los chihennes porque temía problemas], las autoridades de Washington accedieron a que fuese a Mescalero, pero Victorio, pensando que iba a ser devuelto a la Reserva de San Carlos, huyó el 15 de abril a las San Mateo Mountains [Socorro County, New Mexico]. El coronel Hatch [comandante del Distrito Militar de New Mexico] visitó a Nana y a Tomaso Coloradas en Mescalero, pidiendo a Russell que enviara a algún apache en busca de Victorio. Russell envió a Tomaso Coloradas con otros cuatro apaches, pero no tuvo éxito porque Victorio iba camino de San Carlos, con intención de rescatar a las mujeres y niños chihennes que allí había. Russell informó que había unas 40 mujeres y niños en San Carlos, cuyos maridos estaban en la Agencia Mescalero. Esos guerreros deseaban reunirse con sus familiares, por lo que se hicieron preparativos para llevar a las mujeres y niños a la Reserva Mescalero, donde había unos 100 apaches chihennes.
A mediados de mayo, el general Orlando B. Willcox recibió un informe del teniente Charles Gatewood indicando que Victorio iba con 30 hombres a San Carlos para recuperar a sus mujeres y niños. Gatewood había llegado a Ojo Caliente el 2 de mayo con una compañía de 25 exploradores apaches, el subteniente Thomas Cruse, el Dr. Dorsey McPherson, 35 soldados del 6º de Caballería, seis empacadores con 30 mulas.
De camino a San Carlos, Victorio mató a cuatro pastores cerca de Silver City [Grant County, New Mexico] y robó ocho caballos y 12 mulas cerca de Clifton [Greenlee County, Arizona]. La noche del 18 de mayo, su grupo estaba cerca de la Sub-agencia de San Carlos, intentando convencer a los chokonen de que se uniesen a ellos, pero no tuvieron éxito. Solo dos mujeres y dos niños fueron con Victorio, regresando a New Mexico.
Cerca de un asentamiento en el río San Francisco, en la actual Glenwood [Catron County, New Mexico], varios ganaderos que habían oído que había apaches en los alrededores, prepararon una trampa. Ataron un caballo a un árbol esperando que los apaches picaran el cebo. Luego tres hombres, Jim Keller, John Morris y Robert Coulter, se escondieron. Cuatro apaches, entre ellos Turivio [Toribio] se acercaron al caballo. Los tres hombres abrieron fuego matando a tres apaches, entre ellos Turivio. Victorio juró vengarse. Varios meses más tarde, los apaches dijeron a un mexicano en Tularosa que matarían a 20 hombres para vengar la muerte de Turivio.
Victorio cruzó el Río Grande y reanudó las negociaciones con Russell, quien le informó que el gobierno le permitiría permanecer en la Agencia Mescalero).
* Este año, una ley federal prohíbe el traslado de indios de Arizona y New Mexico al Territorio Indio (Oklahoma).
* En 1879, el teniente August Gabriel Tassin es el oficial al mando de los exploradores apaches en Fort Huachuca ([Cochise County, Arizona]. Las compañías de exploradores apaches estaban formadas por 25 hombres con un oficial blanco al mando y, a menudo, un civil dirigiéndolos.
Tassin había mandado una compañía de apaches White Mountain con la misión de encontrar al jefe nednai Juh; y al mismo tiempo realizar un informe ilustrado para el Smithsonian Institution sobre la flora y la fauna de Arizona. Más tarde escribiría sobre las cualidades y los métodos de los exploradores apaches sobre el terreno: “… Marché, inmerso en las arenas del río Gila… hasta Camp Thomas [Graham County, Arizona], a 56 km de la Agencia, entregué a cada hombre [explorador] un rifle Springfield del último modelo y 40 cartuchos en nombre de los Estados Unidos, y me ocupé del uniforme militar, comprando 22 metros de franela roja gruesa al comerciante del puesto, la cual, al ser repartida, envolvieron sus frentes con ella a modo de turbante, de una manera tan artística, que los transformó con una rapidez casi milagrosa de un grupo de asesinos bastante afables en un grupo de sinvergüenzas sedientos de sangre de aspecto tan duro como probablemente el mundo nunca había visto, tanto, que yo mismo tuve miedo de ellos.
Siguiendo un rastro, caliente o frío, los exploradores apaches van primero en fila india, siguiéndoles el resto de la columna…
… Generalmente, sin embargo, los apaches marchan sin aparente regularidad; solo gobierna la fantasía individual. Para el soldado adiestrado, acostumbrado a las tácticas de la guerra civilizada, los métodos del sendero de la guerra de los exploradores apaches, ‘a su libre albedrío’, dispersos, parecen a primera vista sorprendentes, si no despreciables; pero pronto te das cuenta de que no existe un explorador más perfecto.
Al dejar atrás un vivac para retomar la marcha, no forman filas simples o dobles, ni recogen las armas apiladas, ni pasan lista ni otras formalidades dilatorias. Una vez cargada la última mula y lista para la partida, el jefe de exploradores da una orden corta y entrecortada: ‘¡Adelante!‘, y los apaches echan a correr como disparados por un arma, cubriendo rápidamente el terreno con un paso tosco y tambaleante, que a la larga elimina la distancia de una manera maravillosa de contemplar. Van de a dos, de a tres, dispersos por grupos a todos los puntos a su alcance; pero ya sean solos o en grupos, avanzan infatigablemente, con una visión tan aguda como la de un halcón, tan incansable y furtiva como una pantera, y oídos tan sensibles que nada se les escapa.
Cada uno vestía una camisa holgada de tela roja, blanca o gris, generalmente de calicó, con alguna figura llamativa, o la de lana suministrada a los soldados blancos. Esta iba por fuera de un par de calzones sueltos de algodón, llegando hasta los mocasines, que son los artículos más importantes de la indumentaria apache. En una pelea o en una larga marcha descartan todo lo demás, pero conservan siempre los mocasines. Antes de irme de Fort Thomas, había adquirido un montón de cueros frescos de la Agencia, y mis exploradores habían estado trabajando a conciencia en el asunto de la fabricación del calzado. El indio que va a ser equipado, se para, erguido en el suelo, mientras un compañero traza con un cuchillo afilado los contornos de la planta de su pie sobre un trozo de cuero sin curtir. La bota está hecha de piel de ante unida a la suela y llega hasta la mitad del muslo. Para mayor comodidad al marchar, se puede colgar en pliegues debajo de la rodilla. La suela de cuero sin curtir se prolonga más allá del dedo gordo del pie y se vuelve hacia arriba en un escudo que protege de los cactus y las piedras afiladas.
Además de su rifle, el explorador indio lleva una cantimplora llena de agua, un cuchillo de carnicero, un punzón en estuche de cuero y unas pinzas; y un cinturón de cuero con 40 cartuchos rodeando su cintura. El punzón se usa para coser mocasines o en trabajos de ese tipo, y usa las pinzas para arrancarse todos y cada uno de los cabellos que aparecen en su rostro.
Muchos de ellos llevan, atados a la cintura, bolsitas de piel de ante con dentina, o comida sagrada, con las que ofrecen sacrificios matutinos y vespertinos al sol o a otra deidad. Otros están provistos de amuletos de varas atravesadas por rayos, pedazos de cristal de cuarzo, madera petrificada, arenisca concrecionaria [de grano fino], galena o chalchihuitls, o fetiches, que representan algunos de sus innumerables dioses planetarios de kan [?], que son considerados como ‘medicina muerta’ para frustrar los designios del enemigo o protegerse de flechas y balas en el fragor de la acción, de lo que se puede inferir que la idea de un Dios personal es preeminente en la mitología apache, pues cada uno tiene uno personal para sí mismo.
La tasa de velocidad alcanzada por los apaches al ir a pie es de aproximadamente 6 km por hora, no tan rápido como el trote de un caballo. Mantienen eso durante unas 24 km, cuando al final de esta distancia, si encuentran agua y no se ve ningún enemigo, se congregan en grupos de unos 19 o 15, se esconden en algún barranco apropiado, se sientan, fuman cigarrillos, charlan y bromean, y tumbándose al sol, toman el sol como lagartos.
Todos los exploradores se pintan la cara durante la marcha con ocre colorado, sangre de venado o jugo de mezcal tostado, con el doble propósito de protegerlos del viento y del sol, así como una ornamentación distintiva. La ornamentación es cuestión de gusto y obligación tribal. La otra parte de la operación es de necesidad, pues es bien sabido que la suciedad y la grasa protegen la piel de las inclemencias del tiempo. Un indio rara vez se lava a menos que pueda engrasarse después; y con él en muchos casos la grasa toma el lugar de la ropa, porque sabe la necesidad de una igualdad de la actividad de la piel y las llamadas sobre ella, y por qué, cuando la exposición es muy grande, los poros deben ser defendidos.
Cuando el comando llega al campamento, los exploradores construyen en un abrir y cerrar de ojos todo tipo de toscos refugios. Los que tienen el perro del ejército las instalan en armazones de árboles jóvenes de sauce o álamo; otros menos afortunados, improvisan hogares de ramas cubiertas de hierba, o de piedras y tablas cubiertas con sacos de yute. Antes de que terminen, el humo se eleva con gracia hacia el cielo desde brasas crepitantes, frente a las cuales, clavadas en asadores de madera, están las cabezas, corazones e hígados de los choddi [venados] muertos durante la marcha…
… Mis exploradores estaban ocupados preparando sus camas para la noche. La hierba se arrancaba a puñados, se ponía en el suelo y se cubría con una manta, y otra servía de cobijo. Generalmente, duermen con los pies apuntando hacia pequeñas fogatas, que dicen que son cálidas, mientras que las grandes que hacen los soldados blancos son tan calientes que ahuyentan a la gente, y además, atraen la atención de un enemigo al acecho.
Durante todo este tiempo, los exploradores están apostados en montículos que controlan todas las líneas de aproximación posibles. El apache teme la sorpresa. Es su propio modo particular de destruir a un enemigo, y sabiendo lo que él mismo puede hacer, atribuye a su enemigo, sin importar cuán insignificantes sean sus números, la misma audacia, temeridad, agilidad y sutileza que él posee.
Los dos grandes puntos de superioridad del soldado salvaje sobre el representante de la disciplina civilizada son su absoluto conocimiento del territorio y su perfecta capacidad para cuidar de sí mismo en todo momento y en todas las circunstancias. Aunque los rayos del sol caigan desde el cenit, o el abrasador siroco sople desde el sur, el explorador apache camina tan despreocupado como cuando la lluvia fría o la nieve del invierno congelan a su compañero blanco hasta la médula. Encuentra comida, y también comida bastante buena, donde el hombre blanco se moriría de hambre. Conociendo los hábitos de los animales salvajes desde su más temprana juventud, puede atrapar pavos, codornices, conejos, palomas o ratones de campo, que le proveen de carne, además de la carne de un caballo o mula que ha caído exhausto en la marcha, y de la que es extremadamente aficionado.
El roble raquítico que crece en las laderas de las montañas produce bellotas; la bayoneta española, una fruta que, asada, se parece y sabe algo a plátano. Toda la región del sur de Arizona y el norte de México está marcada con variedades de cactus, que producen frutas y semillas con las que varía su menú. Las anchas hojas y tallos del mescal se tuestan entre piedras calientes, y el producto es rico en materia sacarina, y muy agradable al gusto. La papa silvestre y el bulbo del tule se encuentran en los prados húmedos de la montaña, y él asalta el nido de la abeja terrestre por su reserva de miel en común con el oso. Las semillas de girasol machacadas entre dos piedras son ricas y nutritivas… Hierve la dulce y blanda corteza interior del pino con las semillas de hierbas silvestres y calabazas silvestres y la goma de mezquite en guisos sabrosos, que pueden no ser muy apetecibles para el gusto viciado de un anglosajón, pero son más que bienvenidos para un indio. La ágil rata de cactus es muy importante en sus… facturas de comida, porque el placer que le da en la captura primaria se realza en la subsiguiente comida del suculento pequeño roedor de túnica plateada”
* A primeros de febrero de 1879, Archie McIntosh (que sería explorador y confidente del general Crook) pasa un día con el jefe aravaipa Hashké Bahnzin, más conocido como Eskiminzin, quizás emparentado con la mujer de McIntosh, Dominga. (Tiempo antes, McIntosh había informado del creciente descontento de los apaches en la Reserva de San Carlos por la escasez de los suministros. Según McIntosh, Eskiminzin le dijo que todas las bandas apaches de la reserva iban a emprender el sendero de la guerra tan pronto como se derritiese la nieve de las montañas. McIntosh también dijo que Pedro [Hashkee-yàiltl-i-dn], el jefe White Mountain, conocía el plan.
Estas noticias llamaron inmediatamente la atención del general Willcox quien, a pesar de que pensaba que la reputación de McIntosh no era buena [muchos oficiales del ejército creían que era una mala influencia para los apaches y que su integridad era muy cuestionable], pensó que era bueno tener contentos a los apaches, por lo que envió a dos oficiales, el comandante Charles E. Compton [de Fort Apache] y el capitán Adna Chaffee [de Camp McDowell] para que comprobasen si la versión de McIntosh tenía alguna credibilidad.
El 6 de marzo, Compton informó al general Willcox: “He tenido una larga conversación con el agente Hart sobre el informe de McIntosh de que los indios están a punto de estallar. Hart dice que no hay nada de verdad en el informe de McIntosh. Eskiminzin dice que habló con McIntosh hace 29 días en su casa y no dijo nada [a McIntosh] para que hiciese tal informe. Eskiminzin dice que todos están contentos y satisfechos. Hart me informa que todas las bandas, excepto las chiricahuas, están ocupadas plantando y cultivando la tierra. Los chiricahuas no trabajan, pero están contentos y no dan problemas. Yo estoy satisfecho de que McIntosh haya hecho un falso informe”. Tres días más tarde, Compton reiteró que todas las bandas, excepto las chiricahuas, estaban ocupadas cavando zanjas, haciendo vallas, y trabajando. Pero refiriéndose a la gente de Naiche dijo: “Los chiricahuas están en la Sub-agencia, a 24 km por encima de San Carlos, en el Gila”. Esto significaba que el subagente los había trasladado de las montañas a la zona llana del río Gila, el lugar del anterior brote de malaria del año anterior. No hay muchos detalles, pero parece que la banda de Naiche tuvo que hacer frente a otro brote de malaria durante la primavera y el verano de 1879, en el que fallecieron otras 50 personas más.
Después de reunirse con los apaches, el Inspector de Asuntos Indios, John H. Hammond, no esperaba un levantamiento general, pero envió un mensaje al general Willcox de que se preparase para posibles problemas. A mediados de marzo, el “Arizona Weekly Citizen” informó que “los indios de San Carlos están pasando un mal momento. La última semana no se les dio harina y la semana anterior recibieron la mitad de sus raciones habituales”. Para compensar esta reducción, Hart repartió maíz, con el que los apaches hacían tiswin.
Mientras, el general Willcox hacía planes para disuadir un posible levantamiento apache. Explicó la situación a sus superiores: “Los indios han tenido poca comida muchas veces desde el comienzo del año fiscal, pudiendo esperarse hostilidades”, continuando: “El Inspector Hammond informa de posibles problemas en San Carlos. Varios mensajeros han venido con noticias, sobre las cuales Hammond no teme ningún gran movimiento, pero se deben tomar medidas de precaución. Los coyoteros, unos enérgicos 800, están incrementando el número de armas. Hammond ha solicitado la autorización para desarmar a las bandas más peligrosas [chokonen]. He ordenado salir a algunos destacamentos de McDowell, Verde y Apache, y toda la caballería tiene órdenes de estar preparada para el servicio en el campo”.
Charles Harlow, que asistió a la reunión de Hammond en San Carlos, informó que los apaches chihennes, chokonen y White Mountain estaban descontentos, pero se habían amansado nuevamente por la advertencia contundente y seria del inspector, quien dijo que si ocurría un levantamiento “no volvería ni uno vivo”).
* En la primavera de 1879, el minero Harry Pye resulta muerto por apaches chihennes, al parecer porque su arma se atascó. (Pye era un inglés que se incorporó al ejército estadounidense en el Territorio de Arizona en la década de 1870. A finales de la década de 1870, firmó un contrato con el ejército para llevar mercancías en mulas a la Reserva de Warm Springs u Ojo Caliente [Socorro County, New Mexico]. En 1878, cuando iba con las mulas, vio a un grupo de apaches, por lo que se escondió en un cañón situado en la ladera este de la Black Range [Sierra & Grant Counties, New Mexico]. Allí vio unas rocas que le llamaron la atención, por lo que cogió unas cuantas para llevarlas a analizar pensando que podían contener plata. El resultado fue que tenían alto contenido de cloruro de plata.
Cuando acabó su contrato, en 1879 fue a Georgetown [Grant County, New Mexico], una población minera en el lado oeste de la Black Range, para buscar compañeros que le ayudaran a explotar el yacimiento de plata. Los mineros se negaron porque ese cañón estaba en los terrenos de caza de Victorio. Finalmente, Pye pudo convencer a dos jóvenes recién llegados de Kansas. Los tres fueron al lugar, construyendo una cabaña de troncos antes de comenzar su prospección. Cuando terminaron la cabaña bajaron por el acantilado para dirigirse a donde Pye había encontrado las muestras, pero los apaches les atacaron. Supuestamente, Pye no pudo defenderse porque su arma se atascó. Sus dos compañeros pudieron escapar y llegar a Hillsboro [Sierra County, New Mexico]. Cuando contaron la historia “adornada” de que había plata, un montón de gente se dirigió hacia allí. Rápidamente, creció una localidad a base de tiendas de campaña instaladas junto a la cabaña de troncos, a la que llamaron Chloride [Sierra County, New Mexico], y las montañas de los alrededores se llenaron de buscadores).
* El 5 de abril de 1879, Camp Apache pasa a llamarse Fort Apache (Navajo County, Arizona).
* El 29 de mayo de 1879, un destacamento del 9º de Caballería y una banda apache se enfrentan en las montañas, hoy conocidas como Byers Run (Sierra County, New Mexico), falleciendo un soldado y otros dos resultaron heridos. (El 30 de mayo, el general Orlando Bolivar Willcox, comandante del Departamento Militar de Arizona, telegrafió al coronel Edward Hatch, comandante del Departamento Militar de New Mexico: “... No puede haber paz hasta que los indios Warm Springs [chihennes], cuyos familiares están en San Carlos, resulten muertos, capturados u obligados a ir allí. Con este fin, tan pronto como termine el movimiento actual, se deben hacer esfuerzos de acuerdo con Hatch, comandante del Distrito de New Mexico, para determinar el lugar donde se supone que estos indios estarán confinados y se realizará un movimiento concertado contra ellos tan pronto como nuestros hombres y los animales descansen”.
Victorio se dirigió hacia sus antiguos refugios de las Black Range a través de las Mogollon Mountains [Grant & Catron Counties, New Mexico], siendo informado el comandante Albert P. Morrow en Fort Bayard [Grant County, New Mexico]. Morrow había recibido noticias de varios enfrentamientos en el San Francisco Valley: El 22 de mayo, J. Keller estaba reuniendo sus reses a 6’5 km de su casa cuando fue tiroteado por apaches. Cabalgó hacia el rancho de Roberts, avisando a sus dueños, quienes llegaron a tiempo de proteger a las mujeres y los niños. Luego Keller cabalgó hacia el valle y avisó a los residentes para seguidamente regresar al rancho de Roberts a tiempo de ayudarles en el enfrentamiento. Nadie resultó herido salvo un apache, aunque no fatalmente. Keller le vio quejándose en el maizal antes de ir con John Morris y Robert Coulter a dar la alarma a los asentamientos de más abajo. Llegaron al primero de ellos unos 20 minutos antes que los apaches. Avisaron a Foster y Harrington de que los apaches venían hacia su casa. Dejaron un caballo atado como señuelo para atraer a los apaches y cinco minutos después aparecieron en una colina por encima de la casa. No se sabe cuántos eran, pero en el enfrentamiento cuatro resultaron muertos y el resto se dirigió valle abajo. Luego Keller y John Roberts cabalgaron hasta los asentamientos de Parson Williams y Robert Site. Luego siguieron por Dry Creek para dar la alarma. Robert Site llegó a la granja de Ogden e Irwin antes de oscurecer, encontrándolo todo destruido. Los apaches se habían llevado dos relojes, una escopeta, munición y provisiones para un año, después de matar cuatro vacas, pisotear el huerto con sus caballos, destrozar utensilios, arneses, ropas, etc. Ogden resultó herido en la cadera e Irwin levemente en el brazo, consiguiendo llegar a la granja de Parson Williams.
Morrow envió al teniente Patrick Cusack dirigirse hacia Fort Cummings [Luna County, New Mexico] desde Fort Bliss [El Paso County, Texas] con la compañía “A”, del 9º de Caballería; y al teniente Emmet para mantener su persecución, mientras el capitán Charles Beyer, con 31 hombres de la compañía “C” y 15 de la “L”, del 9º de Caballería, un civil y dos exploradores navajos, salía de Fort Bayard el 25 de mayo hacia el Diamond Creek a interceptar a los apaches, quienes habían robado dos caballos y un potro, y matado varias reses de los ranchos de Redmond y Halloway. Siguiendo el rastro, Beyer encontró los restos de varias reses muertas que habían sido sacrificadas como alimento, habiendo sido consumidas hasta los huesos. Al final del día siguiente, Beyer había reducido la ventaja que le llevaban los chihennes a solo un día, quienes prendieron fuego a amplias zonas de maleza para ocultar sus huellas.
El 27 de mayo, los chihennes se llevaron todos los caballos de un corral situado a solo 5 km de Fort Bayard. Morrow envió inmediatamente al teniente W. H. Hugo tras ellos con la caballería que quedaba en Fort Bayard. Victorio iba muy rápido para ser atrapado. La mañana del 29 de mayo, Beyer siguió el rastro hacia el este, sobre las Mimbres Mountains [Grant County, New Mexico] para luego girar hacia el nordeste y llegar a un estrecho cañón. Al descubrir señales frescas, desplegó a sus hombres para un posible enfrentamiento. Cuando dejaron el desfiladero y salieron a un terreno ligeramente más abierto, vieron a unos guerreros construyendo parapetos en una cresta empinada. Victorio izó una bandera blanca para parlamentar, proponiendo Beyer hablar a medio camino entre las dos líneas. Victorio intentó convencer a Beyer de que fuera solo a las posiciones apaches, pero el capitán no confiaba en las garantías que le daba el jefe chihenne. Victorio más tarde habló largamente sobre el trato que recibiría del gobierno estadounidense, estando convencido Beyer que era una táctica dilatoria para permitir que las mujeres y los niños pudieran escapar. También se dio cuenta de que durante toda la conversación con Victorio, sus guerreros continuaban construyendo parapetos con rocas.
Ninguno se fiaba del otro. Mientras se desarrollaba la conversación, Beyer había enviado a John Foster, un guía civil, y a cinco soldados para intentar dejar sin monturas a los apaches, consiguiendo llevarse 12 caballos, dos mulas y dos burros tras dar un rodeo y llegar a donde estaban los animales. Después llevó a sus hombres a unos 180 metros de las posiciones de los chiricahuas. Beyer informaría: “A las 11:50 horas, ordené a los hombres del lado derecho, al mando del sargento Delemar Benn, de la compañía ‘L’, del 9º de Caballería, moverse un poco más hacia adelante, e ir a la derecha hasta alcanzar el flanco de los indios, lo que hicieron silenciosamente. A las 11.55 horas di la orden de avanzar disparando, respondiendo al mismo los indios. La línea continuó avanzando, buscando refugio los hombres de árbol en árbol y después de media hora de duro enfrentamiento durante el cual, los hombres del sargento Benn habían conseguido acercarse a la retaguardia de la posición mantenida por los indios, quienes dejaron sus trabajos y campamento y se retiraron por una cresta”.
Los apaches se dispersaron rápidamente y huyeron, no pudiendo Beyer perseguirles ni encontrar un rastro lo suficientemente claro. El capitán informaría que Victorio pudo haberles mantenido a raya desde su posición si así lo hubiera decidido, y que encontraron claras evidencias de que algunos de los apaches había sido alcanzado durante el enfrentamiento y que al menos dos de ellos habían sido, posiblemente, mortalmente heridos. Capturaron una gran cantidad de comida y utensilios que quemaron posteriormente. Beyer tuvo la pérdida del soldado Frank Dorsey, mientras el soldado George H. Moore resultó gravemente herido, y el soldado John Scott, con heridas leves. Dos caballos fallecieron y otro, agotado, fue sacrificado. Beyer escribió en su informe: “Merecen especial mención por su valor, el subteniente Henry H. Wright; los sargentos Delemar Benn [compañía ‘L’, 9º de Caballería], George Lyman, y Thomas Boyne; el cabo Isam Malry [compañía ‘C’, 9º de Caballería]; el soldado Ridgeley [compañía ‘L’, 9º de Caballería]; así como el guía civil John Foster; y el explorador navajo Hostensoyi”.
El 29 de mayo, Morrow informó que el capitán Beyer había encontrado en Diamond Creek el rastro del teniente G. Howard y sus exploradores apaches, quienes estaban rastreando a Victorio desde Arizona. Morrow estimó que los apaches estaban cansados, habiendo una buena oportunidad de atraparlos. El teniente Emmet y su destacamento de exploradores navajos, que había perseguido a Victorio hacia San Carlos junto al teniente Gatewood, también recibió orden de buscarle durante 122 km desde la frontera de Arizona, hasta que el capitán Beyer encontró el rastro en Diamond Creek. Emmet tuvo que volver a Fort Bayard, ya que sus animales no pudieron ir más lejos.
Beyer fue a Ojo Caliente desde donde salió para explorar el lado este de las Black Range [Sierra & Grant Counties, New Mexico], y luego las Florida Mountains [Luna County, New Mexico]. No encontrando huellas, volvió a Fort Bayard [Grant County, New Mexico], llegando el 12 de junio. Dos días más tarde, el 14 de junio, llegó la noticia de que unos guerreros, se cree que de la Reserva Mescalero, habían matado a un hombre y robado unos 40 o 50 caballos en el interior de México, a unos 95 km de Presidio [Presidio County, Texas]. El 29 de junio, siete “Texas Rangers” se toparon con un grupo de apaches mescaleros, apoderándose de todos sus caballos, pero perdiendo dos de los suyos y dos mulas cargadas con suministros para cinco días. El enfrentamiento terminó cuando llegó la obscuridad, retirándose los “Rangers” sin haber pérdidas por ambos bandos. Al día siguiente, los mismos “Rangers”, ayudados por otros seis hombres, siguieron su rastro durante un día y medio hasta que vieron a cuatro mescaleros, y después de una persecución de casi 20 km [el 1 de julio], les obligaron a abandonar las dos mulas. Con los primeros disparos, falleció un “Ranger” llamado Anglin, quedando los mescaleros dueños del terreno y de las dos mulas.
Un destacamento del 10º de Caballería al mando del teniente C. R. Ward siguió el rastro de los mescaleros, enterrando a Anglin el 4 de julio. Dos de los “Rangers”, Burton y Patti, se unieron al destacamento de Ward sin poder alcanzar a los mescaleros.
En la segunda mitad de julio, el capitán Charles D. Viele siguió a un grupo de incursores hacia la Reserva Mescalero. Perdió el rastro cuando los apaches se dispersaron y sus huellas fueron ocultadas por una intensa lluvia. Del 14 al 19 de julio, el teniente Robert D. Read, del 10º de Caballería, acompañado por algunos ciudadanos voluntarios, siguió el rastro de tres mescaleros que habían matado a una mujer mexicana llamada Candelaria Frías, y robado seis ponis. Tres de ellos fueron encontrados muertos, probablemente agotados por el esfuerzo de mantenerse lejos de los perseguidores. Read perdió el rastro al adentrarse por terreno montañoso, asumiendo que los apaches habían cruzado la frontera con México. El 27 de julio, seis soldados del 4º de Caballería y un civil de un campamento al este de la bifurcación del río Nueces, siguieron a un grupo de apaches de la Reserva Mescalero que habían estado robando caballos, abandonando la persecución cuando se agotaron sus raciones, regresando el 7 de agosto.
El 25 o el 27 de julio, una patrulla del 10º de Caballería y del 25 de Infantería al mando del capitán M. L. Courtney se enfrentó a unos apaches en Sulphur Springs, cerca de la Sierra Diablo [Hudspeth County, Texas]. Los soldados tuvieron dos hombres gravemente heridos y declararon haber herido a tres apaches, dos mortalmente. También capturaron nueve ponis y una mula, utensilios para montar, un revólver y cinturones con cartuchos.
Un jefe comanche informó que mientras visitaba la Reserva de Fort Stanton durante el verano de 1879, tres apaches mescaleros llegaron conduciendo caballos robados, y otros siete llegaron declarando que habían tenido un enfrentamiento con soldados estadounidenses o “Rangers”. Las incursiones continuaron y el 11 de agosto, casi seguro que fueron mescaleros de la Reserva de Fort Stanton los que se llevaron 17 caballos de un rancho del Black River [New Mexico]. Un destacamento del teniente John McMartin les persiguió, llegando a tenerles a la vista, pero no consiguió tomar contacto con ellos. Cuando McMartin llegó a la Reserva Mescalero, recuperó 29 caballos robados, pero el agente no quiso entregar a los culpables. El 12 de agosto, el teniente Maxon, con soldados de la compañía “F”, del 10º de Caballería, encontró el rastro de unos 12 incursores yendo hacia el sur, en dirección de Texas o México. Avisó a Fort Concho [Tom Green, Texas] y Fort Clark [Kinney County, Texas] para que estuviesen alerta, acortando la distancia entre los apaches y su destacamento. A 32 km de la unión del Pecos y el Río Grande, los apaches se dispersaron por las montañas. Maxon perdió su rastro, pero recuperó seis caballos.
Mientras en México, el general Gerónimo Treviño ordenaba a sus destacamentos perseguir a los incursores. Uno de esos destacamentos, mandado por el coronel Pedro Valdez, persiguió a una banda, probablemente de apaches lipanes, hasta el Río Grande, pero, cumpliendo las órdenes de Treviño, no cruzó el río. Los exploradores de Valdez detectaron a los incursores cuando regresaban, persiguiéndoles durante 160 km, alcanzándoles el 26 de junio en la Tinaja de los Lipanes [?], matando a uno y apoderándose de sus posesiones antes de que se dispersaran.
Entre el 18 de junio y el 2 de agosto, otro destacamento al mando del coronel Nicanor Valdez, rastreó las sierras a lo largo del Río Grande, encontrando tres rastros de indios [lipanes o mescaleros] cargados de botín cruzando el Río Grande a Texas).
* En junio, la situación de la Reserva de San Carlos no es buena, como lo demuestra el hecho de que los exploradores e intérpretes son licenciados porque se han agotado los fondos de la reserva. (A partir de julio y por un año, la empresa Tully Ochoa & Co. de Tucson [Pima County, Arizona], firmó un contrato para proporcionar carne de res vacuna a los nativos de San Carlos. Contrataron a Tom Horn, uno de los exploradores despedidos de San Carlos, con un sueldo de 150 $ mensuales, llevando 225 cabezas de ganado a la semana).
* El 24 de junio, llega a la Agencia Mescalero de Fort Stanton (Otero & Lincoln Counties, New Mexico) un guerrero de la banda de Victorio para hablar con el agente Samuel A. Russell. (Dijo que Victorio estaba acampado en las Black Range, y que su jefe deseaba la paz, y que su principal preocupación era que estaba totalmente en contra de ir a la Reserva de San Carlos [Gila, Graham & Pinal Counties, Arizona]. El agente le aseguró que los apaches chihennes estarían protegidos en la reserva y que les darían raciones. Seis días después, el 30 de junio, llegó Victorio con 12 guerreros. Pidió no ser enviados a San Carlos y que volviesen sus familiares. Russell les dio una pequeña cantidad de ropa y víveres, lo suficiente para quedarse hasta el día siguiente. Luego telegrafió a Washington. Mientras esperaban la respuesta, Victorio estaba inquieto aunque apacible, pero Russell no estaba seguro de cuánto duraría. El jefe apache mescalero San Juan llevó a Victorio, a donde el comerciante J. H. Blazer, quien dio al jefe chihenne un poco de carne, harina, café y azúcar.
El 3 de julio, Russell pidió al coronel George Purington, que había sucedido a Dudley en Fort Stanton, destinar dos soldados en la Agencia. Los colonos de los alrededores se sentían incómodos y había cierto resentimiento entre los apaches mescaleros y los chihennes. Russell también pidió que los caminos entre La Luz y Tularosa, y de Tularosa al norte hasta Tres Ríos fueran patrullados todos los días. El 12 de julio, llegó el visto bueno para que los chihennes estuviesen en la reserva.
El 17 de julio, Russell informó que más de 30 comanches estaban en la reserva. Unos días después, el ejército arrestó a diez indios, supuestamente apaches lipanes. Tres de ellos resultaron ser mescaleros y fueron puestos en libertad. Los siete restantes fueron identificados como lipanes y encarcelados [más tarde resultaron ser mescaleros y causarían algunos problemas a Russell]. A finales de julio, había 145 chihennes o mimbreños [uno de ellos mató a un mescalero en defensa propia] en la Reserva Mescalero.
El 30 de julio, Russell informó que tres acusaciones habían sido presentadas contra Victorio en el condado de Grant, una por homicidio y dos por robo de caballos. Russell pidió instrucciones por si las autoridades del gobierno intentaban detener a Victorio. A principios de agosto, un guerrero chihenne borracho mató a una mujer mescalero.
El 12 de agosto, los apaches chihennes y mescaleros se reunieron en la Agencia para recibir sus raciones, aprovechando Russell la ocasión para decirles que si seguían matándose entre sí, el gobierno tendría que intervenir. Los chihennes dijeron que “había hablado bien” y prometieron que si uno de los suyos mataba a alguien, lo llevarían ante él, pero pidieron que los mescaleros hiciesen lo mismo).
* El 1 de julio, el periódico “La Voz de México” publica: “Los apaches. ‘El Periódico Oficial de Sonora’ publica la siguiente comunicación: Prefectura del Distrito de Moctezuma [Sonora]. Por el ciudadano José Provencio, que llegó anteayer del pueblo de Guásabas [Huásabas, Sonora], ha recibido esta prefectura la noticia de que en el pueblo de Nácori Chico [Sonora]… asesinaron los bárbaros [apaches] 11 vecinos de aquel pueblo…”.
* El 19 de julio, el capitán Adna Romanza Chaffee reemplaza a Henry Lyman Hart, como agente de la Reserva San Carlos. (John Walker, un ranchero estadounidense casado con una Western Apache, informó al capitán May Humphreys Stacey que el 11 de julio, un apache White Mountain había ido a su rancho, al norte de Fort Thomas [Graham County, Arizona] con parecidas noticias a las que dijo Archie McIntosh cinco meses antes: “Los indios de la Reserva de San Carlos, sin mirar qué tribu o banda, han tenido recientemente tres reuniones para considerar si podían emprender el sendero de la guerra o no. Los mayores aconsejaron prudencia y pedían al resto esperar a ver si el gobierno les daba más raciones o no”. Los apaches planearon sacar a los soldados de los puestos militares haciendo simultáneamente incursiones a lo largo de la frontera con México para luego atacar las menguadas guarniciones de Fort Apache, Fort Thomas y Fort Grant, siendo dirigidos por Naiche, cuya banda había sufrido el embate de la viruela, la malaria, y las pocas raciones.
Walker creía que las reuniones y debates habían tenido lugar. Mientras Hart se había dedicado a adquirir minas y a vender las raciones que eran de los apaches, estos se habían reunido para dar una apropiada respuesta. Claramente, la falta de comida era el principal problema, pero también las malas condiciones de vida en la reserva [muchos niños habían nacido enfermos], según el informe del Inspector de Asuntos Indios, John H. Hammond, del 18 de abril. El informe de Walker preocupó a las autoridades civiles y militares de Arizona.
El 15 de julio, dos días después del informe de Walker, Hammond y Chaffee se reunieron con los jefes, quienes negaron los rumores de un levantamiento. Naiche fue preguntado por el asunto, negando tener conocimiento de ningún plan. Debido a la juventud de Naiche [20 años] es difícil que liderase una rebelión. Sus respuestas les convencieron de que el informe de Walker no era veraz. Aun así, el comandante de Fort Grant, Abraham K. Arnold, declaró: “Si tenemos paz o no, depende de si les proporcionamos apropiados medios de subsistencia”.
El 19 de julio, Chaffee reemplazó a Henry Lyman Hart, como agente de la Reserva San Carlos. Según dijo, “Hart era un maldito sinvergüenza”. Antes de irse, Hart sugirió a Chaffee que, para tener éxito, debería funcionar como él lo había hecho. Chaffee hizo todo lo contrario. Para llevar el control de la reserva estableció procedimientos y políticas claras. Se esforzó en limpiar el soborno y la corrupción existente en la reserva. Muchos empleados fueron sustituidos estableciendo controles internos para los nuevos, obligándoles a trabajar en lugar de “estar tumbados a la sombra”. Reorganizó el almacén de la Agencia, almacenando cuidadosamente los bienes y las raciones y dirigiendo en persona el papeleo de oficina.
Chaffee escuchó a los apaches que le informaron de sus problemas y reinstauró la policía apache, empleando en ella a 40 de los apaches más influyentes [entre ellos Zele y Chihuahua]. Cuando a mediados de julio, las primeras raciones tenían poca carne, muchos apaches se quejaron, por lo que dio pases a Naiche, Nahilzay, Chato, y a varios White Mountain para que fuesen a cazar a las montañas y plantasen en diferentes lugares. Nahilzay llevó a su grupo a la Cottonwood Mountain, en las Santa Teresa Mountains [Graham County, Arizona]. Naiche y Chato fueron al rancho de George Stevens, en Eagle Creek, cuya esposa Nahlindestowhe era hija de Eskeltecela, jefe de la banda apache de los coyoteros White Mountain. Nahlindestowhe adoptó el nombre de Francisca.
Para agosto, Chaffee había restaurado la totalidad de los suministros, autorizando el gobierno en Washington debatir qué reserva debían tener los chihennes. Chaffee opinaba que debían estar juntos, en San Carlos o en Mescalero, pero esa reunión no llegó a producirse, ya que, el 21 de agosto, Victorio huyó de Mescalero. La noticia de la huida de Victorio y las incursiones de los nednais en el sur de Arizona y New Mexico, hizo que Chaffee llamara a los chokonen para que volvieran a la Agencia. Por entonces, Chato, Cathlay [también llamado Colle, Kutle o Chullah] y Gordo se habían fusionado en un grupo de 55 personas; Bonito y Chiva en otro de 104; y la malaria había reducido la banda de Naiche a 183. Zele tenía de 80 a 90 chokonen, chihennes y bedonkohes que se habían unido a la banda de Loco).
* El 30 de julio de 1879, un grupo de seis apaches incursiona en el rancho de Pete Kitchen (Potrero Creek, cerca de Nogales, Santa Cruz County, Arizona), capturando a un muchacho de 12 años. (Esos apaches eran parte de un grupo de 16 guerreros que habían llegado a Arizona, probablemente liderados por Gerónimo. Al día siguiente, otro grupo se llevó 11 mulas y un caballo propiedad de O. E. Shaw, quien el día anterior había entregado un cargamento de cebada en Fort Huachuca, a donde rápidamente llegó Shaw para notificar el robo, saliendo una patrulla en persecución de los apaches. Pocos días después, abrieron fuego sobre el grupo que tenía al muchacho capturado, haciéndoles buscar venganza. Poco después, emboscaron a tres hombres, matando a dos hermanos llamados Schellanbach, e hiriendo al tercero, llamado T. B. Merchant. Más tarde, liberaron al muchacho diciéndole que eran de Ojo Caliente, pudiendo ser bedonkohes o chihennes que habían evitado ir a San Carlos. Otro informe decía que varios testigos habían visto a un hombre blanco con ellos. Si eso es así, podría ser Zebina Streeter.
Este grupo más tarde se unió a otro grupo incursor, continuando hacia el este, hacia el San Bernardino Valley [Cochise County, Arizona], donde mataron dos mulas antes de ir a Chihuahua. El 15 de agosto, el teniente Augustus Perry Blocksom, al mando de la compañía “C” de exploradores apaches, encontró una ranchería abandonada junto a la frontera que había servido para albergar a unos 60 apaches. Mientras, otros 24 guerreros al mando de Juh habían entrado en New Mexico robando, el 13 de agosto, algo de ganado cerca de Fort Cummings [Luna County, New Mexico]. Aparentemente, continuaron hacia las Black Range [Grant & Sierra Counties, New Mexico], uniéndose a Victorio.
* El 21 de agosto de 1879, Victorio huye de la Reserva Mescalero (Otero & Lincoln Counties, New Mexico) con Nana y unos 145 chihennes, más varios mescaleros, bedonkohes, y unos pocos lipanes, dos meses después de su llegada, dando inicio a la llamada “Guerra de Victorio”. El motivo por el que se fue sigue siendo un misterio. Uno de ellos pudo ser que Victorio estaba molesto con el agente Samuel A. Russell por no dar a su banda suficientes raciones. Había estado con algunos de sus hombres en la Agencia para pedir raciones. Russell se negó. Enfadado, Victorio tiró de la barba a Russell, le dio una bofetada y lo maldijo. Otra versión dice que fue Kaahteney quien agarró a Russell por la barba y lo arrastró por la oficina de la Agencia. El agente rogó al intérprete, José Carrillo, que “hablara bonito con Victorio”, pero aparentemente, Carrillo estaba disfrutando viendo la escena por lo que esperó hasta que Kaahteney echara a Russell de su propia oficina.
Asustado y enfadado, el agente pidió ayuda a Fort Stanton. Cuando los soldados se acercaban a la Agencia, sonó una corneta que Victorio oyó a lo lejos desde su campamento. Los chihennes montaron apresuradamente sus caballos y se fueron. Russell inmediatamente telegrafió para informar de la huida al coronel Hatch y al Comisionado Indio, Ezra Ayres Hayt, en Washington. Supuestamente en ese momento, las familias de los chihennes estaban siendo trasladadas desde San Carlos hasta la Reserva Mescalero, pensando Russell que Victorio podría intentar ir a buscarlos.
El telegrama decía: “Agencia Mescalero, al Comisionado de Asuntos Indios, Washington, D. C., 21 de agosto de 1879. Los indios Warm Springs han dejado esta reserva yendo al oeste. Probablemente, tratarán de interceptar a los que se supone que están viniendo de San Carlos. He informado a los militares. Agente Russell”.
El 22 de agosto, Russell añadió: “No puedo decir ciertamente qué provocó este movimiento, pero no tengo duda que fue por la influencia de Victorio… Hace unas cuatro semanas, uno del grupo de Victorio mató a un mescalero. Quedé satisfecho de la investigación, ya que fue un claro caso de legítima defensa, no surgiendo ningún problema. Hace dos semanas, otro de sus hombres, estando borracho, mató a una mujer mescalero, desafiando a los mescaleros y a todos los demás… Esto naturalmente creó emociones entre los mescaleros, pero hasta donde yo sé, no hubo amenazas”. Russell añadió que recientemente había hablado con Victorio y su grupo, diciéndoles que debían trabajar y estar en paz, contestando que “yo tengo que estar contento de que no haya una tribu de indios más turbulenta en los Estados Unidos… Francamente, admito mi decepción y arrepentimiento por esta huida”.
Dos meses después, Russell se enteró de los motivos de la huida. El 18 de octubre escribió a Hayt: “En una conversación con el Sr. Albert J. Fountain, un abogado de La Mesilla, New Mexico, me enteré… de la verdadera razón por la que Victorio dejó la reserva…
Victorio se enteró de la acusación que había contra él en el Condado de Grant, o como él dice, que había un papel contra él. Tres días después, el juez Warren Bristol, Fountain, el fiscal, y otros, pasaron por esta reserva hasta un lugar a unos 29 km al este de esta Agencia para hacer una excursión de placer [cazar y pescar]. Los indios sabían quienes eran estas personas, conocían sus cargos, y pensaron que su visita tenía que ver ‘con este papel’, creyendo que Victorio [y quizás su gente] iba a ser arrestado, por lo que huyeron”.
Victorio, del que no se sabe que matara a un estadounidense mientras su pueblo vino por primera vez a la reserva de Cañada Alamosa hasta su huida de la Reserva Mescalero, sabía muy bien que sería imposible para un nativo tener un juicio justo en un tribunal de blancos, pudiendo creer que su arresto le llevaría a su ejecución o a su encarcelamiento [para un apache equivalía a lo mismo]. La ironía del destino era que sus familias venían a reunirse con ellos.
Solon Sombrero, un mescalero, más tarde daría su versión de lo que sucedió. Los chihennes estaban recibiendo raciones [probablemente el 19 de agosto] cuando Russell les dijo que se quedaran en la Agencia. Victorio se dio cuenta de que los blancos estaban planeando algo, rompió el vale de racionamiento y se lo tiró al agente diciendo: “Hay otras cosas además de las raciones. Yo viviré. En tres días nos iremos”. Victorio dijo a sus guerreros que dieran el tiswin que habían estado haciendo a los mescaleros, y se fueron.
El mismo Russell sugirió otra causa para la huida de Victorio. El 21 de agosto, un oficial y 20 soldados de Fort Stanton, acompañados por tres o cuatro colonos, llegaron a la Agencia. Una banda de nativos había robado 25 caballos en el río Pecos, y los colonos habían seguido las huellas que llevaban hasta la reserva. Russell, que estaba convencido de que los chihennes los habían robado, logró recuperar 18. Victorio se dio cuenta de que le quitarían el resto, por lo que decidió dejar la reserva.
Unos pocos mescaleros fueron con él, Manchito y Running Water entre ellos. Su banda aumentaría de vez en cuando con otros guerreros mescaleros que estaban ansiosos por probarse en el sendero de la guerra. Los chihennes cabalgaron hacia el suroeste a través de New Mexico y México, dieron un rodeo alrededor del área de El Paso para regresar otra vez a New Mexico. Durante los meses siguientes, se le unirían algunos apaches lipanes y más mescaleros e incluso, algo verdaderamente extraordinario, un guerrero comanche. Se ha estimado que su banda, en la que también estaba su hermana Lozen y Nana, mató a más de 300 mexicanos y estadounidenses en menos de un año.
Un destacamento del 9º de Caballería, mandado por el teniente George Washington Smith [quien moriría dos años después a manos de guerreros de Nana en el Gavilan Canyon, Lincoln County, New Mexico], encontró el rastro de Victorio, siguiéndolo hasta el Río Grande, pero no pudo atraparlo. Russell estaba exasperado: “Al dejar la reserva, los Warm Springs han robado 10 o 12 caballos en Three Rivers [Otero County, New Mexico]. Los Warm Springs no tienen respeto ni temor por los militares, y les vendría bien recibir una buena paliza…”.
Una vez fuera de la reserva, la banda de Victorio tuvo que sobrevivir cometiendo asaltos. Victorio había robado más de 15 caballos en la reserva, pero necesitaba más para mantener su movilidad, por lo que fueron a Ojo Caliente porque allí había bastantes. El 4 de septiembre de 1879, Victorio, Nana y Sánchez [que habían huido de la reserva con él] robaron la manada de caballos de la compañía “E”, del 9º de Caballería, mandada por el capitán Ambrose Eugene Hooker, estacionada en Ojo Caliente [Socorro County, New Mexico]. Probablemente, Juh pudo participar en el ataque. En cinco minutos mataron a cinco militares [el sargento Silas Chapman, y los soldados J. E. Hoke, William Humphrey, Silas Graddon y Abraham Percival] y tres civiles que custodiaban los 52 caballos y 18 mulas, llevándoselos sin que se enterara el resto de la guarnición. Lo hicieron observando la rutina de los cuidadores, pacientemente, y solo atacaron cuando la manada estaba fuera de la vista y alejada del resto de la guarnición. Los apaches notaron que cada día llevaban más lejos los caballos y las mulas a pastar, y que cuando la manada volvía hacia Ojo Caliente, pasaba por una zona sobre el lado más alejado de una gran roca, que estaba cortada por varios arroyos. Mientras llevaban la manada por el otro lado de la roca y mientras se detenían en estos arroyos, un número estimado entre 40 y 60 apaches atacaron.
Cuando los soldados examinaron el terreno después del ataque [el teniente Taylor hizo un informe para el capitán Charles Steelhammer] vieron que los apaches se habían dividido en tres grupos. El primero, de unos 12 a 15 guerreros, estaba encargado de matar a los guardias, ocultándose en el área donde iban los soldados, armados solo con revólveres. Hay señales que indican que no estaban en un punto fijo, sino avanzando silenciosamente en sentido contrario al avance de la manada hasta que los guardias se pararon. Otros apaches estaban ocultos a lo largo de los flancos del avance de la manada, para conducir los caballos y mulas al interior de un arroyo; y un tercer grupo estaba oculto en otro arroyo más alejado de la roca, para detener a cualquier animal que quisiera volver a Ojo Caliente.
Entre las 15:00 y las 16:00 horas, los apaches atacaron. Algunos de ellos llevaban rifles Springfield del calibre 50. Tres de los cinco guardias estaban desmontados cuando los apaches los mataron, mientras los otros dos, todavía montados, habían caído de la silla cuando la manada fue ahuyentada hacia el arroyo. Las señales mostraron que algunos caballos habían tratado de volver hacia Ojo Caliente antes de que los apaches los hubieran capturado, para reunirlos y llevárselos. Un mensajero fue enviado sobre la única mula que quedaba para pedir ayuda. La compañía “E” no recibiría nuevas monturas hasta el mes de diciembre, no pudiendo participar en la búsqueda de la banda de Victorio durante los meses de septiembre y en octubre.
Seis días más tarde, un grupo de 57 guerreros apareció en el rancho de Gregorio Chávez, situado en el Animas Creek, al nordeste de Hillsboro [Sierra County, New Mexico]. En el rancho estaba su esposa, siete niños, y unos pocos vaqueros. Al principio Chávez creyó que eran soldados o exploradores porque cabalgaban en fila india. Luego vio a Victorio, quien le dijo que no corriera porque era un amigo. Unos 12 guerreros mandados por Sánchez entraron en la casa buscando armas y cartuchos, pero al no encontrar nada, empezaron a destrozar los muebles y sacando cosas de la casa. Un apache extrajo el anillo de oro del dedo de la mujer de Chávez, y varios azotaron y patearon a unos de los vaqueros, yéndose a media mañana, llevándose unos pocos caballos, 19 vacas, y unos pocos corderos.
Desde el robo de la manada de caballos del ejército en Ojo Caliente el 4 de septiembre, Victorio realizó una serie de acciones con “efecto dominó”. Al no tener caballos, el ejército estaba inoperante en esa parte del territorio. El día 10 de septiembre, atacaron a un grupo de mexicanos en Jaralosa Cienega, a unos 8 km del Rancho McEvers, matando a 10 hombres, mujeres y niños, los cuales fueron horriblemente mutilados. Un ciudadano de Hillsboro, William Bates, contó lo que vio: “… Siete hombres, mujeres y niños, sus cuerpos desnudos mutilados. Una joven muchacha, semiinconsciente, yacía apoyada sobre su codo mirando a su madre. Ella murmuraba ‘dame agua’. La llevaron al doctor de Hillsboro, donde murió de heridas producidas por lanzas en ambas mejillas”. También dijo que los apaches usaron barras de hierro calientes para violar a las mujeres, que quedaron tendidas en el suelo medio desnudas. Este ataque parece estar diseñado para provocar la respuesta de los ciudadanos de Hillsboro, y que cuando llegaran al lugar y vieran el estado de los cuerpos, les encendiera tanto el ánimo que cuando oyeran los disparos en el Rancho McEvers, próximo objetivo, cabalgaran al galope para acudir en su ayuda, cayendo en una emboscada. Los apaches mataron al menos a 10 voluntarios de Hillsboro, consiguiendo más caballos, con los que pudieron desplegarse y realizar más ataques sobre aislados mexicanos y estadounidenses, sin temor a la intervención de la única unidad militar de la zona. Por ello pronto fueron enviados destacamentos del 9º de Caballería desde Fort Bayard [Grant County, New Mexico] en busca de los apaches. No tardarían en enfrentarse.
El ataque al Rancho McEvers, a 16 km al sur de Hillsboro, parece que fue un señuelo para atraer al grupo de civiles que venían de Hillsboro, a 16 km al norte. De paso se llevaron la mayoría de los caballos del rancho. Alguna versión dice que hubo seis o siete fallecidos en este ataque, pero otras aseguran que no hubo muertos y que estos resultaron ser los miembros del grupo de rescate emboscado. Los vaqueros del rancho dijeron haber herido a varios apaches. Frank Clifford, un testigo, comentó que el rancho atacado no era el McEvers, sino el Lake Valley Ranch, añadiendo que el grupo de socorro que salió de Hillsboro se dividió en dos grupos. El más pequeño, liderado por Thomas Hughes, un amigo de Clifford, cruzó las colinas para dirigirse directamente al Rancho McEvers. El otro, mucho más grande, rodeó las colinas. Fue el primer grupo el que fue emboscado y el segundo el que descubrió la matanza en Jalarosa Cienega, aunque Clifford dijo que ocurrió en el Lake Valley Ranch. Su descripción de edificios quemados, las muertes y mutilaciones concuerdan con el relato de Bates. Clifford señaló que solo escapó un hombre del grupo liderado por Hughes, siendo este el primero en caer. También señaló que la emboscada tuvo lugar a los pies de las colinas, afirmando: “Si hubiese ido con Tom, como lo hubiera hecho el 99 % de las veces, seguramente yo también hubiera caído”.
Una mujer, Sarah Gibson, contó que había tres ranchos en la zona del pantano que estaba a 19 km al sur de Hillsboro. McEvers vivía en el extremo superior del mismo; la familia Irwin en el extremo inferior; y los Gibson entre los dos. El día del ataque su hijo creyó ver cabezas de apaches asomando y desapareciendo entre las rocas cerca del rancho de los Irwin. Este no le hizo caso, pero el muchacho afirmó haber visto varias huellas. A su regreso a su casa, oyeron disparos provenientes del Rancho McEvers, por lo que los Irwin y el marido de Sarah, Bill Gibson, cogieron sus armas y se dirigieron hacia allí. Sarah vio como su esposo Bill apuntaba a un apache que llevaba un gran sombrero a la vez que decía a Irwin: “Sujeta mi caballo [mientras desmontaba y le daba las bridas], quiero ese sombrero”. Disparó y el apache emitió un fuerte grito mientras caía de su caballo. Otro guerrero le agarró antes de que cayera al suelo, llevándole entre sus brazos, por lo que Bill se quedó sin su trofeo [el sombrero]. Durante el enfrentamiento, uno de los rancheros resultó herido por una bala en el brazo que le atravesó el pecho, llegando hasta el otro brazo. Más tarde se recuperaría. Los apaches estaban detrás de los caballos mientras los rancheros les disparaban para intentar alejar sus caballos de ellos.
Sarah contó un incidente que tuvo lugar al mismo tiempo, en el cual los apaches habían hecho desnudarse a una familia mexicana de nueve miembros para burlarse de ellos antes de irse. Uno de los muchachos estaba convencido de que los apaches volverían, por lo que se escondió en una cueva. Volvieron y mataron a toda la familia, siendo el muchacho el único superviviente. Sarah mencionó que estos apaches habían vuelto después de matar a siete hombres de Hillsboro. Estos incidentes posiblemente son una confusa versión del ataque a Jaralosa Cienega y de la emboscada al grupo de Hillsboro. Se conocen los nombres de algunos de los fallecidos, del Rancho McEvers o más probablemente del grupo de socorro de Hillsboro: Thomas Hughes [uno de los líderes del grupo], Greene, José Moreno, Refugio Alicias, Steve Hanlon, Perrier, Thornton y Williams.
S. M. Ashenfelter, editor del periódico “Grant County Herald” informó el 20 de septiembre: “Al enterarse del ataque, todos los que tenían un arma o un caballo, se apresuraron a socorrer al rancho, yendo de dos en dos y de tres en tres, tan rápido como pudieron y, como en ese momento los apaches ocupaban una posición, entre Hillsboro, parte de la gente dispersada se topó con ellos antes de que supieran donde estaban cuando empezó la batalla”. También informó de más ataques: un apache resultó muerto en el Jurado Ranch [?]; dos hombres de Las Cruces [Doña Ana County, New Mexico] apellidados Flores y un, no identificado, mexicano resultaron muertos; al igual que la familia Armijo y otro desconocido mexicano; un tal Manuel Stapleton declaró haber disparado a dos apaches mientras recibía una bala en la pierna. El “Grant County Herald” informó que los incursores eran “chiricahuas del sur… pertenecientes a la banda de Juh”.
Aunque los apaches eran crueles en sus actos de venganza, la masacre de Jaralosa Cienega no es normal. Es posible que los mexicanos de Jaralosa participasen en algún enfrentamiento anterior con los apaches o trabajasen para el Rancho McEvers, el cual proporcionaba forraje para el ejército. Aunque Victorio tenía fama de cruel, en realidad no era partidario de cometer ese tipo de atrocidades, por lo que si el testimonio de William Bates es cierto, este ataque no encaja con el patrón de funcionamiento de los chihennes dirigidos por Victorio. ¿Estaba Juh con él? Los chihennes no tenían dudas en matar hombres, mujeres y niños cuando era necesario. Sus enemigos, estadounidenses y mexicanos, también habían matado mujeres y niños chihennes, pero esto parece estar fuera de los límites; a no ser que pretendieran que el grupo de socorro estuviese tan indignado que les provocara una “ira ciega”, o llamar la atención de las tropas del 9º de Caballería mientras las mujeres y los niños estaban en otro lugar. El número de guerreros que tenía Victorio entonces es desconocido. Se sabe que tenía 43 hombres cuando huyó de la Reserva Mescalero; entre 40 y 60 cuando robó la manada de caballos de Ojo Caliente; y unos 100 cuando ocurrieron estos hechos; por lo que, o las estimaciones eran erróneas, o verdaderamente recibió ayuda de Juh.
A mediados de septiembre, probablemente Victorio y Juh se separaron, volviendo este al área de Casas Grandes [Chihuahua], donde dijo a unos mexicanos que había estado incursionando por los Estados Unidos, matando a todos las personas de una caravana [los 10 mexicanos] y a varios negros [“Buffalo Soldiers”, lo que confirma que pudo estar en el robo de caballos de Ojo Caliente]. Para evitar ser perseguido, Juh llevó su campamento lejos de Casas Grandes para luego volver a New Mexico a incursionar. A los pocos días llegaron a su ranchería Gordo y Ah-dis para convencerle de que fuese a San Carlos, pero el jefe nednai estaba incursionando.
Mientras, el coronel Hatch envió sobre el terreno a todas las compañías del 9º de Caballería, y al resto
de tropas las distribuyó por los diferentes puestos de New Mexico. En septiembre, el teniente Charles B. Gatewood y su compañía “A” de exploradores apaches partió de Fort Apache para interceptar a Victorio, pensando que podía estar cerca de San Carlos, donde se encontraban sus familiares.
La banda de Victorio varió en tamaño varias veces, comenzando con 43 guerreros, llegando a sumar unos 300. Incluyendo mujeres y niños, su banda nunca excedió de 450 personas. Los periódicos de la época afirmaban que entre sus seguidores había comanches y navajos, pero eso no es cierto [varias fuentes afirman que había un comanche pero ningún navajo]. Varios apaches mescaleros mandados por Caballero y Muchacho Negro, junto a Caje, Manchito, Running Water, y Miguel Tuerto, se unieron a Victorio durante algún tiempo, lo que explica el elevado número de guerreros que tuvo. Crook Neck, más conocido como Carrizo Gallarito, era un mescalero que también se unió a Victorio cuando tenía 17 años. Magoosh, el jefe lipán, se unió a Victorio cuando este huyó de la Reserva Mescalero, llevándose a su familia. Su hijo Willie Magoosh nació en México. Como el éxito y la fama de Victorio crecía, jóvenes guerreros incrementaban su banda o al menos, lo emularon asaltando en sus propios territorios, aumentando la verdadera fuerza de su banda y dando la impresión de que era capaz de recorrer largas distancias en poco tiempo.
Victorio dejaba guerreros en la retaguardia para arrojar rocas de gran tamaño sobre los soldados que le perseguían, retrasando su marcha. Los apaches conocían bien el terreno, eran demasiado rápidos, montando sus caballos hasta que morían; se los comían y robaban más para continuar la lucha. Siempre en monturas frescas, Victorio los dividía en pequeños grupos, cruzando la frontera por Chihuahua antes de que pudieran ser interceptados. Allí conseguía municiones y suministros a cambio de no atacar una localidad. Algunos pueblos les ofrecían alcohol con la esperanza de que se emborracharan para poder matarles fácilmente más tarde. Victorio conocía ese truco prohibiendo a su gente beber alcohol mexicano.
Durante el breve período de presencia de Victorio en Chihuahua, el nuevo gobernador de New Mexico, Lewis Wallace, autor de la novela “Ben Hur”, solicitó a Washington autorización para crear compañías de voluntarios para perseguir a Victorio. Grupos parecidos, apresuradamente creados, fueron inútiles contra los ágiles apaches, teniendo muchas probabilidades de ser emboscados y derrotados por los que creían su presa. La petición fue rechazada, pero aseguraron a Wallace que más tropas federales se concentrarían en New Mexico. Sin esperar su llegada, las poblaciones crearon milicias para defenderse. Las localidades más grandes pudieron disuadir a los apaches de ser atacadas, pero las más pequeñas no pudieron armar hombres suficientes para hacer lo mismo. Cuando Victorio las atacó, las pérdidas fueron considerables.
El 16 de septiembre, Victorio estaba de vuelta en New Mexico. Los 23 hombres de la compañía “B” del capitán Byron Dawson, y la compañía “E” del capitán Ambrose Hooker, patrullaban por el suroeste de New Mexico buscando rastros de la llegada de Victorio. Otros 28 soldados de la compañía “C” del capitán Charles Beyer, y 24 de la “G” del teniente W. H. Hugo estaban cerca para apoyarles en caso necesario. El mismo día, 16 de septiembre, exploradores navajos del teniente Henry H. Wright encontraron un rastro de hacía dos días, en la cabecera del Sierra Blanca Canyon, llevando la noticia a Hooker para que acudiera a ese lugar. Mientras los guerreros de Victorio mataban el 17 de septiembre a dos civiles [Jack Hagan y Hunt], los destacamentos de Dawson y Wright siguieron el rastro hasta la cabecera de Las Animas Creek donde, el 18 de septiembre, se toparon con la banda de Victorio. Los exploradores navajos habían avisado de que los apaches estaban cerca. Ahí, fuertemente atrincheradas tras las rocas, con vistas a un profundo cañón, los apaches esperaban la llegada de los soldados. Victorio eligió el terreno para ese enfrentamiento. Cuando las tropas de caballería desmontaron y avanzaron hasta el cañón, un disparo mató a uno de los exploradores navajos y un nutrido fuego cruzado cayó sobre los soldados. Rodeados por tres lados, las dos compañías estaban cercadas.
A 4’8 km de distancia, el capitán Beyer, con la compañía “C” y el teniente Hugo, con la “G”, cabalgaron al galope al oír los disparos. Cuando llegaron, los 50 soldados desmontaron y avanzaron hasta el cañón, pero Victorio, en lugar de retirarse, no dudó en enfrentarse también a ellos, haciéndoles retroceder. Unos cinco hombres del destacamento al mando del teniente Robert T. Emmet quedaron atrás, pero gracias a su excelente posición y buena puntería, proporcionaron un efectivo fuego de cobertura para que el resto de los hombres se retiraran. Con la confusión y el humo de la batalla, Emmet consiguió retirar a sus hombres de la primera línea, siendo más tarde condecorado con la Medalla de Honor por su valentía.
Las compañías “C” y “G” se recuperaron de su sorpresa inicial, intentando desalojar a los hombres de Victorio, uno por uno, de las rocas que ocupaban. Después de una pelea de un día de duración, con cinco hombres muertos y uno herido, los soldados de caballería no fueron capaces de desalojar a los apaches de las rocas, pero establecieron contacto con las compañías “B” y “E” que seguían rodeadas, realizando un ataque al flanco de los apaches para que pudieran retirarse. El capitán Beyer dio orden de retirada, pero el teniente Matthias W. Day se negó, avanzando unos 180 metros bajo un intenso fuego para rescatar al soldado Jeremiah Crump o Caump, de la compañía “B”, herido de gravedad. De hecho moriría dos días después [Beyer quiso hacerle un consejo de guerra, pero una junta de investigación analizó lo ocurrido y más tarde recibiría la Medalla de Honor, junto al sargento John Denny, que también corrió bajo el fuego para rescatar al soldado Alfred Freeland, de la compañía “B”, que tenía un disparo en la pierna].
Con la retirada de los soldados, el campo quedó en manos de los apaches. En el informe que sometió a sus superiores, el comandante Albert P. Morrow, del 9º de Caballería, afirmó: “… el capitán Beyer hizo lo único que se podía hacer en tales circunstancias. He visitado el campo [de batalla] y estoy seguro de que sin la oportuna llegada del capitán Beyer, el destacamento del capitán Dawson hubiera sido aniquilado… Dawson describió la naturaleza del terreno y yo simplemente puedo afirmar que tardé 1 hora y 20 minutos en ascender al campamento indio y bajo fuego habría sido absolutamente imposible tomarlo al asalto con un destacamento de hombres, ya que el mío apenas pudo llegar hasta allí y eso que nadie disparaba contra nosotros”.
Al anochecer, los soldados rompieron el cerco. Hay diferencias en cuanto al número de fallecidos. El 23 de septiembre “The weekly Arizona miner.”, informó que hubo ocho muertos [cinco soldados, llamados Jeremiah Crump o Caump, Alfred Freeland, Peter Haines, y dos de nombre desconocido; dos exploradores navajos llamados Baraja y Sam; y un civil llamado Jack Hagan], y un herido. También informó que murieron 32 caballos y mulas. No dijo que 53 caballos y mulas quedaron abandonados, convirtiéndose la fuerza de caballería en gran medida en infantería. Las pérdidas de la banda de Victorio se estimaron en dos o tres guerreros, pero la costumbre apache de llevarse a sus muertos y heridos, hacía imposible hacer un recuento exacto. Por un breve tiempo, circuló el rumor de que Victorio había muerto en ese enfrentamiento. El “Daily Globe” publicó el 19 de octubre que Beyer perdió sus caballos, reata de mulas, y 8.000 cartuchos.
El informe del cirujano Lewis Kennon, del 22 de septiembre, al cirujano general del Ejército, el general de Brigada Barnes, difería del ”The weekly Arizona miner.”: ”Tengo el honor de informar de mi llegada a mi puesto el día de hoy a la vuelta de una exploración contra los apaches.
Dejé este puesto [Fort Bayard, Grant County, New Mexico] el 5 de septiembre con las compañías ”C” y ”G”, del 9º de Caballería, al mando del capitán Beyer, explorando en dirección sureste hasta el día 18.
Ese día, estando cerca de la cabecera del Río de las Ánimas, vimos a los indios.
Estaban delante y casi habían rodeado al capitán Dawson, del 9º de Caballería, con las compañías ”A” y ”B” de ese regimiento, con unos pocos navajos.
Permanecimos frente a ellos todo el día tratando de sacar al destacamento del capitán Dawson de su posición.
Finalmente, llegó la noche y bajo la protección de la obscuridad pudo retirarse a nuestra posición y juntos abandonar la zona, viajando unos 24 km hasta una posición segura.
Las pérdidas del destacamento fueron Peter Haines, de la compañía ”G”, muerto y dejado en el campo; Jeremiah Crump, de la compañía ”B”, con un disparo en el estómago, trasladado y fallecido al día siguiente; Alfred Freeland, de la compañía ”B”, con un disparo en el muslo, ahora bajo tratamiento; y dos exploradores navajos, Sam y Barrajo, que quedaron muertos en el campo.
Los indios se apoderaron de las medicinas y el instrumental que llevaban las mulas de carga que fueron tiroteadas.
Respetuosamente, Levis Kennon”.
Con las tropas iban varios civiles voluntarios. Uno de ellos fue entrevistado el 30 de septiembre por el ”Thirty Four”: ”… los indios se fijaron en nosotros [estábamos con el grupo que iba por un flanco en un profundo cañón rocoso] y las balas caían zumbando tan abundantemente que nos vimos obligados a desmontar y buscar refugio detrás de las rocas, y señor, nada más que desmontamos los indios vinieron derechos a donde nosotros y se llevaron los caballos… alrededor de 50 de nuestros caballos y mulas desaparecieron. Se llevaron toda nuestra reata de mulas con nuestras provisiones, munición, medicinas e instrumental del cirujano”.
El relato del minero concuerda con el informe de Kennon sobre la pérdida de su instrumental. La captura de una gran cantidad de munición de los militares y civiles fue de gran importancia para los apaches. Si es cierto que el ejército perdió 8.000 cartuchos, y Victorio lideraba entre 50 a 100 guerreros, significa que cada uno tenía de 80 a 160 cartuchos.
Al amanecer del día siguiente, el comandante Morrow puso en marcha a todas las unidades disponibles. De un total de seis oficiales y 191 soldados, 73 de ellos y 36 exploradores iban a pie como resultado del enfrentamiento con Victorio. La primera noche acamparon junto al río Mimbres, cerca del rancho Thompson, desde donde Morrow envió a las Mimbres Mountains a los subtenientes Charles B. Gatewood [con sus 19 exploradores apaches y 26 soldados del 6º de Caballería, de Fort Apache]; Augustus Perry Blocksom [con sus 18 exploradores apaches y 35 soldados del 6º de Caballería, de Fort Grant]; y Robert D. Emmett [con sus exploradores navajos de Fort Union], recién llegados de Arizona, los dos primeros, y de New Mexico, el último, sospechando que allí estaba el campamento de Victorio. Mediante el uso de mulas de carga, podrían viajar más rápido. Mientras tanto, el resto de las fuerzas, llevando carros con suministros, tomaría un antiguo camino alrededor de la sierra. El plan era que Gatewood y Blocksom atacasen desde el oeste, mientras que Morrow lo haría por un valle desde el este, atrapando así a Victorio entre dos fuegos. Gatewood y Blocksom, yendo relativamente rápidos, llegaron a donde creían que estaba el campamento de Victorio. En cambio, Morrow avanzaba muy lentamente a causa de los carros, por lo que cuando llegó y comenzó la operación, Victorio se había ido [había abandonado el lugar tres días antes]. Morrow rastreó innumerables valles y picos de escarpadas montañas sin éxito. El escurridizo enemigo se había esfumado.
El destacamento de Blocksom salió en su busca, localizando el rastro de Victorio cerca del río Arroyo Seco. Llovía constantemente y los soldados sufrían sus consecuencias. Después de tres días, los exploradores determinaron que Victorio sabía que estaba siendo seguido. En su camino dejaba animales enfermos que dejaba morir, no realizando ningún esfuerzo en ocultar su rastro. La lluvia terminó, apareciendo un sol abrasador que quemaba a los soldados con sus uniformes de lana. Los exploradores se adelantaron a buscar agua que apenas tenían debido a que el destacamento había seguido la pista durante 11 días.
Mientras, el 28 de septiembre, los exploradores apaches descubrieron el campamento de Victorio en un